Hay una cosa que me molesta tremendamente, y es el desprecio que se le hace constantemente a la comedia. La comedia es un género difícil, mucho más complicado que el drama, porque aunque escribir siempre es una tarea complicada, en el caso del drama el ritmo está más predefinido, sabes de dónde vienes a dónde vas y más o menos puedes tirar de una plantilla sin caer en la comedia involuntaria, mientras que la comedia exige ritmo, exige controlar los tiempos con mucha precisión y, sobre todo y ante todo, exige sentido del humor. Pero no solo por parte del autor, porque a veces el público es escoría inhumana que no tiene sentido del humor.
Y esto viene a cuento por What If, sí, una antología que no me ha parecido ninguna maravilla, con una animación que tampoco me ha gustado mucho y que tampoco me parece que haya innovado gran cosa, pero que aun así ha conseguido que el personal se polarice a lo burro diciendo «pues el de la Capitana Carter es el mejor» «pues a mi me parece que el mejor es el de los zombies» «el del Doctor Extraño es horrible» «pues a mí el del Doctor Extraño me parece el mejor» y así hasta que llega un animal y dice que el de Thor es flojo cuando no directamente una mierda. Y entonces yo saco la motosierra y me toca hacer una escabechina, porque seguramente el de Thor sea el mejor episodio de toda la antología con diferencia; no ya solo porque sea el episodio que cuenta con más actores originales -que no es que sea importantísimo pero es un plus a tener en cuenta- si no porque es el que tiene una estructura, un ritmo y en general el mejor guión de toda la antología. Y eso os lo dice un notas que considera que (casi) todos los What If tienen que acabar con la destrucción del universo o algo peor…
«¿Y sí Thor hubiera sido hijo único?» es comedia, una comedia enraizada en las comedias ochenteras de adolescentes que dan una fiesta mientras sus padres están fuera; todas las series familiares de aquellos tiempos tenían un episodio así, y es que si Thor no hubiera tenido la responsabilidad constante de cuidar de su hermanastro Loki muy probablemente habría acabado siendo un niñato de cuidado. Y no solo se basa en esas comedias de niñatos de vida perfecta liándola, a su vez también tiene rasgos de comedias más recientes como Resacón en las Vegas/The Hangover, con personajes despertándose sin recordar exactamente qué es lo que hicieron la noche anterior y como han acabado en una situación «peculiar». Y para que nadie se sienta estafado o decepcionado por no ver lo que esperaba, el episodio empieza con tres minutos que dejan claro el tono de lo que vamos a ver: primero tenemos a Jane Foster y Darcy siendo Darcy para pasar a un Thor que llegua a Las Vegas via Bifrost avisándo a los habitantes de Midgard de que sus vidas han terminado y que se preparen para… El Príncipe de la Fiesta, la juerga de sus vidas. Y así le deja claro al personal de que va el episodio, para que acto seguido el Vigilante explique el porqué de que el personaje haya llegado a esa situación. Y si no te gusta, pues cierras la pestañita y te pones a ver otra cosa, yo que sé, Blue Sky o una serie de esas de cazar psicópatas que son tan serias.
Que alguno me dirá «es que éste Thor no es Thor», y yo le diré «mis cojones». Porque es el Thor más Thor que te puedas echar a la cara, porque el Thor de antes de Donald Blake se supone que era un soberbio y un irresponsable. Porque dejando de lado que el Vigilante ya nos cuenta cómo este Thor se volvió tan tarambainas gracias a que nunca tuvo que soportar a Loki como hermano, en la base del Thor marveliano está el hecho de que él no era suficientemente responsable como para ser el Rey de Asgard. Que era un soberbio, un sobrado, que era un vikingo berserker y que siempre le ha gustado la juerga y abusar del hidromiel sin correr con ninguna consecuencia. Por eso no es tan raro que un Thor que ha crecido en un Asgard en paz -el propio episodio nos cuenta que con Loki criándose junto a su padre la guerra entre Jottunheim y Asgard termina, con lo que Thor y Loki se hacen amigos- sea más irresponsable; para mí éste es uno de los mejores What If precisamente porque no se ha tomado la pregunta como una excusa para contar la historia que le da la gana, si no que la utiliza para jugar al juego de las consecuencias estupendamente.
Porque las consecuencias no solo se notan en Thor; sin ir muy lejos Freya ya no se queda en Asgard a velar a su amante esposo dormido, si no que se va a «celebrar el solsticio». Personajes de razas alienígenas que eran completamente desconocidas a un Thor que estaba todo el día en las trincheras asgardianas aparecen en la fiesta de Midgard siendo viejos amigos suyos, dejando claro que la paz engendra estupendas relaciones diplomáticas; el que Midgard sea considerado como «el planeta más desarrollado entre los subdesarrollados» parece venir más por el hecho de haber estado aislado del resto que por cualquier otra razón mística que se nos pueda ocurrir. Para cuando la Capitana Marvel llega y nos encontramos en el nudo de la historia, el episodio ya nos ha entregado las llaves de absolutamente todo lo que va a ocurrir: Thor se va a pegar con ella un buen rato, Jane va a intentar salvar el día por una vía alternativa, esa vía alternativa va a ser a través de Freya, Darcy va a seguir haciendo de Darcy…
Y en el fondo en la pelea entre Thor y Carol (y María Hill) tenemos un enfrentamiento entre los dos Thor, el Thor responsable, legendario, sobrio, el «épico» que dirían algunos y el Thor fiestero, más humano, el que tiene sentido del humor y se tropieza con su propia capa. Los dos son facetas de Thor llevadas al extremo, porque el Thor «verdadero» no deja de ser una mezcla de ambos, a pesar de que haya demasiados lectores -y guionistas- que se obcecan y solo son capaces de ver al primero. Y es en esa exploración del carácter de Thor a través de la comedia donde creo que está la principal virtud de este episodio, porque a mi juicio era más que necesaria; tras dos películas de Thor más centradas en el drama -aunque tenían su punto de comedia y Thor hacia el tonto, por supuesto- a las que no les fue muy bien en taquilla y otra volcada en la comedia que arrasó entre crítica y público, parecía que todo lo que nos iban a presentar a partir de ahora era a Chris Hemsworth de cachondeo.
O al menos ésa es la percepción que tienen muchos de la versión de Taika Waititi, pero como comprenderéis yo no estaría de acuerdo con esa visión porque, como decía al principio de éste post, la comedia es algo muy serio, y el desarrollo de un personaje a través de los errores y los trompazos suele tener que estar mucho más cuidado que si estuviera definido por una línea recta de «aquí está el héroe, ahí está el villano, aquí te quema el rancho, allí te pegas con él y ya tienes montado tu viaje del héroe». Porque las mejores comedias «de construcción» se basan en que los personajes son humanos y se desarrollan a través de asumir sus propios errores. Puede que tu protagonista al final de la historia no aprenda absolutamente nada, pero por el camino las circunstancias le van a forzar a plantearse sus actos, aunque solo sea para seguir haciendo lo mismo o peor. En este episodio de What If vemos a una Jane que se deja llevar por la fiesta, que trata de mediar y que finalmente acaba siendo la que arregla la situación viendo a este Thor como lo que realmente es -un niñato-, mientras que la que menos aprende de todo este asunto es la Capitana Marvel, porque se pasa todo el episodio pensando en solucionar todo a porrazos -es el Thor serio, el Thor «épico»- y al final descubre que todo lo que ha hecho no ha servido de gran cosa, teniendo que conceder que la mejor solución es la de Jane y dejar que el fiestero «se vaya de rositas».
En definitiva, que creo que éste es el episodio más redondo de What If. Personalmente creo que el personal se ha flipado bastante con esta serie, que no deja de ser un cajón de arena para los guionistas de Marvel Studios, una fiesta para incondicionales con la que pasar el rato y no una pieza clave del «metarrelato». Al final What If establece en su contrato con el espectador un «todo vale» que para mucha gente es difícil de asumir; por eso el propio cómic no era para todos los públicos, no ya solo porque la serie degenerara de mala manera y acabó siendo el estercolero de Marvel, si no porque en su planteamiento editorial estaba la idea de que ninguna historia podía ser mejor que la original de la que derivaba y porque los editores tenían más manga ancha con los guionistas que no sabían ni por donde salir y acababan destruyendo el universo porque no se les ocurría otro final. En el What If de Marvel Studios hemos tenido episodios que directamente no tenían un final, que acababan con un cliffhanger loco sin ningún sentido o directamente de la forma más anticlimática posible; todo vale porque ésto es What If.
Por eso valoro tanto esta comedieta de Thor, por eso disfruté tanto con ella y por eso me parece el mejor episodio de la antología. Es todo lo que debería ser un episodio de What If y prescinde de sus peores vicios, con lo que me parece incomprensible que algunos lo consideren «el más flojo» o directamente crean que es malo, malísimo y lo peor que ha hecho Marvel en toda su historia. Que los hay. Pero bueno, para esos lo único que tengo son las inmortales palabras de Juan Joya, aquello de «tú no te ríeh, tu no ereh de aquí…»