A la hora de realizar un tie-in para algún evento superheroico suele haber dos formas de hacer esto, limitarse a contar alguna anécdota irrelevante para el desarrollo del evento, como sacar a algún héroe pegándose con los “minions” del villano y así salir del paso o aprovechar la oportunidad de utilizar el evento como excusa para contar algo interesante. Y esto es lo que han hecho Anthony Oliveira y Jan Bazaldua con el tie-in que han protagonizado Wiccan y Hulkling dentro de The Last Annihilation, donde los sucesos del evento quedan un poco en segundo plano para centrarse en explorar y desarrollar el pasado y el presente de unos personajes de los que no recuerdo si he hablado alguna vez por aquí… Así que tras avisar de que habrá una cantidad moderada e inevitable de SPOILERS sobre el evento y este especial, vamos a meternos en faena.
Dormammu prosigue con su imparable ataque por toda la galaxia y esta a un paso de consumir todos los mundos que necesita para formar un pentagrama cósmico en el espacio con que el obtener un poder inimaginable. Dos mundos entre los que se encuentran Hala y Skrullos, las capitales de los antiguos Imperios Kree y Skrull ahora unificados en la Alianza y cuyas defensas están siendo lideradas por el Emperador Hulkling y su Príncipe Consorte Wiccan. Dos héroes que tendrán que hacer frente a una amenaza mortal y proteger su nuevo hogar y que aunque les separe todo el espacio jamás estarán luchando solos…
Tras la pequeña decepción que supuso el anterior especial de Wiccan y Hulkling, enclavado dentro del evento de King in Black, y que caía de lleno en el primer ejemplo que citaba al comienzo, la anécdota irrelevante, esperaba con muchísimas ganas la publicación de este nuevo especial. Y es que sobre el papel nos encontrábamos ante el mismo tipo de cómic, el tie-in que se publica para exprimir al máximo el bolsillo de los lectores, aquí había una diferencia notable, Anthony Oliveira.
Este guionista que debería prodigarse mas ya tenia experiencia escribiendo a estos dos personajes a los que adora en situaciones similares, primero en el War of The Realms: War Scrolls y en Lords of Empyre: Emperor Hulkling. Dos historias en las que el evento de turno quedaba en segundo plano y aprovechaba para desarrollar a esta pareja en mayor profundidad de lo que suele ser habitual en personajes que solo aparecen en series corales con demasiados personajes que tratar. Unos cómics en los que se apreciaba no solo un cariño enorme tanto por los personajes como por la historia de Marvel, sino también un manejo de la retro-continuidad y respeto por quienes le han precedido que debería ser mas común en el medio.
Y como esperaba no estaba equivocado. The Last Annihilation: Wiccan & Hulkling es justo lo que quería que fuese, un especial en el que el evento esta ahí de fondo con los Sinmentes destruyendo cosas y una proyección de Dormammu hablando con nuestros héroes mientras su atención principal se centra en lo que esta sucediendo en Guardians of The Galaxy y S.W.O.R.D., pero lo importante es otra cosa. Aquí lo importante son Wiccan y Hulkling, lo que significan el uno para el otro, para la Galaxia y su historia, buceando en la continuidad (a veces muy lejos) para darles a los personajes un desarrollo del que no siempre pueden disfrutar al carecer de serie propia.
Las treinta y pico paginas de las que consta este especial han cundido mucho, y en ellas hemos podido ver como ese enfrentamiento algo intrascendente contra las fuerzas de Dormammu es salpicado con flashbacks repasando la historia de sus protagonistas y aclarando momentos que hasta ahora no habíamos visto, que se alternan con escenas en el presente que si bien no hacen avanzar en nada el evento (ni falta que hace), si que sirven para hacer avanzar a los personajes.
Explorando el pasado de los personajes nos encontramos con como la homofobia a la que tuvo que hacer frente Billy en el instituto le llevo a convertirse en alguien retraído que buscaba alejarse de los demás hasta que conoció a cierto jugador de fútbol americano que como el también ocultaba unos cuantos secretos. Aquí Oliveira no solo nos muestra por fin como ambos se conocieron (quince años después de debutar en el vol1 de los YA) sino que agarrando fragmentos de historias aparecidas en aquel volumen construye un pasado común para ambos, de como ambos acabaron haciendo frente a los matones que les atormentaban o se aprovechaban de ellos, como se enamoraron y como un buen día apareció ante ellos un joven del futuro embutido en una armadura que les pidió su ayuda para salvar el mundo.
Pero Oliveira no se queda aquí y sigue rescatando momentos de historias pasadas para seguir construyendo el pasado y el presente de estos personajes, escarbando en lugares tan insospechados como los New Avengers de Ewing, Siege o la mismísima Operación: Tormenta Galáctica. Un evento del que Hércules no guarda aquí demasiados buenos recuerdos (no se si alguien guarda buen recuerdo de aquello), y que a Oliveira le sirve para rescatar un elemento casi olvidado de ese pasado para forjar (literalmente) parte del futuro de Wiccan y Hulkling. Algo que que para quienes echamos de menos a Mar-Vell resulta de lo mas emotivo.
Aunque no todo se limita a explorar el pasado, ya que el presente también tiene mucho que ofrecer. Un presente en el que nos encontramos con lo que ya es un chiste recurrente en Oliveira, el mostrarnos como Billy por algún motivo parece soñar a diario con M.O.D.O.K. y que ha aparecido en cada historia que ha escrito de estos personajes. Algo que espero que en el futuro de pie a que se enfrenten al grotesco villano que Oliveira pueda escribir dicha historia.
Pero también nos encontramos con momentos mas series como esa esperada conversación entre Hulkling y Phyla-Vell, ambos hijos del Capitán Mar-Vell aunque de diferentes realidades, esos “hermanos” que no lo exactamente pero casi. Una conversación en la que se nos “revela” que esa falta de interacción entre ambos se debe a que ella le ha estado evitando activamente (y también sin duda porque Al Ewing con tanto crossover y personajes no haya encontrado un hueco para ello) por recordarle al hermano que se volvió loco de poder en su realidad y que no era Genis como en el 616 sino otro Dorrek, probablemente el doble de Hulkling en aquella realidad.
Y si hablamos del presente es inevitable que se mencione algo que va a afectar y mucho a uno de sus protagonistas, Wiccan. A lo largo del crossover hemos visto como este aun no sabe que Wanda ha sido asesinada en Krakoa, y se nos había revelado en S.W.O.R.D. que Abigail Brand ha estado bloqueando las transmisiones entre la Alianza y Tierra para que siga sin hacerlo y que su atención se centre en la batalla contra Dormammu. Pero aquí vemos también que Brand tiene miedo, teme lo que pueda hacer alguien con el nivel de poder de Wiccan, capaz de rehacer la realidad, y que como dice ella quizás tenga el temperamento de su familia, cuando sepa lo que ha sucedido. Y han estado recalcando tanto en tantas series que aun no sabe nada, que da la impresión de que cuando se entere Krakoa va a tener un problema enorme en sus manos.
Un cómic en cuyo apartado gráfico tenemos a Jan Bazaldua, a quien quizás algunos recuerden de la serie Mr. & Mrs. X (la de Picara y Gambito) quien hace aquí un trabajo extrañamente irregular. Su estilo se presta mucho a cierta desproporción de los personajes y muchos de estos tienen unas frentes enormes que a veces quedan un poco raras. Y alterna paginas que da gusto verlas como esta media que aparece aquí debajo con Wiccan enfrentándose a hordas de Sinmentes, o momentos mas íntimos en los que uno puede saber que pasa por la cabeza de los personajes sin necesidad de diálogos, con paginas en los que estos carecen de toda expresividad. Algo que supongo que puede haberse debido a las prisas, pero que teniendo en cuenta que el especial tiene muchos mas momentos buenos que flojos en lo gráfico, no se lo tendría demasiado en cuenta.
Cómics como este nos recuerdan de nuevo como esa continuidad que tanto maldicen muchos lectores y autores, sigue siendo una herramienta narrativa importantisima que cuando se sabe manejar bien da pie a cómics de los que vale la pena leer y releer (y eso que aquí Oliveira ha patinado un poquito con la cronologia en un punto concreto del pasado de Billy, pero se lo dejare pasar). Algo que por suerte, y sin salir de Marvel, Oliveira no es el único que sabe manejar muy bien, por ahí tenemos a gente como Cates, Ewing o Zdarsky, pero que deja en mal lugar a todos esos creadores que tratan a sus personajes como fichas intercambiables de colores con las que hacer lo que se les antoje para encajarles, a martillazos si hace falta, en la historia que quieren contar.
Pero aunque he disfrutado muchísimo con este especial ahora toca volver a tener que conformarse con leer las aventuras de estos personajes en lo que queda de The Last Annihilation (que siendo de Ewing seguro que valdrá la pena), en la serie Guardians of the Galaxy donde comparten espacio con un reparto enorme que muy a menudo deja poco espacio para el desarrollo, o casi seguro que también en eventos como Trial of Magneto (cuando Wiccan se entere de lo que ha pasado la va a liar). Todo mientras espero con resignación a que algún día en Marvel decidan darles serie regular o maxiserie larga o que revivan a los Young Avengers de una vez, que ya han pasado siete años desde su ultima serie (¡Y se que Diógenes se alegra de ello!).
Algo que quizás este mas cerca de lo que podría parecer, ya que en los próximos meses Marvel va a reeditar los Omnibus correspondientes a las etapas en Young Avengers de Allan Heinberg y Jim Cheung por un lado y la de Kieron Gillen y Jamie McKelvie por el otro, y que el primero de ellos se pondra de nuevo a la venta el mismo mes que se estrena Doctor Strange: Multiverse of Madness, película en la que la Bruja Escarlata busca a sus hijos (Wiccan y Speed) aparece America Chavez y se rumorea que también Kid Loki, yo diría que los personajes están a punto de debutar a lo grande en el MCU y que con ello con suerte podremos disfrutar de un nuevo volumen de su serie en cómic. Una serie que deseo con todas mis fuerzas que escriba Anthony Oliveira porque ha demostrado que tiene el talento y el cariño necesario para ello y se lo ha ganado con creces.