Vamos a a hablar de HARDWARE. Sí, ya sé que no son tebeos, pero al final M’Rabo se pasa el día haciéndole publicidad a Disneyplás, yo escribiendo sobre crisclaremon y en general ya es hora de hablar de algo distinto, que por algo es verano y hace algo de calor. Así que vamos a hablar de un trasto que se anunció hace poco y que seguramente ninguno de vosotros tengáis intención de comprar. Con todos ustedes, damas y caballeros, el STEAM DECK.
El Steam Deck es un PC portátil sin teclado y con una pantalla chiquitaja, así de simple. Que te podrías comprar un portátil con pantalla de 17 pulgadas y 1440p de resolución que ahí se ve Wandavision que parece el IMAX, pero no, quieres un PC que parezca una Switch porque no te vale con tener un PC, tres consolas (una enchufada a la tele y el resto cogiendo polvo, como debe ser), un móvil, un tablet, un altavoz de amazon de esos que te espían y seguro que hasta tienes una raspberry y una megadrive mini de 3 botones, porque nunca tenemos suficientes cacharros. Así que necesitas un Steam Deck, porque el Steam Deck es de Valve y Valve nunca nos ha decepcionado, siempre ha soportado todos sus productos de principio a fin y nunca los ha saldado de mala manera cuando absolutamente nadie se lo compró a pesar de que todas las webs que los reseñaron los pusieron de maravilla a pesar de que a nadie le gustara el mando aquel que sacaron y todos lo tengan cogiendo polvo en algún cajón.
Steam Deck tiene una pantalla táctil de 7 pulgadas, que es lo que Nintendo diría que suficiente pero para todos los que se acercan inexorablemente a los 50 años supone ponerse las bifocales gordas, sobre todo si tenemos en cuenta que de tanto toquetear la pantalla fijo que se enguarra cosa mala y llegará un momento en el que ya no sepas si te estás quedando ciego o que te está comiendo la roña. Y ojo, que la pantalla va a 1280×800 píxeles de resolución, lo cual es un tanto pocho teniendo en cuenta que ni de coña se juega bien a Crusader Kings 3 y demás juegos de gestionar vidas humanas a golpe de ratón con una resolución tan baja, pero lo dicho, si la Switch tiene menos resolución y le va bien, pues con esto también valdrá.
Respecto a las tripas, pues como que lleva un microprocesador de AMD que es más o menos lo mismo que llevan las nuevas consolas, un Zen 2 y va que chuta, con 16GB de RAM y luego ya según la pasta que apoquines 64GB de almacenamiento -para jugar solo a juegos de Good Old Games que no sean de CDProjekt, porque vaya, 256GB o 512GB, siendo estos ya discos duros más rápidos porque son NVMe de esos raros ultramodernos. Y una ranura microSD para que le metas una tarjeta de 2TB que buena falta te hará si es que te apetece jugar al Red Dead Redemption 2 o algo parecido que se crea que tu disco duro es su rancho y tú los indios a los que echó para poder construirlo. Y bueno, llegados a este punto, hablemos de los botones…
Tanto cruceta como los cuatro botones frontales están en la esquina superior izquierda y derecha respectivamente, demandando una luxación de pulgares para poder ser usados. Del mismo modo, los analógicos están colocados más o menos a la misma altura pero en el interior, por lo que tenemos que usar la punta de los dedos para poder usarlos, algo tela de ergonómico; si tienes las manos pequeñas apenas llegas, si tienes las manos grandes los botones son demasiado pequeños… Por otro lado, la estrella de todo esto son los dos trackpads colocados a ambos lados de la pantalla en lo que llamaríamos el «sweet spot» del cacharro, con los que supuestamente controlaríamos cualquier juego de ratón con perfecta comodidad. Valve ya se rindió para convencernos de que se puede jugar a CounterStrike con total precisión con estos artilugios del demonio y ya promociona FPS como Doom Eternal manejados por stick y hasta giroscopios (que aberración) con lo que nos quedaremos con que para lo único que valen los trackpads esos es para jugar al Civilization no ya V, si no al VI. Y creedme, se controlaba fatal y se controlará igual de mal.
Y por lo demás pues bueno, que tiene una autonomía entre 2 y 8 horas (esto es, dura 2 horas jugando y 8 horas con el salvapantallas puesto), un ventilador (algo que nos encanta en consolas portátiles, llevar un ventilador) que pesa unos 669 gramos, lo que es más de medio kilo y que lleva un sistema operativo basado en la distribución arch de Linux (vamos, el SteamOS) pero que todo el mundo le podrá instalar el Windows y lo que le apetezca, que por algo es tu trasto y con el haces lo que te viene en gana, ¡faltaría más!
CONCLUSIÓN: No hemos probado el trasto y solo hemos visto la promoción del mismo, así que todas estas impresiones son apresuradas y en absoluto fiables. Sin embargo, me atrevo a decir que si teneis los 419, 549 o 679 euros que vale el cacharro, estoy convencido de que para el primer cuarto del año que viene -que es cuando sale la cosa esta- encontraréis mejores opciones en el mercado de algo equivalente. Digo, porque no es ni mucho menos la primera vez en la que alguien -se llame valve o se llame Nvidia- saca un PC «consolizado» portatil y la cosa se queda en nada y porque, además, un ordenador portátil al que le conectes un mando de consola y un ratón ya hace casi todo esto y lo hace mejor. Y es que si la consola «de bolsillo» de Valve no se puede llevar en el bolsillo… ¿Qué ventaja tiene sobre un PC portátil?