En realidad no la necesitamos, prefiero que hagan buenos tebeos y últimamente hasta los 4F de Slott me están resultando entretenidos, todo un milagro para una serie que en los últimos treinta años me lo ha hecho pasar más mal que bien. Pero existen bocachanclas, criaturas de la oscuridad devoradoras de sus propias heces, que van por ahí diciendo que los 4F «ya tuvieron su oportunidad». Que son personajes «pasados de moda», «destinados al fracaso», y que es mejor hacer otra película de X-Men «porque es un éxito seguro» como si fueran accionistas de la Disney o algo. Yo quiero una película de los 4 Fantásticos no solo porque me gustan los personajes, si no porque, en cierto modo, una película del cuarteto es reivindicar a Jack Kirby.
Sí, es cierto, es dinero para los bolsillos de Disney que los Kirby no verán jamás (aunque ojalá me equivoque) pero, a pesar del éxito de películas como Capitán América, Vengadores y demás, sigo teniendo la sensación de que el Jack Kirby más puro, el auténtico y sin cortar sigue sin haber explotado en la pantalla de cine. Me acuerdo siempre de la anécdota que contaba Mark Evanier sobre aquella exposición en la que al propio Kirby le preguntaron si los cómics reflejaban la realidad y él respondió que los cómics trascienden la realidad, que no necesitan reflejarla porque un reflejo es una versión del revés, mientras que los cómics al trascenderla te ayudan entenderla. Y pienso en ese rollo platónico que soltó Kirby y me doy cuenta de que el lastre que ha arrastrado el cine durante décadas ha sido, primero por falta de medios y luego por vergüencita, el tratar de ser «realista». El ser creíble, verosímil, el imitar la realidad a pesar de contarnos siempre los mismos tópicos y arrastrar siempre las mismas historias. Y Los 4 Fantásticos de Jack Kirby fueron un «que le jodan a todo eso» en toda regla, un romper la baraja cuando más falta hacía. Y precisamente éso es lo que necesita el cine -y el cómic- ahora mismo, necesitan Kirby sin cortar.
¿Qué puñetas se le pasa por la cabeza a un diseñador de vestuario cuando cae en sus manos un diseño de Jack Kirby y el director/productor le dice «hay que modernizar esto»? Pues aunque soy de los que creen que Kirby puede funcionar directamente y sin filtros, tal vez si haya casos en los que toca modernizarlo, porque al fin y al cabo las modas cambian y son diseños de hace 60 años, pero «modernizar» no significa cargárselo. Ni «homenajear» tampoco significa sacar el traje original en versión carnavalero y hacer coña con él. Jack Kirby trascendía la realidad y sus 4 Fantásticos son precisamente la mayor demostración de ello porque no tenían límites. A diferencia del Cuarto Mundo o Eternos, no había un plan maestro detrás de toda la serie, había aventuras cada mes conociendo un nuevo aspecto del universo, absolutamente todo valía de un número para otro. Descubrías el mundo mes tras mes, las apuestas estaban altísimas en un número y bajísimas en el siguiente, era una montaña rusa cósmica en la que unas veces estaba en juego el destino del mundo y en otras simplemente aprendias a querer a un monstruo que en principio odiabas. Éso eran sus 4 Fantásticos, un cómic que no sería posible en el ambiente de capitalismo desbocado y control absoluto de los ejecutivos de la Disney en el que vive Marvel (y otras tantas) hoy en día.
Por eso más de uno me dirá que lo que hace falta no es tanto una adaptación de Los 4 Fantásticos como tales si no una versión «espiritual», y es en ese momento cuando te paras a pensar y te das cuenta de que, así como en la adaptación de otros personajes de Marvel Feige ha cogido ciertos rasgos diferenciales por separado y se ha centrado en ellos adaptándolos a un formato de película de acción «spielbergiana», con Los 4 Fantásticos eso no cuela, porque -no me cansaré de repetirlo- los 4F te demandan Kirby sin cortar. No centrarte en la anécdota de «la primera familia», no, te está pidiendo que rompas la forma de hacer películas, te está pidiendo que rompas la forma de contar historias, te está pidiendo que seas original y que saques la cosa más rara, algo novedoso, algo distinto. Que rompas la baraja tal y como Kirby hizo en su día, que el traje «no sea realista o verosímil» ni sea una fotocopia del diseño de Kirby, no, si no que trascienda a la realidad. Porque si no no va a funcionar, porque los 4 Fantásticos demandan criaturas nuevas y sociedades imposibles, exigen que cada vez que pases la página no sepas que te vayas a encontrar.
Y el problema de un cómic que tiene sesenta años está precisamente en el hecho de que se cree que ya no es original, ya está viejo, ya lo han copiado y le han sacado todo el jugo… Y por eso las películas de los 4 Fantásticos están destinadas al fracaso, no van a funcionar. Porque llevamos 50 años leyendo historias de los 4 Fantásticos que están mal, que son recuperar lo viejo y no hacernos alucinar a cada página (hay excepciones honrosísimas, lo sé) y por eso es muy complicado que alguien que no vivió en su momento la experiencia de tener una locura mes tras mes, página tras página, sea capaz de entender y escribir un guión digno del legado de Jack Kirby.
¿Quieres hacer un cómic como los 4 Fantásticos? Haz como Jack Kirby, quítate el freno, tira la goma de borrar y trasciende la realidad, trata de ver lo que hay más allá de su reflejo. Trata de llegar lo más alto posible sin miedo a caerte, porque éso es lo que hizo Jack Kirby y aunque es casi imposible que llegues a su nivel, la idea es intentarlo con todas tus fuerzas. Lo mismo va con una película de los 4 Fantásticos, atrévete con absolutamente todo y tira tus ideas preconcebidas, el viaje del héroe y demás recetas mágicas del guión cinematográfico a la basura. A la mierda el plano contraplano, a la mierda todas las ñapas cgi y el lens flare, aquí todo va a ser raro, imprevisto y ésa es la única forma en la que va a funcionar.
Los 4 Fantásticos es la película más importante del género de superhéroes precisamente porque es la más difícil de hacer, porque es la película imposible. Y precisamente por eso merece la pena intentar hacerla.