Pues se ha acabado Black Lightning. No sé si a estas alturas todavía quedaba alguien que la viera -ni siquiera M’Rabo lo hacía, fijaos como estaba la cosa- y la serie, que supuestamente estaba preparado su final desde el momento en el que se empezó a escribir la temporada, ha terminado de una forma tremendamente chapucera; deprisita y en el último episodio. Para los que os perdierais la tercera, aquí va breve resumen antes de que me ponga a desmenuzar la cuarta…
Si la primera y segunda temporadas había girado en torno a la venganza de Jefferson Pierce/Black Lightning contra el malvado Tobias Whale -un mafioso que mató a su padre- que había llenado su ciudad (Freeland) de una droga que dapoderes a los chavales y que la mayor parte de las veces los mataba, la tercera giró sobre una invasión de un pais inventado en los Outsiders (Markovia) y el gobierno de EEUU mirando para otro lado mientras Black Lightning y su familia trataba de defender su ciudad como podían, acabando la cosa en la muerte del jefe de policía de Freeland y mejor amigo de Jefferson, cosa que para cuando empieza la cuarta temporada (un año después) le tiene perjudicadísimo porque le ha embajonado mucho y cosas.
Pero tan embajonado que los primeros episodios son todos sobre Jefferson arrastrándose por el suelo, buscando peleas, negándose a ser Black Lightning y usando sus poderes a cara descubierta -aunque milagrosamente nadie se dió cuenta- mientras Tobias Whale volvía a hacerse con el control de los bajos fondos de Freeland e iba consiguiendo apoyos para convertirse en alcalde sin que Black Lightning se molestara en hacer nada, a pesar de que el pérfido villano ahora conoce su identidad secreta y la de toda su familia y no se corta en manifestar su deseo de matarlos a todos de la peor forma posible. Mientras tanto, se supone que el interes del espectador debería estar en el resto de la familia Pierce, con Anissa y su novia casándose y manteniendo el negocio familiar superhéroico y Jennifer convirtiéndose en la gran superhéroina de la ciudad hasta el punto de que la nueva jefa de policía, con el apoyo de Tobias Whale, decide que es el enemigo número uno de la ciudad porque «todos los metas son gentuza». Pues estupendo.
Jennifer tuvo una evolución curiosa a lo largo de la serie, porque empezó siendo la chica normal que quiere ser normal pero su chico acaba convertido en un asesino esquizofrénico llamado Painkiller y ella recibiendo unos poderes que odia, para pasar a convertirse en una muchachuela que disfruta muchísimo «siendo especial», hasta el punto que para cuando empieza la temporada está enviciada a subir volando hasta la ionosfera para «recargar» sus poderes; y es que el tema principal del primer tramo de la tercera temporada fueron las adicciones, con casi todos los personajes desarrollando alguna adicción que acaban dejando bruscamente para mitad de temporada. En el caso de Jennifer la cosa es mucho más espectacular todavía, porque en una de sus visitas a la dichosa ionosfera su cuerpo se relaja tanto… Que se deshace.
Por supuesto, Black Lightning y su banda consiguen salvar a la chavala y volver a juntar todas sus partículas, pero la serie aprovecha para cambiarnos de actriz porque «oh vaya, el ADN es el mismo, es ella, ¡pero ahora mide una cabeza más y es hasta mejor actriz!». Vamos, que la serie salió ganando con el cambio y las tramas de «neojen» tuvieron más interés que todos los tejemanejes de Tobias Whale y su matón tomado de prestado de Gotham (literalmente, era el mismo actor que hacía de Victor Zsasz en Gotham que en esta serie tiene un papel casi idéntico) o la jefa de policía mutantófoba. Para cuando llegamos al penúltimo capítulo de la serie, Whale consigue un cacharro emisor que anula los poderes de todo el mundo en Freeland y se hace el putoamísimo de todo, llegando a humillar a Jefferson hasta el punto de obligarlo a cederle la casa de su padre -en la que mató a su padre ante sus propios ojos- y así es como Black Lightning, sin poderes y aun así tratando de mantener su código ético de no matar, se lleva un cacharro que supuestamente va a borrar los recuerdos de Tobias Whale y así por lo menos salvar a su familia o algo. Por supuesto fracasa y Tobias lo «mata» al final del penúltimo episodio.
Y es aquí donde empieza el despropósito del último episodio, con Jefferson saliendo de la tumba y curándose de todas sus heridas, la Jennifer original volviendo de la nada y declarando impostora a la nueva -que de repente se vuelve requetemalísima y cuenta que es una entidad de la ionosfera que tenía envidia de los «seres con cuerpo»- o con Black Lightning, tras cuatro temporadas de decir que matar esta feo y esta mal, plantándose en el despacho de Tobías Whale y tirándolo por la ventana con sus rayos cual Emperador Palpatine, quedándose así el tipo empalado en un hierrajo y Black Lightning rematándolo «porque iba a dispararle». Ah, y la jefa de policía que iba a matar a Lightning se chuta una droga que da poderes y de repente se vuelve toa loca, se carga un par de coches de policía y acaba siendo derrotada por la vieja Lightning sin despeinarse (aunque hay que ser honesto, con el corte de pelo que me lleva poco hay para despeinarse). Y al final todos se juntan en el pisazo de Anissa y Jefferson decide jubilarse y poner la defensa de Freeland en manos de sus niñas. Y fin.
No sé que pretendió Salim Akil -el showrunner de la serie- para la cuarta temporada o una hipotética quinta, pero está claro que no ha podido hacerlo. De entrada esta cuarta temporada dura menos que las dos anteriores y queda completamente truncada por ese final chapucero, manteniendo muchas de las incognitas en el aire -Gravedigger y los Markovianos de la tercera temporada siguen por ahi, Lala y los demás jefes mafiosos tampoco están precisamente acabados- y sin que muchos de los secundarios ni siquiera aparezcan en el último episodio. Es probable que la idea fuera continuar algunas de las tramas en la hipotética serie de Painkiller -serie cuyo piloto ha sido rechazado, así que no será- pero en cualquiera de los casos ésto que nos han dado no ha sido un final, y lo único que demuestra es el agotamiento general de las series de la CW; no nos engañemos, la pandemia ha debido de influir lo suyo, pero todas las series del Beeboverso (lo de arrowverso ya se ha quedado viejo, ¡por favor!) sin excepción han experimentado un bajón en su calidad, incluída la supuestamente maravillosa Superman & Lois a la que sigo sin verle la gracia por ningún lado y cada vez me aburre más. En fin, que últimamente me esté aburriendo hasta con Legends of Tomorrow tiene delito…