En 2008 el mundo se fue a la mierda. Claro, algunos no se fueron a la mierda y dirán que no fue para tanto, pero esto es como los que decían que durante la guerra civil no se pasaba hambre; porque tú no pasaras hambre no quiere decir que los demás no la pasaran. Nomadland va de gente atropellada por la gran recesión, gente que seguía las reglas y el sistema en vez de darles lo que les correspondía en justicia, los tira a la basura porque de repente le sobran; eres viejo, jubílate, vas a tener una pensión de mierda porque el sistema es así de cruel, pero jubílate y muérete de una vez, que me sobras.
Sin embargo, en lo que en un principio se plantea como un drama deprimente sobre los excesos del capitalismo y en lo que, con un golpe de mala suerte, le podría pasar a cualquiera que trabaja para vivir, pronto se convierte en una apología de mandar todo al cuerno y vivir al margen del materialismo, del pensar todo el rato en tener y tener. Puede que los nómadas que protagonizan la película tengan que coger trabajos de mierda y estar explotados para poder sobrevivir, pero son trabajos de corta duración con los que van tirando mientras exploran el mundo. Ya sea porque son unos rebeldes o se autoengañan pensando que realmente éso es lo que quieren, Nomadland destaca por los primeros planos de Frances McDormand en su papel de Fern mirando esto, haciendo lo otro y saludando a otros nómadas, como si toda la película consistiera en esos primeros planos y planos generales de los desiertos de EEUU. Pero ojo, que planos…
Porque el retrato que hace la película de Fern y su viaje interior esta montado a través de los diálogos, ni tiene que recurrir en ningún momento al histrionismo o la exageración; si Fern está cabreada está cabreada y punto, no le hace falta deformar el gesto o gritar al viento en planos completamente melodramáticos; un caso claro es el de la vajilla, en la primera media hora te hablan de que la vajilla que coleccionaba su padre es lo único que le queda de él, que está orgullosísima de ella y hasta le tiene dentro de su furgoneta un espacio destacado para ella. Media hora de película después, un personaje trata de ayudarla a mover trastos y se carga por error los platos haciéndolos pedazos, Fern se cabrea y le dice que se largue, que no necesita ayuda, pero el siguiente plano es ella pegando cada uno de los pedazos con superglue. Y así es todo el montaje; detalle de la rueda pinchada, primer plano de Fern, plano general del desierto al anochecer; monta conflictos y los soluciona prácticamente solo con el montaje, con un aparente minimalismo que lo hace tres viñetas de un cómic.
Y es que, fuera ya del preciosismo de los paisajes (llenos de color mientras los personajes están más bien desaturados, poniéndote en el pellejo emocional de Fern) el montaje de la propia Zhao es una de las grandes estrellas de la película, con cortes directos a la frase exacta de un diálogo sin molestarse en florituras de presentaciones, dándole un aire de documental que refuerza el hecho de que varios de los actores se interpretan a ellos mismos… Y es entonces, sabiendo que tanto esta película como la anterior que hizo Zhao (The Rider, no he podido verla) tiene esa atmósfera de documental y ese montaje tan atípico, tan íntimo de autor, que te empiezas a preguntar cómo va a trasladar esto a los mundos locos de la Marvel Studios de Kevin Feige.
De entrada por lo que vimos en el trailer se ha ido a paisajes más bien desérticos, rocosos, playas. Puede que Feige al contratarla buscara una película rara, algo distinto en Marvel, con personajes no del todo humanos que contrasten con los de las demás películas del estudio; no dejamos de estar hablando de una película que supuestamente transcurre a lo largo de siete mil años, con lo que la capacidad de Zhao para meter la máxima información en el menor tiempo posible le vendrá la mar de bien. Pero una vez nos ponemos a leer entrevistas a Feige y Zhao, vemos que no fue el primero el que buscó a la segunda, si no que ella misma se ofreció al estudio porque era fan de Marvel, la ciencia ficción y la fantasía (su siguiente proyecto después de Eternos va a ser un western loco de Drácula, nada menos) y por eso se apuntó en la lista para dirigir en un principio Viuda Negra, pero ella misma acabó desvinculándose del proyecto para centrarse en conseguir la dirección de los Eternos.
Lo cierto es que Zhao rodó Nomadland y Eternos más o menos a la vez, y la única razón por la que Nomadland se acabó estrenando antes fue por los retrasos de la pandemia. Estamos hablando de una directora que ha estado rodando a la vez una película sobre espíritus libres de la tercera edad que se van reencontrando por la carretera sin saber si volverán a verse y otra película sobre semidioses de siete mil años que se van desperdigando por el planeta seguramente sin saber si se reencontrarán alguna vez. Puede que las lecciones aprendidas en una película hayan servido para la otra, pero parece claro que Eternals va a ser la película más «personal» del estudio desde Guardianes de la Galaxia o Thor Ragnarok; poco a poco, parece que Marvel ha empezado a abrir la mano y ya no parece tan interesada en forzar un «estilo del estudio», intentando incorporar distintas voces y distintos estilos de película al MCU. Vamos, que tanto podemos ver algo la mar de interesante como podemos tener otro caso de director indie que no es capaz de adaptarse a los grandes estudios y su película acaba siendo modificada intensivamente por el estudio. Habrá que ver.