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Once años de Brainstomping

Once años ya, y con esto vamos a tener que quitarnos el logo del décimo aniversario. Once años y seguimos sin saber ni por dónde andamos, recibiendo comentarios en artículos que ni siquiera recordamos haber escrito de gente que está tremendamente enfadada porque no supimos ver el futuro y cosas parecidas. Once años de M’Rabo amenazando dejarlo todo y largarse, once años en los que hemos pasado de no saber de que hablar a que M’Rabo no parara de callarse. Once años de Diógenes, secretamente, pensando en dejarlo todo y ponerse a hacer algo más provechoso como poner un Onlyfans (para encontrarse que Onlyfans también lo rechaza).

Llevamos once años y, en todos estos años esto del cómic ha colapsado tres o cuatro veces y se ha puesto patas arriba más veces todavía. En DC hemos pasado por el New 52, el fin del New 52, Rebirth, Future State, el fin de la Era DiDio, el inicio de la era Johns transmedia, el Snyderismo, el ¿fin? del Snyderismo y un porrón de películas animadas que a ratos eran mejores que cualquiera de las películas que DC ponía en pantalla. Maldita sea, somos tan viejos que arrancamos en 2010 con Christopher Nolan siendo el mejor director de la historia y el nuevo Kubrick con Inception a convertirse en el perverso Señor de la Oscuridad con el batacazo de The Dark Knight Rises y producir Man of Steel o incitar al contagio masivo con Tenet.

Claro que Joss Whedon tampoco está para hablar, que ese ahora directamente es gentuza.

Pero la otra parte que hemos visto durante estos once años da mucho más miedo, el ascenso de Disney como la acaparadora de casi toda nuestra infancia. Como si de una novela de Cory Doctorow se tratara, Disney ha procedido a comprarse Marvel (aunque aquí hago trampa, se la compró meses antes de arrancar nosotros), Lucasfilm y la 20th Century Fox, en un movimiento que muchos celebraron en un principio porque «unificaba el Universo Marvel» pero que en realidad da pánico de hasta que punto transformó Brainstomping en un panfleto propagandístico de Disney y Warner Media, o como se llame esta semana el propietario de DC Comics.

Ouch.

Y ya hablando de los cómics de Marvel/Disney propiamente dichos, ¿qué puedo decir de Marvel? Empezamos con Joe Quesada al frente de la nave, Brian Michael Bendis en todo su esplendor y guionistas como Ed Brubaker o Matt Fraction volcando casi toda su producción en ellos. Pronto tendríamos a Quesada siendo ascendido a los cielos y Axel Alonso quedándose el puesto de Editor En Jefe, veríamos como Kevin Feige se cargaba al Marvel Creative Comité (en el que estaba gente como Quesada, Bendis, Loeb y demás), Stephen Wacker dejaba de editar cómics para ponerse al frente de las animaciones de Marvel y, finalmente, cómo Alonso dejaba Marvel en misteriosas circunstancias misteriosas para ser sustituido por un CB Cebulski que parecía menos dispuesto a «romper con el pasado».

Hace once años apenas sabíamos quién era este señor y casi parecía que las películas de Marvel las hacían entre Jon Favreau, Joe Quesada y Jeph Loeb.

Por el camino un porrón de números uno de series como Los Vengadores, porque aunque DC ha tenido también sus reinicios y relanzamientos, Marvel llegó a hacerlos anuales hasta el punto de que con Secret Wars llegaron a sacar dos números uno en el mismo año, con lo que el seguir cronológicamente una serie desde sus inicios se ha convertido en una auténtica pesadilla si careces de una guía de lectura. Por otro lado, y mientras el fracaso de muchas de estas estratagemas comerciales que forzarían el despido de algunos gurús calvos de los dos grandes, hemos visto como el cómic norteamericano empezaba a vender a lo bestia a «jóvenes adultos» mediante cómics autoconclusivos de autoras como Mariko Tamaki o Raina Telgemeier, buscando lectores que ni Marvel ni DC olían y forzando el que poco a poco abandonaran el monopolio de una distribuidora «local» como Diamond para ponerse en manos del monopolio de una multinacional como Bertelsmann. Pero todos contentos, porque tanto Disney como AT&T son más grandes que Bertelsmann… Aunque vete a saber, porque Bertelsmann no cotiza en bolsa.

Que con la tontería hemos acabado hablando de cómics románticos que no han hecho ni Kirby ni Romita…

En otros ámbitos hemos visto como Star Wars pasaba de estar «muerta» -sólo teníamos Clone Wars- a que ahora tengamos The Mandalorian y otras ocho o nueve series pendientes por venir, pero sin George Lucas de por medio. También hemos tenido cinco películas nuevas -lástima, ¡se han quedado a una de sacar tantas películas como sacó George Lucas a lo largo de casi cuarenta años!- en menos tiempo de lo que le costó a Lucas sacar adelante la primera trilogía, pero de todo esto  con lo que realmente me quedo es que tras alquilarle los derechos de los videojuegos a EA, por fin este año pasado apareció, veintiún años después, un simulador de combate espacial en la línea de X-Wing y TIE Fighter, Star Wars Squadrons.

Hito.

¿Más sobre cómic, que no me olvide de los cómics que no vienen de las grandes? Bien, yo destacaría a un tal Jeff Lemire, la consolidación de Image como lo que desde un principio debía haber sido, una editorial de autores y no de dibujantes queriendo hacerse millonarios vendiendo licencias, la creación de Panel Syndicate y su modelo digital, criaturas que algún día examinaremos más a fondo como los webtoons -en serio, ¡hay gente que se está ganando la vida con esto y solo está haciendo cómics!- editoriales con modelos de negocio nuevo como TKO, Shueisha poniendo los mangas nuevos de la semana gratis y creando su propio Netflix del manga…

¡La revolución, yo volví a leer manga -y no, no solo de Shueisha- gracias a esto!

Que hablando de Netflix, por supuesto que sí, estos once años han sido los de los servicios de suscripción, la tarifa plana del buffet libre; pagas un tanto al mes y puedes o ver lo que te de la gana. Se ha aplicado a cine, televisión, videojuegos y hasta cómics, aunque en esto último queda mucho tramo por recorrer y todavía está la cosa tremendamente verde, aunque es de esperar que con los cambios de distribuidora en EEUU haya un vuelco al respecto y podamos ver el modelo de Shueisha extenderse por todo el mundo (en serio, ¿a qué esperan? Gran parte del éxito de Disney+ se debe a que la gente habla de sus series el mismo día en que se publica el último episodio, si hicieran lo mismo con sus cómics su repercusión y ventas sería mucho mayor).

Los spoilers de Mandalorian son como minas antipersonales la mañana en la que sale cada nuevo episodio, es como si la gente que no trabajara el viernes por la mañana se empeñara en joderle la vida a los que si que lo hacen.

Pero todo eso queda ya en el futuro, ¿y quién sabe lo que nos traerá el futuro, si el condenado siempre en movimiento está? Ni siquiera sabemos si seguiremos por aquí el año que viene, así que de momento nos tendremos que conformar con que hemos llegado a los once años, que bastante es. Hala, felicidades a todos los que nos leen, a los que nos comentan y a los que nos aguantan, que tenéis el cielo ganado. Felicidades a todos menos a M’Rabo, ¡que no se merece la felicidad por ser tan mezquino, tan rata y por no haber cambiado el logo en todos estos años! ¡Desgraciao, que ni para eso vales!

 

 

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