Tras habérmelo pasado tan bien con Kong vs Godzilla necesitaba otra dosis de mi Rey de los Monstruos, así que nada mejor que retroceder un poco en el tiempo para disfrutar de la película en la que se presento esta versión del mítico personaje, Kong: Skull Island, y vaya si lo he disfrutado. Lo que me he encontrado aquí es una divertidísima película de aventuras muy clásica, con un reparto de autentico lujo (excesivamente marvelita) y repleta de la acción mas espectacular en la que me he reafirmado en la opinión de que Kong es mi personaje favorito de todo este “monsterverse” que se han montado y he tenido que desdecirme de alguna afirmación que había hecho el otro día.
Durante los últimos estertores de la guerra de Vietnam la organización gubernamental Monarch recluta a una unidad del ejercito estadounidense que se disponía a abandonar aquel país y a un grupo de civiles para sumarse a una expedición científica que partía rumbo a una remota isla que no aparecía en ningún mapa, Skull Island. Una isla que Monarch sospecha que es mucho mas de lo que parece a simple vista, estando convencidos en la organización de que se trata del hogar de ciertas criaturas de las que solo se habla en leyendas y que de existir no verán con buenos ojos que se perturbe su descanso…
Con Kong: Skull Island el director Jordan Vogt-Roberts y su equipo han construido una película de aventuras con un sabor muy clásico de esas que nos hacen sentir niños de nuevo y nos dejan pegados a la pantalla. Y esto lo han conseguido, como ya apuntaba Diógenes ayer, tomando prestados multitud de elementos y el esqueleto argumental básico de la película original de King Kong de 1933, quedándose con lo que mejor funcionaba de esta (toda la parte de la isla) y añadiendo los elementos justos para enlazarla con este monsterverse que están montando en Legendary.
El resultado de esta mezcla ha sido una emocionante película de aventuras tremendamente clásica, con una gran influencia del pulp (y curiosamente también del manga y el anime), repleta de acción y visualmente espectacular. Una película que además, como apuntaba al comienzo, me ha obligado a desdecirme sobre algo que había afirmado cuando reseñé Kong vs Godzilla, que me sobraban e incluso molestaban los personajes humanos. Y es que aquí pese a que contamos con un reparto a priori excesivamente grande (aunque de lujo) los personajes están tan “bien” construidos que son pocos los que me sobran e incluso agradezco en muchos casos su presencia.
Aunque irónicamente ese estar bien construidos consiste en que apenas lo están. En su mayor parte los personajes son poco mas que arquetipos de la aventura clásica de los que se nos cuenta poco y ni falta que hace que sepamos mas. Porque al igual que sucedía en los pulps que mencionaba antes aquí los personajes están solo para ayudar a mover la historia, y no tratan de colarnos complicados trasfondos ni tramas paralelas de esas que en el pasado han lastrado cintas similares.
Aquí tenemos (entre muchos otros) a Tom Hiddleston convertido en el aguerrido mercenario de buen corazón, Brie Larson como la valiente fotógrafa que consigue que Kong les vea con otros ojos, Samuel L. Jackson como veterano militar que pierde la cabeza y se convierte en una suerte de Capitán Ahab, John Goodman cumpliendo la función de explicarnos lo justo que necesitamos saber para entender los misterios de la isla y un genial John C. Reilly convertido en uno de esos supervivientes de la segunda guerra mundial que no saben que la guerra acabo hace décadas. El resto son poco mas que atrezo cuya única función consiste en morir de formas a cada cual mas grotescas para dejarnos claro lo peligrosa que es la isla. Y esta caracterización tan tenue y superficial de los personajes principales funciona a las mil maravillas en el contexto de la película, evitando entorpecer la historia y dejando que resalte lo realmente importante, Kong.
Como ya había visto en Kong vs Godzilla Kong aquí también roba el protagonismo al resto de personajes gracias a esa caracterización que consigue que empaticemos con el pese a que en esta película se expresa aun menos que en la siguiente película. Un Kong que solo quiere vivir en paz en su isla, y que mas allá de pelearse con su futura comida y proteger a los nativos de los auténticos monstruos que viven allí tiene una existencia de lo mas relajadas.
Al menos hasta que, como apunta uno de los personajes humanos, estos fueron allí buscando un enemigo y lo encontraron, dejándonos claro en todo momento que Kong es el bueno y los demás son unos invasores que no tenían derecho a actuar como lo hicieron. A lo largo de la película no paramos de ver como Kong es un ser pacifico que no ataca si no es provocado, que es capaz de comprender a los humanos que le rodean y de empatizar con ellos, distinguiendo amigos de enemigos e incluso protegiendo a quienes sabe que son sus aliados. Una caracterización que sigue consiguiendo que Kong sea mucho mas que un monstruo.
Pero es que además de ser una gran película de aventuras cuyo ritmo no decae, me he quedado muy agradablemente sorprendido de lo visualmente espectacular que ha resultado la película, encontrándome con un plano tras otro tan perfectamente realizados que daban ganas de convertirlos en posters. Y aunque yo no suelo meterme en estos aspectos mas técnicos de la película (eso se lo dejo a Diógenes que dice que sabe del tema) no quiero terminar la reseña sin agradecerle al director de fotografía de la película, Larry Fong, el increíble trabajo que realizo aquí.
Poco mas me queda por añadir mas que repetir que con Kong: Skull Island me he quedado tan satisfecho como con Kong vs Godzilla, mas que encantado con la parte de nuestro gorila favorito de este monsterverso y que espero que este siga adelante con mas entregas si estas son capaces de mantener el mismo nivel de calidad de estas dos películas (con Godzilla no puedo, los reptiles me dan grima de toda la vida).