Ya hablamos de Once & Future hará un par de años, demasiado pronto para mi gusto, y aun así la miniserie de Boom! Studios convertida en serie regular no parece haber cambiado tanto. La historia de Kieron Gillen ilustrada por Dan Mora sigue estando coloreada estupendamente por Tamra Bonvillain, y aunque tras diecisiete números nos vamos enterando un poco más sobre de que va todo esto, empieza a notarse cierta fatiga en la trama. Pero vamos con ello, que el cómic merece bastante la pena y tampoco quiero que nadie tome conclusiones apresuradas.
Once & Future cuenta la historia de Duncan, un tímido y apocado historiador que descubre una noche que la loca de su abuela Bridgette es una cazadora de monstruos. Y no solo es que los monstruos existen, si no que forman parte de «historias» que se repiten continuamente y de la forma más retorcida -y dolorosa- para la humanidad, con lo que a ratos parece que el cómic es más una apología del antirromanticismo que otra cosa. Y es que claro, cuando te dicen que las leyendas artúricas, Beowulf y demás mitos británicos se repiten constantemente provocando guerras y masacres variadas, pues como que empiezas a cogerles algo de manía, aunque no creo que la cosa llegue al nivel de Bridgette que, aunque hace uso y abuso de dichas historias para luchas contra las demás historias, no pierde ninguna oportunidad para cagarse en ella y sacar todo tipo de armamento pesado para dar buena cuenta de todas las leyendas de las islas británicas. Y no, no estamos hablando de bonitas leyendas…
Porque el Rey Arturo es un zombi, Merlin un liche y Beowulf un berserker sediento de sangre que tiene más en común con un orangután que con un ser humano. Mezclados entre todas estas criaturas fantásticas tenemos a gente «normal» que acaba tomando papeles intermedios en la historia, otros que han sido educados y formados con ese único objetivo y gente muy loca que se cree que puede deformar las leyendas para su propio beneficio, a pesar de que muchas de las propias leyendas a golpe de repeticiones tienen tanta experiencia en repetirse que se hace muy difícil engañarlos o manipularlos. Y así es como acabamos con un cómic que va a medio camino entre el cómic de aventuras y el terror, una especie de espada y brujería contemporánea en la que la solución para todos los problemas no va tanto por repartir espadazos si no por conocer los relatos originales y derrotarlos mediante ese conocimiento.
Al dibujo, como decía, está Dan Mora, dibujante que se prodiga mucho por las series de Boom! del Whedonverso o Power Rangers pero que muchos conocimos a través del Klaus de Grant Morrison. En Once & Future sigue haciendo un trabajo estupendo que sirve perfectamente a la historia que está contando, pero lo que realmente hace que todo funcione a nivel gráfico es el coloreado de Tamra Bonvillain, sirviendo a la historia en todo momento y no a las filigranas innecesarias. Y dicho todo esto, y recordando que los personajes siguen siendo la mar de interesantes y el cómic la mar de divertido, tengo que volver al tema de la fatiga…
Y es que los misterios de Once & Future se van desvelando lentamente, sí, y mientras tanto tienes una sucesión de persecuciones del monstruo del semestrestre que empiezan a repetirse demasiado. Si en el primer volumen teníamos un planteamiento con la resurrección del Rey Arturo y su inminente plan de conquista, a partir de ahí empiezas a tener la sensación de que se transforma en Rita Repulsa porque va resucitando mitos y monstruos para echárselos encima a los protagonistas. Entendedme, es divertido leer estas persecuciones y las ocurrencias de Bridgette, pero aunque Gillen va desvelando más capas del misterio y la historia de muchos de los personajes, cuando llevamos ya casi tres volúmenes empiezas a cansarte de tanta persecución y bichejo y empiezas a querer más chicha y que, como decía el gran filósofo, «que no nos engañen, que nos digan la verdad»… O que nos dejen respirar de una vez.
Porque lo que hace que las escenas «intensas» sean intensas es precisamente el contraste entre la acción y la tranquilidad, y en Once & Future rara vez vas a ver de lo segundo. Da la impresión de que los personajes no tienen un segundo para investigar y todo momento de «tranquilidad» es mencionado en un par de líneas de diálogo, ni siquiera hay un flashback; las historias necesitan respirar, y Once & Future es tan vertiginosa que los personajes acaban perdiéndose dentro de la propia historia. Duncan no deja de ser un arquetipo muy parecido al de su novia, mientras que Bridge no deja de ser otra abuela macarra de las que tanto se han puesto de moda hoy en día; hay que dejar algo de espacio para la caracterización, introducir matices y dejar que los personajes vayan creciendo, pero a ratos da la sensación -y de esto tal vez tenga parte de culpa el dibujo de Dan Mora- de que no quieren tener tiempo, quieren acción y acción y acción hasta dejarnos sin oxígeno. Una pena, porque por lo demás el cómic es estupendo.
Así que poco más que decir, el primer volumen es un gran cómic aunque los dos posteriores no consigan mantener tanto mi interés, así que sigo recomendando ese primer volumen como historia más o menos autoconclusiva antes de que nos mate de asfixia. Y después de ese primer tomo, que cada cual siga leyendo la serie si le apetece o no, que estoy convencido de que muchos son como M’Rabo y estarán encantados con tanta persecución (o no, porque hasta él me parece que se ha descolgado un poco). Eso sí, debo admitir ante todo que soy un huevazos tremendo por tragarme mes a mes alguna que otra serie de Marvel y luego quejarse por 17 números de gente corriendo, pero maldita sea, algo de bueno tenía que tener el trabajo de Gillen si me da tanta rabia que estos personajes no se paren un rato a jugar al bridge o lo que sea que hace una cazadora de monstruos jubilados en sus ratos libres…