Tras una semana en la que la realidad nos ha dado una bofetada en la cara con grotescos intentos golpes de estado y debates sobre si los superhéroes son fascistas creo que toca hacer una pequeña pausa, olvidarnos un poco de todo esto en la medida de lo posible y centrar nuestra atención en algo mas agradable. Una actitud que traté de mantener estas pasadas navidades y que me llevo a alejarme de ficciones deprimentes todo lo que pude , permitiéndome descubrir una pequeña serie de Netflix que acabo siendo precisamente lo que necesitaba en esas fiestas. Dash & Lily. Y es que ¿Hay algo mejor para olvidarse de los problemas del mundo que dedicar unas horas de nuestra vida a una comedia romántica navideña?
Lily (Midori Francis) adora la navidad y vive para ella para disfrutarla en toda su gloria como si fuese el mejor momento del año… Algo de lo que no podrá disfrutar en esta ocasión ya que casi toda su familia tiene otros planes fuera de Nueva York. Por ello decide poner en marcha un juego, una especie de búsqueda del tesoro a través de un diario escondido en una librería, para intentar encontrar a alguien con quien disfrutar de las fiestas y quizás incluso encontrar el amor. Su único problema es que la persona que ha respondido a su juego es Dash (Austin Abrams), un joven cínico y amargado que odia la navidad con todas sus fuerzas y que ha dejado de creer en el amor en el amor. Pero a través de sus mensajes anónimos serán capaces de conocerse de verdad, aprenderán mucho el uno del otro y con algo de suerte podrán incluso disfrutar de una gran navidad.
Ahora mismo siento la mirada de vergüenza ajena y desaprobación de Diógenes sobre mi nuca, pero no me arrepiento de nada, Dash & Lily era justo lo que necesitaba estas fiestas. Si, es una comedia romántica con todas las letras, es edulcorada, ñoña , irreal, repleta de coincidencias imposibles, de personajes que lo dejan todo a un lado para ayudar a unos protagonistas que a ratos parecen dos treintañeros atrapados en el cuerpo de dos adolescentes y con una trama bastante predecible. Vamos que me ha encantado.
Si, en esta serie, basada en una novela “Dash & Lily’s Book of Dares” de David Levithan y Rachel Cohn, no han tenido reparos en recurrir a todos los tópicos y convenciones de genero habituales en las comedias románticas e historias navideñas. Todo es bonito, la gente es buena en el fondo y el amor puede triunfar sobre cualquier obstáculo. Pero aunque todo suena a ya visto, la formula funciona y resulta fácil dejarse llevar por esta historia cuya familiaridad resulta reconfortante, mas desarrollándose en una versión tan idealizada de la realidad donde el mayor problema que puedan encontrarse sus protagonistas son los inevitables malentendidos.
Y eso que sus protagonistas en mas de una ocasión bordean la linea que les haría repelentes. Pero a medida que les vamos conociendo, al mismo tiempo que se van conociendo el uno al otro, y descubrimos que les ha llevado a ser como son, que esas personalidades algo extremas que tienen son corazas que se han creado para protegerse de daños de su pasado, uno no puede evitar encariñarse con ellos e incluso emocionarse con esta historia que sabemos al dedillo como se va a desarrollar y resolver. Y eso pese a lo irreal que pueda resultar eso de que hoy en día dos adolescentes se enamoren enviándose mensajes escritos a mano que tardan días en recibir y responder o que sean dos bibliofilos empedernidos que adoran las librerías de segunda mano, viven rodeados de libros físicos y no parecen saber lo que es un e-book.
Pero aunque hemos dejado la navidad atrás, no esta de mas el recomendar el visionado de Dash & Lily para poder desconectar un rato del mundo y pasar unas horas disfrutando de esta visión edulcorada de la realidad en la que todo es bonito y maravilloso. Yo por mi parte ahora cruzare los dedos para que después de esto Diógenes no me quite el acceso a Netflix en uno de sus arranques de Mr. Scrooge y me deje seguir disfrutando de series como esta.