Como ya he comentado alguna vez las ultimas semanas, a mis visionados regulares he seguido añadiendo cada vez mas comedias para tratar de animar un poco este año tan raro que estamos viviendo. Y a raíz de eso he descubierto Schitt’s Creek, una comedia que sin llegar a ser algo revolucionario o que me haga retorcerme a carcajadas si que ha conseguido con su primera temporada (que he liquidado en poco mas de una semana) hacerme sentir un poco mejor con el mundo y sonreír con cada episodio, que ya es bastante. Así que mientras voy poniéndome al día con el resto de temporadas vamos a ver que es lo que nos ofrece su comienzo.
La familia Rose tenia todo lo que cualquiera podría desear y mucho mas. Cantidades obscenas de dinero, grandes mansiones y una vida de lujos al alcance de muy pocos. Pero cuando el administrador de su fortuna les estafa, que hacienda les embargue casi todo lo que poseen y que sus presuntos amigos miren para otro lado, los Rose se encuentran con lo que lo único que les queda es un pequeño pueblo que compraron como una broma hace un par de décadas y al que se ven obligados a mudarse si no quieren vivir en la calle. Pero para los Rose, acostumbrados a una vida opulenta, les va a costar mucho aclimatarse a vivir en un pueblo tan pintoresco y a convivir tan estrechamente entre las cuatro paredes de un motel barato tras tantos años acostumbrados a ser unos extraños entre ellos.
La idea de la serie surgió cuando a Daniel Levy, co-creador y co-protagonista de la serie (interpretando a David Rose) se le metió la idea en la cabeza de que le sucedería a los protagonistas pijos de los reality shows que veía en la tele si de pronto perdiesen toda su fortuna y todo lo que les hacia ser “ellos”. Una idea que compartió con su padre, el veterano actor Eugene Levy, quien le ayudó a desarrollarla y acabo convirtiéndose también en su padre en la ficción en su papel de Johnny Rose, el patriarca de esta familia caída en desgracia. Una idea que aunque no es especialmente original, básicamente sigue la premisa de The Beverly Hillbillies/Los nuevos ricos/Rústicos en Dinerolandia pero a la inversa, sus creadores han sabido hacer funcionar para darnos una comedia entrañable.
Así es como nos encontramos con esta familia obligada a vivir en Schitt’s Creek (que traducido seria algo así como arroyo de mierda, un titulo que les dio algún problema que otro a sus creadores y a las cadenas que han emitido la serie) quienes tras tantos años acostumbrados a vivir en su torre de marfil tienen serios problemas para vivir entre los pintorescos habitantes de este pueblo. Un contraste en el que seria fácil caer en la crueldad, en retratar a los habitantes del pueblo como paletos ignorantes a un paso del incesto y el canibalismo o a los Rose como a pijos inhumanos que tratan a sus nuevos vecinos como a chusma. Y aunque en este ultimo caso se acerca un poquito a como son los personajes, en la serie han optado por algo mas equilibrado y realista y los Rose son simplemente personas muy desconectadas de lo que es el día a día de la mayoría de la gente del país y los habitantes Schitt’s Creek son gente normal y corriente que se vuelcan en hacer la vida de sus ilustres vecinos un poco mas llevadera enseñándoles de paso a ser mejores personas.
Y aunque en general la mayoría de los actores de la serie están muy bien en sus respectivos papeles, en este primera temporada para mi hay tres que sobresalen por encima de los demás, sin duda debido a su veterania. Por un lado tenemos a Moira Rose (Catherine O’Hara), una ex-estrella de culebrones demasiado aficionada a la bebida, quien mas problemas esta teniendo para adaptarse a su nueva vida y dejar atrás su opulenta existencia y a quien es todo un placer ver pasearse por ese pueblo casi como una alienigena recien llegada a la tierra. Mas cercano a la realidad se encuentra su marido Johnny (Eugene Levy) quien pese a que también ha sufrido lo suyo tras perder su fortuna y su estilo de vida lleva algo mejor su nueva vida y sus mayores problemas se los encuentra con esa familia suya a la que ha malcriado tanto que se han convertido en unos inadaptados. Como contrapunto de estos pijos venidos a menos tenemos al alcalde del pueblo, Roland Schitt, un papel que le viene a Chris Elliot como anillo al dedo dando vida al personaje que mejor responde a los estereotipos del paleto/redneck de pueblo. Un personaje que aunque en la superficie (y debajo también, para que negarlo) es bastante desagradable y maleducado, le ha cogido mucho cariño a los Rose y a su particular manera siempre trata de ayudarles.
Ahora lo que me toca es ponerme al día con las otras cinco temporadas de las que consta Schitt’s Creek para poder comprobar si el potencial que se aprecia en esta primera temporada fue plenamente desarrollado como parecen apuntar las buenas criticas que me he ido encontrando sobre la misma. Que después de todo no seria la primera vez, ni sera la ultima, que a una serie le cueste un poco arrancar, o que directamente tenga un comienzo flojo, para acabar convirtiendoese en una de esas series que uno no se cansa de recomendar.