La semana pasada me toco decirle adiós a una serie que me ha acompañado durante mas de una década y que pese a sus altibajos me ha hecho pasar muchísimos buenos ratos y voy a echarla mucho de menos, Supernatural. Pero todo lo bueno se acaba y esta serie no iba a ser una excepción aunque a veces diese la impresión de que iba a durar para siempre, pese a que habiendo durado la friolera de quince años en antena no me puedo quejar demasiado. Y aunque todavía dure esa pequeña tristeza por su final, lo que toca ahora es echar la vista atrás y rendirle un pequeño homenaje a la serie mas longeva que he visto jamas.
Quince años y otras tantas temporadas, 327 episodios. De Supernatural se podrán decir muchas cosas pero no que les haya faltado espacio para contar lo que les ha dado la gana. Ésta serie de la CW, mas antigua que la CW (comenzó a emitirse en su predecesora The WB) arrancó su emisión en 2005 pero yo me apunté a verla un par de años mas tarde, cuando todavía no daba vértigo ponerse al día con tantos episodios ya emitidos. Supernatural partía de una premisa simple, un mundo en que todos los monstruos y criaturas sobrenaturales de los mitos y leyendas eran reales y a los que personas anónimas daban caza en secreto impulsados en su mayor parte por motivaciones mucho mas personales que por un sentido de la justicia. Y la familia Winchester pertenecía a ese gremio al que se había unido John Winchester (Jeffrey Dean Morgan) tras la muerte de su esposa a manos de un demonio y cuyo odio y ansias de venganza habían arrastrado a sus hijos Sam y Dean a esa vida tan ingrata que este ultimo definió a la perfección con aquello de «Saving people, hunting things, the family business».
Y con ellos partía la serie, con los dos hermanos, interpretados por Jared Padalecki (Sam) y Jensen Ackles (Dean) reuniéndose de nuevo después de que Sam abandonase el “negocio familiar” para tratar de llevar una vida normal y viéndose arrastrado de nuevo a dicho negocio tras la desaparición de su padre y darse cuenta de que la vida de cazador no era algo que se pudiese dejar atrás tan fácilmente. Una premisa simple que seguía el esquema de “caso de la semana” en la que los hermanos llegaban a una pequeña ciudad tras otra, todas iguales, para investigar algún caso relacionado con lo sobrenatural mientras de fondo se seguía la trama principal. Pero pese a que la premisa era simple y no especialmente original y que a ratos la serie pareciese el Equipo-A con monstruos, la serie enganchaba, la química entre los protagonistas era muy buena, los casos eran divertidos y la combinación de la acción, el humor y el terror algo descafeinado funcionaba muy bien.
Una serie que Eric Kripke se pasó casi una década tratando de vender pero que fue un éxito desde el comienzo, motivando que su duración inicial de tres temporadas se ampliase hasta las cinco, llegando en ese punto al cierre de todas las tramas principales de la serie y a la salida de Kripke de la misma. Pero esto no detuvo a a cadena, que viendo que tenían entre manos una serie que funcionaba muy bien con el publico (aunque nunca tan bien como en sus primera temporadas) siguieron explotando la serie durante una década mas con numerosos showrunners alternándose a lo largo de esos años. Y aunque es cierto que Supernatural se resintió un poco de esto, seguía serie una de esas series en las que uno podía confiar para pasar un buen rato pese a que como es lógico sufrió altibajos en su calidad y muchos momentos en los que parecía que los responsables de la misma habían perdido el control.
Y es que una vez que se habían solucionado todas las tramas y se había acabado con el gran villano que lo había orquestado todo desde el comienzo parecía que quedaba poco por hacer, así que la solución fue ir siempre un poco mas allá. En una escalada digna de Dragon Ball, siempre había un villano mas gordo a la vuelta de la esquina y criaturas sobrenaturales de orígenes mas rebuscados, y así es como a los demonios, vampiros, hombres lobo y demás amenazas mas o menos clásicas se le fueron uniendo personajes con orígenes de lo mas diverso y pintoresco. Los ángeles no tardaron en hacer acto de presencia, momento en el que se unió a la serie el enorme Castiel (Misha Collins) y se nos revelo que la jerarquía del infierno era mucho mas extensa de lo que parecía, siendo los demonios una fuente inagotable de grandes personajes como ese Crowley (Mark A. Sheppard) en el que las lineas entre enemigo y amigo eran muy difusas o un Lucifer con el que el actor Mark Pellegrino siempre dio la impresión de pasárselo de miedo interpretándole.
Personaje a los que se sumaron los Jinetes del Apocalipsis, criaturas dignas de Lovecraft, dioses de las mas diversas mitologías (recordemos que los Winchester llegaron a estar en posesión del mismísimo Mjolnir) pasando por científicos nazis, el propio Hitler, brujas, monstruos de cuentos de hadas o incluso una pintoresca versión del mismísimo Dios genialmente interpretado por Rob Benedict. Vamos, que a la serie le falto poco para acabar enfrentando a sus protagonistas con extraterrestres (y personalmente me hubiese encantado ver a los Winchester pegarse con Aliens y Depredadores)
Una enorme variedad de amenazas, aliados y nuevos conceptos que no siempre se tradujeron en grandes temporadas y que muchas veces todo lo sucedido en una se “deshacía” para regresar al al statu quo del comienzo, donde ni la muerte era algo definitivo (yo creo que no hay un solo personaje importante en la serie que no haya muerto y resucitado un par de veces como mínimo) y en el que siempre se volvía de nuevo al “caso de la semana” hasta que aparecía un nuevo apocalipsis en el horizonte y vuelta a empezar. Pero aunque el listón de calidad fue un poco irregular a lo largo de estos años siempre hubo muchos mas episodios buenos que malos.
Y aunque Supernatural mas que “saltar el tiburón” en muchas ocasiones pareció saltar sobre el Giganto de Namor, supo mantenerse a flote principalmente por no tomarse nunca demasiado en serio a si misma. Y es que el humor, sobre todo el autorreferencial, siempre fue una de las mayores bazas de esta serie, pudiéndonos encontrar a lo largo de sus quince temporadas con innumerables episodios parodicos en los que se reían de todo y de todos, ridiculizando los estereotipos a los que recurría la serie, los repetitivas que podían ser a veces sus tramas y atreviéndose a todo lo imaginable, desde enviar a los protagonistas a un mundo alternativo en el que ellos eran actores interpretando una serie, encontrarse con que se escribían novelas, fanfics y hasta musicales sobre ellos o incluso introducirse en un episodio de Scooby Doo, nada era sagrado para esta serie y eso se agradecía mucho.
Un éxito que la cadena quiso repetir pero que nunca lo intentaron de la forma mas adecuada. Y es que fueron unos cuantos los spin-offs que se barajaron sobre la serie, desde una precuela ambientada en el salvaje oeste que nunca paso de ser una idea sobre el papel, una webserie, un anime, un par de series de las que se rodaron “backdoor pilots” que nunca fructificaron. El primero de estos últimos casos Supernatural: Bloodlines, sin duda fracasó porque ese piloto introdujo de golpe numerosos personajes y conceptos nuevos, en lugar de presentarlos poco a poco, lo que unido a la baja calidad del episodio hizo que no se volviese a saber nada mas de esa idea. Y aunque el siguiente intento de spin-off, Wayward Sisters, al menos partía de personajes regulares de la serie, la idea de ese Supernatural femenino también se quedo en nada. Así que al final el único spin-off con algo de éxito fue su adaptación al anime en colaboración con el estudio de animación japones Madhouse y que adaptaba las dos primeras temporadas de la serie, probando una vez mas que la serie en esencia eran Sam y Dean y nadie mas.
Su éxito traspasó fronteras
Pero ademas de grandes personajes y mucho humor, seria un pecado hablar de lo que ha sido Supernatural sin mencionar el otro gran punto fuerte de la serie, su banda sonora. Una banda sonora repleta de grandes éxitos del rock y heavy metal clásicos en la que podemos encontrar temas de grupos como Blue Öyster Cult, AC/DC, Rush, Boston, Foreigner, Metallica, Black Sabbath, Def Leppard, los Rolling Stones, Scorpions, Journey, y muchísimos otros y gracias a la cual he podido descubrir muchísimos grupos que desconocía (en temas musicales siempre estoy muy perdido) y en la que destaca ese famoso Carry On Wayward Son de Kansas que se ha convertido en el himno de la serie.
Yo casi me he aprendido la letra de memoria
Y como decía al comienzo todo lo bueno se acaba, y aunque sin duda muchos se habrán alegrado de su final (los mismos que llevaban años deseando que la cancelasen pese a que ya no la veían) no voy a negar que no me hubiese importado que continuase unos cuantos años mas aunque solo fuese fue se por ver hasta donde se hubiesen atrevido a llegar. Un final que a mi, que me suelen dar pavor los finales de las series porque son muchas las que se han echado a perder en ese punto (jamas perdonare lo de Battlestar Galactica) personalmente me ha dejado bastante satisfecho. Y aunque la serie en general me ha encantado estoy ante un caso en el que no se si atreverme a recomendar el visionado de una serie que supera los trescientos episodios, pero si alguien tiene tiempo libre y ánimos para ello que lo haga, que como poco pasara unos cuantos buenos ratos.