Pues toca otra vez hablar de mutantes, pero de mutantes no mutantes y mutantes mutantísimos, de esos a los que les dices que Apocalipsis es un supervillano y se enfadan muchísimo porque la culpa de todo es tuya. La cosa viene de una escena de los 4 Fantásticos de Dan Slott, serie que se ha metido últimamente en unos cuantos fregados y de la cual voy a soltar unos spoilers majetes. Así que vamos a ello y que no se asuste nadie…
Os pongo en situación a los que no hayais estado siguiendo los 4F o X-Men: La Patrulla X se ha vuelto muy chunga. Xavier tuvo una revelación y decidió exiliar a todos los mutantes a Krakoa, donde supuestamente viven en paz al margen del resto de la humanidad -ya ni se reconocen como humanos- y prohíben la entrada a su isla a todo aquel que no sea mutante, mientras luchan con uñas y dientes para meter a todos los mutantes allí. A todos, todos, Apocalipsis y taraos psicópatas incluidos. Pero por supuesto y como buen imperio del mal, la nueva nación mutante ha encalado sus vergonzosas murallas con una pila de mentiras que la hacen tremendamente atractiva para los mutantes que quedan por fuera, con lo que como si fueran un grupo de fanáticos religiosos taraos, tratan de separar a los niños mutantes de sus familias humanas cueste lo que cueste, y así es como recientemente en la miniserie Fantastic Four VS X-Men de Chip Zdarsky y los Dodson, Xavier y su gentuza trataron de separar a Franklin Richards -un mutante- de sus padres, Reed Richards y Susan Storm de los 4 Fantásticos.
La cosa acabó con un compromiso entre ambos bandos, los padres dejaban al menor pasearse por Krakoa de vez en cuanto y los mutantes lo dejaban viviendo con sus padres normalmente -porque yo que sé, debían de estar generosos ese día y tal-. Sin embargo, aquello no era todo; gran parte del enfrentamiento entre unos y otros venía derivado de la pérdida de poderes del muchacho, que después de recrear el universo entero -que quieras que no, es un curro- se habían quedado un tanto perjudicados y, a pesar de los esfuerzos de su padre, no había conseguido recuperarlos. Los mutantes, con toda su polla, se plantaron en casa de los 4F y con insinuaciones de que Richards no los arreglaba «porque no le daba la gana» decidieron arreglarlo todo ellos solitos. Porque sí, porque pueden, porque son más listos que Reed Richards y quien haga falta. Pues vale, al final los padres del chaval deciden dejar que los mutantes prueben suerte, que mientras no hagan experimentos con el que le miren la orina y las heces todo lo que quieran. Y hasta ahí con 4FVSXmen, todo parecía que no iba a ir a ningún lado hasta que ésto es lo que ha pasado en el último número de los 4 Fantásticos:
¿Se puede ser más gentuza, más malqueda, más cabrón? Le comes el tarro con todas las artimañas posibles al chaval, lo pones en contra de su propia familia, tratas de separarlo y toda esa mierda para poder hacer tus experimentos de chichinabo solo porque sabes que el chaval es un «omega» y cuando tus investigaciones llegan a la conclusión de que el chaval no es mutante… ¿Lo mandas a la mierda? ¿En serio? ¿Qué clase de persona eres, Charles Xavier? ¿Dónde está aquel tipo paternalista, sí, pero que se preocupaba de sus estudiantes? ¿Dónde está el tipo que acogió como si nada en su mansión a gente como Carol Danvers, Warlock o Longshot, que ni eran mutantes ni nada parecido? Vamos a marear la marrana lo más grande, vamos a hacer que el chaval haga amiguitos entre mis mutantitos y luego le vamos a decir que no es «especial», que es otro pringado que no tiene el gen del Homo Superior. Que tío más asqueroso, puñeta.
Pero, dejando de lado el hecho de que los mutantes de ahora son gentuza y no tienen nada que ver con los de antes, que eran más humanos que los humanos y tal, la idea de Slott tiene bastante más lógica de lo que uno pueda pensar en un principio. Y es que claro, allá por los 60 se consideraba que los mutantes eran todos los que nacían con poderes, se daba por hecho que el siguiente paso evolutivo y blablabla eran los «humanos nacidos con poderes» y la cosa se fue refinando en los años posteriores con la idea del famoso gen mutantes y la creación de mutantes «no mutantes» como la inhumanidad, los Neo y, si te despistas, hasta los Eternos de Kirby. Sumado a todo esto, tenemos que los orígenes de Franklin Richards van mucho más allá del típico origen de mutante sesentero de «a tu madre le irradiaron el hipotálamo cuando te estaba gestando y eso te dió poderes», que la cosa dió para un annual entero de los 4F:
De esto que Susan Storm estaba a puntito de dar a luz a Franklin y Reed descubrió que el chaval venía torcido, con lo que juntó al resto del grupo que no estaba pariendo y se los llevó a la Zona Negativa para buscar un trasto tecnomágico que estabilizara al chaval; por lo visto las radiaciones cósmicas que daban sus poderes a los 4 Fantásticos durante el parto podían cargarse tanto al hijo como a la madre, y Reed se había esperado hasta el último momento para hacer algo al respecto. Cualquier ginecólogo te diría que llegaba un poco tarde y aquello ya era un imposible, pero como estamos hablando de Reed Richards lo de «imposible» es algo muy relativo.
Y allá se van Reed, Ben y Johnny a buscar antimateria por allí, y así acaban robándole a Annihilus su Vara de Control Cósmico que probablemente le robó a otro que realmente sabía que carajo era el cacharro en cuestión. Y así es como, usando las energías del cacharro ese -que, en palabras de Reed es «un dispositivo de control cósmico cuya energía puede ser regulada»- Reed salva tanto a la madre como al chaval y Franklin nace con una buena dosis de antimateria, que es algo muy sano y sienta mejor al cutis que el que aloe vera. El que luego Franklin desarrollara poderes que bordean la omnipotencia no tenía, a priori, nada que ver…
Hasta que llegó Dan Slott. Porque claro, hasta entonces se habían justificado los poderes de Franklin en base al origen clásico de los mutantes de «padres irradiados, niño mutado», pero si sus poderes no son por mutación «estándar» y vienen de los rayos cósmicos armonizados por antimateria de la Zona Negativa, pues como que Slott está abriendo una puerta con bastantes posibilidades. Si hasta ahora Franklin no había tenido suficiente con que sus padres, los mutantes y el multiverso que recreo le dijeran que era especial para sentirse especial, el hecho de ser un híbrido entre los rayos cósmicos -cuyo origen, por cierto, siempre ha estado un tanto neblinoso, con teorías que van desde experimento alienígena al mismísimo Galactus- y la antimateria de la Zona Negativa le dan uno de los orígenes más exóticos o retorcidos del Universo Marvel. Por no hablar de que ésto también explicaría que Valeria no tenga poderes más allá de ser una bestia parda intelectual.
Pero ojo, que tampoco podemos quitarnos de la chepa la «realidad editorial» de esta revelación; Dan Slott de un plumazo ha apartado a Franklin de la esfera mutante, dejando claro que el personaje es exclusivamente suyo y que no va a dejar que lo toqueteen. Esto ha provocado que muchos lectores lo llamen de todo -es el problema de la metáfora de la opresión mutante, que a día de hoy es un gazpacho de opresión y cada uno lo ve de una forma distinta que hace completamente insensible a todo aquel que ose hablar mal de los mutantes; pues ahora mismo son una panda de übermamarrachos, ya lo he dicho- porque piensan en metáforas de género, identidad, etcétera y el negar su mutantidad supuestamente da alas a los reaccionarios. Personalmente, no estoy en absoluto de acuerdo, sobre todo porque lo del gen x y el homo superior me ponen muy mucho de los nervios; los mutantes estaban mejor cuando eran simplemente gente que nacia con poderes y que, al no tener la madurez para controlarlos durante su adolescencia, el personal tendía a tratarlos mal y en paz. Con esa justificación ya tenías bastante, que en Carrie y demás novelas de Stephen King la cosa funcionaba bastante bien.
Vamos, que bien por Slott por abrir un camino que se remonta a una puerta dejada por Lee y Kirby y que les zurzan a todos los que se creen que ser mutante debe ser un rasgo identitario. Lo que tocaría, en todo caso, es que ese gazpacho de opresión se viera realmente representado en los cómics, y no «metaforizado». Pero es que ay, con Disney y todo el entramado capitalistacorporativo hemos topado…