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The Mandalorian, Star Trek Discovery y el Brexit

Alguna podría decir que se está produciendo un acontecimiento histórico en nuestro planeta con la coincidencia de dos series de televisión a ambos lados del streaming, Star Trek Discovery y The Mandalorian, la una por Netflix y la otra por Disney+. Una serie de televisión de Star Trek y otra de Star Wars emitiéndose el mismo día, algo impensable hace no tanto, pero así estamos. La cuestión es, y con tres episodios de Discovery y uno del mandaloriano a nuestras espaldas, ¿sabemos ya si merece la pena pagar sus respectivas suscripciones? Vamos a verlo, pero voy avisando que hay spoilers tanto de la una como de la otra…

Ojo con lo bien que pegan los dos posters, ni que los hubieran hecho a propósito.

A priori la papeleta más complicada la tiene el mandaloriano, que tras una primera temporada que le gustó a absolutamente todo el mundo y con el bebé Yoda asomando por todos lados, tiene que estar a la altura de su antecesora. La gente espera mucho de ella, y sin embargo ha arrancado a su ritmo, con otro western espacial de colonos y aborígenes enfrentados a una amenaza común. Y creo que ésa es la decisión correcta, mantener su propia identidad y seguir desarrollando su historia a fuego lento, sin hacer las concesiones locas de primer capítulo de temporada que hacen muchas series de televisión que necesitan rendir cuentas a los datos de audiencia. Sigo sin saber muy bien por qué el reconectar con los mandalorianos le puede decir a Mando dónde están «la gente de Baby Yoda», como si ellos fueran una especie de Dark Web de todo lo Jedi, pero el voto de confianza se lo tiene más que ganado a pesar de que ha vuelto a contarme una historia más que requetevista, porque lo del caballo con explosivos es algo bastante viejo. Eso sí, como esta vez lo hacen con un Bantha que es un bicharraco que no existe, pues como que a absolutamente nadie debería fastidiarle.

El Mando mola más, si es que no hay color.

Y sí, por supuesto tengo que hablar de Boba Fett. Yo siempre he estado en el bando de sus detractores, porque al final no dejaba de ser un personaje de fondo con un diseño muy chulo y poco más. Sin embargo, su fandom pasado de vueltas llegó a tal punto que la cosa empezó a dar mucho asco y su introducción en El Ataque de los Clones me pareció forzadísima, por no hablar de que sus episodios en Clone Wars también eran bastante insoportables. Así que sí, soy de los que celebran que se lo comiera el Sarlacc y hasta disfruto con el eructo de la edición especial -mira que disfruto pocas cosas de ella, vaya- pero parece claro que los planes de esta serie van por otro lado. De entrada se habla de la madriguera abandonada de un sarlacc, de unos jawas que tenían la armadura de Boba Fett y un clon de Jango Fett -medio internet está convencidísimo de que es el propio Boba- acechando al mandaloriano. Que sí, que podría ser perfectamente Rex -ojalá- porque sería una buena forma de enlazar con Ahsoka y la búsqueda de los jedi. No nos vayamos a engañar, es en momentos como este en los que me jode de que me hayan avisado ya de que Ahsoka va a salir en la serie esta temporada, preferiría no haber sabido nada y llevarme la sorpresa. Pero bueno, que se le va a hacer…

¡Pues yo lo veo así calvo y creo que es Rex!

Por su parte, Star Trek Discovery es la serie que más ha cambiado en su nueva temporada, la tercera. Y es que la serie, tal cual está ahora, recuerda bastante a otra serie de Gene Rodenberry, Andromeda, una serie sobre una nave congelada en el tiempo que despertaba en un futuro en el que la galaxia se había ido al cuerno y no quedaba nada de la «mancomunidad» que la había mantenido unida y en paz. Cuando se estreno Andromeda hace veinte años todo el mundo dió por hecho que era un proyecto fallido de Star Trek, ya que los paralelismos eran muy grandes, con lo que no sorprende que la nueva temporada de Discovery vaya exactamente de eso, de contarnos que siglos después la Federación se ha ido a hacer puñetas y nuestros protagonistas desplazados en el tiempo tratan de resucitarla como sea.

Mucho se quejan de que Star Wars siempre vuelve a Tatooine, pero Star Trek siempre vuelve a la Tierra. Y no me quejo, no.

La serie de momento ha tenido tres episodios, uno centrado en Burnham y la nueva situación de la galaxia, otro centrado en Sarú y la tripulación de la Discovery y otro que a mi juicio es uno de los episodios de Star Trek más inteligentes que he visto en mucho tiempo, porque sintetiza los principios de la Federación y el presumible conflicto principal de la primera temporada de forma magistral, además de hacer eso que se le daba tan bien a la serie original, hablarte de la actualidad con una buena historia; la Discovery llega a la Tierra siguiendo la pista de un supuesto almirante de la Federación, pero cuando se acerca a la órbita terrestre se encuentran que los terrícolas se han vuelto tremendamente aislacionistas y se niegan a todo contacto con el exterior. La encargada de la seguridad en la frontera, una jerifalta con marcadísimo acento británico, les viene a decir que no necesitan de la federación ni de nadie, que están mucho mejor aislados y que se vayan con viento fresco. Sin embargo, el ataque de unos piratas espaciales la acaba forzando a colaborar con la Discovery…

Aquí Michelle Yeoh, que en si misma es su propio efecto especial.

Para cuando acaba el episodio descubrimos que los piratas en realidad eran una colonia terrícola en Titan que supuestamente también era autosuficiente hasta que sufrieron un desastre y empezaron a morirse de hambre, tras lo que pidieron ayuda a la Tierra pero estos reaccionaron como siempre y se cargaron a sus emisarios sin hacer la menor pregunta, forzándolos a convertirse en piratas; tomando el libro de estilo de Batman de «acojonalos y serás más fuerte» los colonos se hicieron pasar por alienígenas tela de siniestros y empezaron a atacar a los terrestres hasta que la Discovery entró en el sistema solar y forzó a terrestres y colonos a dialogar y todo eso. Vamos, un Star Trek clasicote con sabor a Brexit.

Si es que esto del Brexit no trae nada bueno…

Sí, exactamente, el episodio toca al propio Brexit -recordemos el acento británico de la militar terrestre- y su aislacionismo, los miedos a la inmigración y la xenofobia que avivaron el susodicho referendum y dejan claras las desastrosas consecuencias que tiene el aislarte y creerte mejor que los demás en vez de colaborar unos con otros. Quieras que no el mensaje principal de Star Trek siempre fue el de crear un futuro mejor haciendo amigos, con lo que tarde o temprano a la serie le tocaba tratar el tema. Por lo demás, esta nueva temporada cuenta a su favor con haberse librado del lastre de estar situada en el marco cronológico de las demás series, de que su futuro estuviera ya escrito, con lo que tiene más fácil salir adelante sin pegarse con sus predecesoras. Es más, todo el trabajo de desarrollo de personajes realizado en las dos temporadas anteriores ha establecido unas dinámicas entre ellos que la han enriquecido bastante, con lo que parece que Star Trek Discovery por fin va a encontrar su propio camino.

Ahora que me digan que Burnham es una psicópata y que Saru sobra.

Y poco más que deciros sobre el acontecimiento histórico planetario este. Se hace raro eso de tener Star Trek y Star Wars cada semana en el mismo día, pero creo que podemos estar de enhorabuena porque, con sus pros y sus contras, las dos series funcionan. Y que narices, que venimos de unos tiempos muy oscuros en los que hasta costaba encontrar una serie de ciencia ficción decente en la parrilla…

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