Diógenes nunca se cansa de pregonar lo saludable que es salir de la zona de confort de uno, aplicándolo en el contexto del blog al tipo de ficción que consumimos, ya que que no es ni bueno, ni sano ni recomendable el no salir del nicho favorito de cada uno sea cual sea este. Y por ello y sin que sirva de precedente he decidido hacerle caso (esperemos que no se acostumbre) y ya que en cuanto a cómics, cine y televisión mis gustos ya son bastante variados ha tocado mirar a mis gustos literarios, en los que rara vez salgo del trío de ciencia ficción/fantasía/aventura, para introducir algo de variedad y salir de esa zona de confort que tanto detesta Diógenes. Buscando algo radicalmente diferente a lo que suelo estar acostumbrado y recordando que tanto en el cine de imagen real como en el anime el genero de la comedia romántica nunca me ha disgustado, opte por indagar por esa senda y acabe encontrando un libro publicado el pasado año con una premisa tan delirante y extravagante que supe que ese debía ser el libro que me sacase de mi zona de confort y que compartir aquí con los lectores de Brainstomping y con Diógenes. Así que sin mas dilación vamos a zambullirnos en este peculiar choque entre república y monarquía que es de los que hacen historia.
Alexander “Alex” Claremont-Diaz tiene dos cosas muy claras en la vida, que quiere seguir los pasos de su madre, la primera mujer Presidenta de los Estados Unidos, y entrar en política para ayudar a mejorar las vidas de sus compatriotas y que su odio a muerte hacia al Príncipe Henry de Inglaterra es reciproco. Pero cuando la enemistad entre ambos provoca un incidente internacional durante la celebración de la boda del hermano mayor de Henry, los gobiernos de sus respectivos países elaboraran un plan para lavar su imagen de cara a la comunidad internacional obligándoles a fingir una gran amistad entre ambos. Pero para su sorpresa Alex descubrirá que el Príncipe Henry no era exactamente quien el creía que era, que tampoco se conocía a si mismo tanto como el pensaba y que del odio irracional a algo mas complicado solo hay un paso…
Tras tantos años siguiendo las aventuras de héroes espaciales, hechiceros y aventureros de todo tipo, pasar a disfrutar del romance entre el hijo bisexual de la Presidenta Estadounidense y el Príncipe gay de Inglaterra es la mayor huida de mi zona de confort que podría haber realizado, pero una que sorprendentemente ha valido mucho la pena. Una dirección para la huida escogida a raíz del pequeño debate formado en los comentarios de anteriores artículos del blog en torno a la representación positiva de ciertos colectivos en la ficción. Y es que en Red, White & Royal Blue me he encontrado con un gran ejemplo de que al final la gente es gente y que da igual la combinación de personas que formen la pareja, una historia de amor es una historia de amor y esto funciona igual de bien que cualquier otra historia de otro tipo que hubiese disfrutado antes.
Una novela que ademas obedece a una corriente surgida en los últimos años tras encontrarse las editoriales con que mas de la cuarta parte de los lectores de esas novelas catalogadas como “Young Adult” eran leídas por lectores que sobrepasaban los treinta años de edad. Lectores que buscaban sumergirse en la nostalgia de la adolescencia y rendirse al confort de historias en las que al estar enfocadas a un publico mas joven y abierto de mente era mas fácil encontrar protagonistas y temas que quizás eran dejados un poco de lado en otro tpo de literatura “adulta”. Esto ha dado lugar a lo que se ha dado en llamar “New Adult”, libros que conservan muchos de los elementos de de los YA pero con protagonistas algo mayores y un enfoque mas explicito en ciertos temas como el sexual que en los libros para adolescentes se pasa un poco de puntillas.
Aunque dejando a un lado todas estas etiquetas que al final solo sirven para que sea mas fácil saber en que estantería de la librería o sección delas tiendas online buscar lo que le interesa a uno, lo que tenemos entre manos es una comedia romántica de corte tremendamente clásico en la que Casey McQuiston no duda en recurrir a todas las formulas del genero burlándose de ellas, aunque sin recurrir a la parodia, haciendo que sus personajes secundarios casi parezcan conscientes de que se encuentran en una y hagan mofa de todo lo que sucede a su alrededor, llegando en alguna ocasión a anunciar a sus protagonistas lo que les deparara el futuro unos cuantos capítulos mas adelante. Y si, ello conlleva que prácticamente desde el principio quede clarisimo como va a terminar todo (no hay finales infelices en las comedias romanticas, o no deberia haberlos al menos) pese a que en el camino hacia esa resolución podamos encontrarnos alguna sorpresa que otra. Pero esta predictibilidad no impide en absoluto el disfrute del libro, que gracias a su ritmo ágil, lo entrañables que acaban siendo sus protagonistas y secundarios y la habilidad de McQuiston con los diálogos hacen que sea difícil soltar el libro una vez que se empieza.
Una habilidad con los diálogos en los que hace buena gala del insulto y el sarcasmo como lenguaje (el preferido para los protagonistas a la hora de flirtear y el que yo impondria como lengua oficial) que me ha recordado mucho, salvando las distancias al estilo de Armando Lannucci (Veep es uno de los principales referentes que cita McQuiston como inspiración). Aunque la visión tan idealista que nos presenta McQuiston de la política, principalmente a través de la Presidenta Claremont, tan decente como integra y honesta y quien no duda un instante de poner a su familia por delante de su propia carrera política, me ha recordado también mucho a la añorada West Wing (y aquí debo aclarar que no he visto aun Veep y quizás esto se de también en esta serie) lo que para mi personalmente a contribuido aun mas al disfrute de esta lectura.
Un idealismo que nace sobre todo de la tremenda decepción que supuso para cualquier persona decente la elección del mamarracho de Trump como Presidente de Trump el mismo año en el que McQuiston comenzó la escritura de su libro. Una decepción que tras un pequeño y comprensible bache post-electoral le dio fuerzas para transformar un tanto su idea original y crear para los protagonistas un mundo que sin ser perfecto era mucho mas optimista y tranquilizador que el real, con alguien decente al mando en lugar de un monstruo narcisista. Y sin duda esto acabo contribuyendo al gran recibimiento que tuvo esta novela, congraciándose tanto con la critica y el publico, recibiendo unos cuantos premios, apareciendo en la lista de best-sellers del New York Times, ver la obra publicada en medio mundo y ademas vendiendo los derechos para realizar una película (que producirán Greg Berlanti y Amazon Studios). Lo que no esta nada mal como debut en el mundo de la literatura.
Pero ademas de los lugares comunes habituales dentro de este genero, con sus protagonistas reconociendo poco a poco que sus sentimientos de animadversión mutuos siempre escondieron algo mas para acabar aceptando ese amor empalagoso tan propio de este tipo de historias, aquí podemos encontrar otros elementos que hasta hace relativamente poco no eran tan comunes en la ficción mas generalista. Así tenemos por un lado a Alex descubriendo con sorpresa, y aceptando poco a poco y con todas sus fuerzas, su bisexualidad mientras va dándose cuenta de que esos sentimientos siempre estuvieron ahí sin que supiese entenderlos plenamente y aprendiendo a ser mas el mismo que nunca tras aceptarse por completo. Y por el otro nos encontramos a Henry, quien siempre supo que era gay pero desde muy joven le dejaron claro que el peso de la corona, las tradiciones y la “buena imagen” de la familia real le obligarían a vivir una mentira toda su vida sin importar su felicidad o su salud mental, al menos hasta que alguien le hizo ver que existía otra opción. Dos elementos bastante bien llevados a lo largo de toda la novela que independientemente de la sexualidad de cada uno pueden ayudar tanto a entenderse a uno mismo al verse reflejado en estos personajes como a empatizar con quienes en el fondo no son tan diferentes a uno mismo, y eso es algo que a veces da la impresión de que hace mas falta que nunca.
Así que tras haber disfrutado tanto con este libro con el que hasta cierto punto se pueden aprender unas cuantas cosas, no me queda mas que agradecerle profusamente a Diógenes su consejo gracias al cual me encuentro ahora en esta nueva y mucho mas amplia y diversa zona de confort que no dudare en seguir ampliando, ya que si esta experiencia me ha enseñado algo es que uno puede encontrar grandes obras de ficción donde menos se lo espere. Y aunque puedo entender que quizás este libro en concreto no sea del gusto de todo el mundo, si que quiero animar a todos los que hayan sido capaces de leer hasta aquí a probar nuevos libros, cómics, series de televisión, películas o lo que sea, que no es bueno limitarse las opciones habiendo tanto que descubrir por ahí fuera.