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Giant Size X-Men: Tribute to Wein & Cockrum

Del Giant Size X-Men #1 ya hemos hablado alguna vez y no deja de ser un cómic del que casi se podría decir que está todo dicho; punto de inflexión y de partida para los X-Men, supondría la recreación de la franquicia mutante y su transformación en la idea del grupo que tenemos hoy en día. Han pasado muchos autores y personajes por la serie, pero al final los que quedan son los muchos de los que se presentaron en éste cómic. Se ha revisionado esta historia introduciendo precuelas y secuelas, se han buscado dobles sentidos por todos lados y hasta se le ha enmendado la plana varias veces, pero lo que es indiscutible de este cómic es que hizo historia. Y por eso precisamente, Marvel decidió celebrar su 45 aniversario con una recreación del cómic a manos de dibujantes de hoy en día. Y así nace Giant Size X-Men: Tribute to Wein & Cockrum.

 

No, este es el original, el bueno, el de verdad. ¡El transgresor de «LA PATRULLA X NO VOLVERÁ A SER LO QUE ERA!

La idea es sencilla, respetando los textos y layouts originales de Len Wein y Dave Cockrum, varios de los dibujantes actuales de Marvel recrean una página del cómic. El experimento, que va en contra de todo lo que hemos hablado sobre la cohesión gráfica de un cómic, se vuelve aún más interesante todavía porque estamos viendo a dibujantes actuales trabajar con viñetas más pequeñas de lo normal y sometidas a bocadillos más grandes de lo normal. Para entendernos, ésto es lo que estaríamos leyendo hoy en día si el género no se hubiera visto influenciado por el manga, el estilo cinematográfico o el tan consabido decompressive storytelling. Y maldita sea, tiene su gracia.

En 1975 dijeron «no durará» y ya ves, ha durado hasta hoy.

 

Porque, reconozcámoslo, ahora mismo tenemos una generación de dibujantes acojonante. El nivel de calidad que se le pide a un dibujante hoy en día es enorme, teniendo que trabajarse cada página el triple o el cuádruple que el dibujante medio de los 70, y precisamente por eso la mayoría de ellos es incapaz de seguir el ritmo de trabajo mensual mientras sus antecesores podían hacer hasta dos o tres títulos mensuales. No era así en el caso de Dave Cockrum, que era un dibujante lento que se trabajaba todos sus cómics hasta el exceso. Tristemente el trabajo de Cockrum en X-Men ha quedado a la sombra de John Byrne y sus sucesores, por lo que muchos lectores han terminado ninguneándolo a pesar de que este mismo cómic demuestra que su capacidad como contador de historias era más que sobresaliente, y a este homenaje me remito:

Una cosa que me encanta es que hayan respetado hasta las onomatopeyas, aunque les cambien de color.

Como podéis ver, esto es una página de Chris Samnee tal cual, con un diálogo tal vez demasiado descriptivo para los gustos actuales pero visualmente la mar de atractivo, Rondador se mueve de una a otra viñeta y el ojo lo sigue sin ningún esfuerzo. Samnee ha remarcado en la segunda viñeta el tejado sobre el que está subido Kurt y lo muestra flexionando sus piernas en la tercera viñeta para dejar claro el que va en posición de ataque, pero los cambios son mínimos porque el original funciona perfectamente cuarenta años después

Si te fijas solo se carga un par de las viñetas originales, pero… Buf…

Otros autores no son tan respetuosos con los layouts originales -cosa que, honestamente, no me parece muy bien, después de todo estamos homenajeando a Cockrum- y nos encontramos que Margarite Sauvage hace una recreación creativa de casi toda su página. Que podemos discutir sus decisiones sobre la parte de Tormenta, pero es en la primera viñeta donde vemos la primera torpeza; se carga el autohomenaje de Cockrum y Len Wein sustituyendo los personajes del cine, porque los que están sentados junto a Sean son los mismísimos Len Wein, Dave Cockrum y su futura esposa, Patty Cockrum. Me parece un pelín triste el hacer esto, pero en fin, que se le va a hacer. Menos mal que en la siguiente imagen Carmen Carnero salva el día con una recreación estupenda; algo más luminosa, sí, pero la lluvia torrencial que mostraba el original tal vez fuera hasta excesiva

El Llanero Solitario Dos. O Tonto Dos. O algo así.

Luego tenemos a Juann Cabal, que en la presentación de Ave de Trueno hace una cosa muy rara, primero hace una transición curiosa entre la partida de Peter y el cambio de localización a Arizona que tiene su aquel, pero inexplicablemente le dibuja a John Proudstar con pinturas de guerra que no llevaba en el original. Y claro, en la siguiente página y como están tomando como referencia el original de Cockrum, Guruhiru no las dibuja y a la miera de concordancia dentro de la misma escena.
En la página 15 y tras la splash page de Mark Brooks -muy fiel al original, sí- podemos ver a Kris Anka recreando la primera vez que Cíclope conoce a sus nuevos compañeros -ya, ya sé que a Banshee y Fuego Solar ya los conocía, pero ya me entendéis- y vemos como Anka manipula un poco los tiros de cámara para «suavizar» la tensión del momento; si en el original Cockrum usaba un plano frontal para la entrada de Scott, Anka usa un contrapicado y en las siguientes viñetas relaja la situación. Esto no acabo de entenderlo muy bien, el original me parece que muestra a un Cíclope mucho más tenso, saliéndose de la viñeta -algo que en 1975 era todo modernidad, vaya- y mostrandose a la defensiva respecto a sus nuevos compañeros.

El Stratojet o la versión chusca del Pájaro Negro.

Luego en la página 17 Schitti hace lo que le viene en gana, tanto en los layouts como en las pintas de los personajes, porque comete el error de bulto de ponerle a Cíclope su nuevo visor precisamente en el cómic en el que cuentan como cambia del visor viejo al nuevo. En fin, tonterías, porque a la hora de la verdad lo que se carga el experimento es que no respeten los layouts originales. Al menos podían hacer como Yu en la página siguiente, conserva la misma cantidad de viñetas del original, mantiene las poses de los personajes pero gira la cámara que da gusto; el homenaje a Cockrum salta un poco por la ventana, pero algo es algo y vemos a Yu fuera de su zona de confort.

La viñeta del centro no me gusta un pelo, oiga. Y Xavier mirando para otro lado cuando llega Cíclope pues tampoco.

Hay, por supuesto, muchos otros autores que hacen lo que más o menos les apetece y parece que solo homenajean a Len Wein, pero de entre los que más o menos respetan el original a algunos les dan «venadas». Por ejemplo, en la página 22 vemos a Iban Coello permitiéndose una frivolidad, con las dos viñetas superiores en forma de medio logo del Windows. No sé a que atiende, porque no añade nada al original y yo diría que hasta despista, pero supongo que quería darle un toque personal o de modernidad. En fin, ésto es lo que hay.

Si plantas mutantes, ¿crecerán más mutantes?

En la página 27 Marcelo Ferreira es otro que viene a hacer lo que le apetece, pero en la viñeta que muestra a la Patrulla X reventando la pared hace una cosa interesante. Que sí, que no hay homenaje y eso está muy feo, pero me parece interesante y que viene a cumplir la función de la viñeta original de una forma más clara y hasta más interesante. Pero peor es lo de la 28, en la que Javier Garrón dedica la mitad de espacio a la primera aparición de Krakoa y acaba dejándola en algo bastante pocho. Copón, que la viñeta original de Cockrum la tengo grabada a fuego y es una de esas que siempre pensaste que era una splash page y no lo es, así que más le valdría haberla respetado. Menos mal que en la siguiente página Rod Reis hace una recreación casi milimétrica que casi diría que bordea el plagio, pero en fin, yo que sé, que esta gente no tiene medida.

Sabes que has llegado lejos cuando te dan la página del clímax de la historia.

Pepe Larraz es otro de esos que respeta el esquema de viñetas original pero mueve la cámara; ¿que puedo decir? El tío es bueno y estas cosas se le dan de lujo, cuantísimo me gustaría ver lo que haría con Claremont… Pero bueno, que en la siguiente página tenemos a Jen Bartel, que de un tiempo a esta parte se ha centrado en su faceta de portadista y, dejando de lado su propia serie de Image -que hasta donde me llega la memoria dejó de publicarse el año pasado- no ha vuelto a prodigarse en los interiores. Bartel es bastante respetuosa con el original y esto es de agradecer, porque siendo portadista pues uno se espera que busque la filigrana compositiva como han hecho algunos. Lo mismo pasa con Mike del Mundo, que aunque se toma más relajadamente la referencia original, mantiene el esquema de viñetas.

A mi la última viñeta me recuerda muchísimo a Johnny Quest.

Para cuando llega la última página y Mike Hawthorne se inventa la segunda viñeta para poder sacar un primer plano de Lobezno, me doy cuenta de que la gran diferencia entre hace cuarenta y cinco años y ahora, más allá de los acabados, no está en los dibujantes, si no en los guionistas. Los dibujantes actuales utilizan más viñetas gordas, sí, pero todo viene de guionistas que dan pie a ello, que buscan que el dibujante se explaye. La economía de diálogos y textos de apoyo -no digamos ya los bocadillos de pensamiento, que han sido proscritos del todo- nos ha dado cómics en los que las acciones de los personajes conllevan a su vez la información que habría estado en dichos textos de apoyo, teniendo que reflejar gráficamente conceptos psicológicos o intelectuales de esa acción. Para entendernos, si un personaje le pega un puñetazo a otro porque se acuesta con su señora, el personaje dirá «¡MARUJA ES MIA!» mientras que en el pasado habríamos tenido una descripción de su estado mental y la humillación que supone para él que su señora se acueste con un tipo tan feo. Hoy en día tenemos dibujantes excelentes que pueden hacer esa labor con soltura -algunos de ellos se ven aquí- pero otros… En fin, que sí, ¡que viva Len Wein y Dave Cockrum!

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