Ayer mencionaba que es imposible hablar del Denny O’Neil guionista sin hablar de su trabajo en Batman, pero si hay un trabajo que pueda hacerle sombra a este sin duda es lo que el y de nuevo Neal Adams hicieron con Green Lantern y Green Arrow, dos superhéroes de lo mas clásicos que durante décadas habían vivido una cómoda existencia dentro de los convencionalismos del genero. Algo que terminó cuando O’Neil y Adams les pusieron frente al mundo real creando con ello una de esas obras maestras que parecen mejorar con los años y que como sucede con buena parte de la obra de O’Neil sigue siendo tristemente relevante a pesar de los años transcurridos desde su publicación.
Desde sus comienzos el Green Lantern de la Silver Age había sido un cómic de superhéroes muy clásico (y tremendamente divertido como he redescubierto en mis recientes relecturas) muy volcado en la vertiente mas de ciencia ficción del genero superheroico. Durante unos once años Hal Jordan se había enfrentado a toda clase de científicos locos, villanos megalómanos y ridículos, invasores provenientes de toda clase de mundos y dimensiones y demás amenazas a cada cual mas fantástica. Algo a lo que el propio O’Neil había contribuido a finales de los sesenta en unas cuantas historias sueltas que podría haber firmado el mismísimo John Broome. Pero algo cambió en 1970, el Denny O’Neil periodista que había visto lo peor de la sociedad y que quería alejar el cómic de superhéroes de cierto infantilismo que aun arrastraba el genero aprovecho la oportunidad que le brindo DC para tratar de revitalizar las ventas de la serie y con ello hizo historia.
Una revitalización en la que Denny O’Neil volvió a trabajar junto con Neal Adams, con quien ya había trabajado en Batman (y quienes unos pocos años mas tarde harían de nuevo historia con Batman como vimos ayer) y se trajeron a la serie a Green Arrow, un personaje clásico que nació casi como una copia barata de Batman y que nunca había conseguido destacar. Un personaje del que Neal Adams había actualizado su apariencia un año antes dándole un aspecto mucho mas moderno (para los 70, aunque yo sigo adorando ese traje), elegante y superheroico. Pero un simple cambio de cabecera y un nuevo co-protagonista (al que aquí redefinieron para siempre, creando al Ollie que en demasiadas ocasiones hemos echado de menos) no eran las únicas herramientas con las que O’Neil y Adams iban a tratar de salvar las ventas de esta serie, los cambios iban a ser mucho mas radicales y profundos en todos los sentidos.
Y así fue como un simple paseo por los cielos de Star City para visitar a su amigo Green Arrow y el detenerse para impedir lo que parecía el ataque de un pandillero a un señor muy elegantemente vestido hicieron que Hal Jordan abriese los ojos a una realidad que nunca había querido ver. Un momento que sirvió de carta de presentación para el nuevo Green Arrow, quien tras perder su fortuna iba a convertirse en el campeón de los oprimidos y mas preocupado por los dramas sociales del día a día que por las grandes amenazas cósmicas (o como muchos dirían, “un rojo de mierda”).
Pero Hal no se deja amilanar por el discurso de su amigo y trata de justificar lo sucedido. Después de todo Hal Jordan había sido durante años un piloto de pruebas de élite acostumbrado a moverse por un mundo muy diferente del que ahora estaba “protegiendo” (aunque en aquella época se ganase la vida como vendedor ambulante), defensor de la ley con los Guardianes, alguien que creía que realmente “ningún mal escapaba a su vigilancia”, que estaba convencido de tener clarisima la diferencia entre lo que estaba bien y lo que estaba mal, y después de todo el chaval se había saltado la ley y el solo cumplía con su trabajo…
Y es entonces cuando llega el golpe definitivo que hace añicos la “realidad” de Hal y uno de los momentos mas icónicos del cómic de superhéroes. El momento en el que un anciano negro interrumpe la conversación entre ambos héroes para preguntarle a Green Lantern que como es que se pasa el tiempo trabajando para los pieles azules, salvando a lo largo y ancho del universo a gente naranja y purpura… Pero que como es que nunca ha parecido preocuparse por los negros… Algo para lo que Hal no tiene respuesta.
Lo se, si uno se pone cínico puede argumentar que cada vez que Green Lantern ha salvado la Tierra o incluso el Universo de las amenazas de Sinestro, Krona o cualquier otro de sus grandes villanos ha salvado también a todos los habitantes de la Tierra, blancos y negros. Pero el mensaje de O’Neil y Adams esta claro, de poco sirve ver ese gran esquema de las cosas, y salvar las vidas de los habitantes de incontables mundos, si permites que parte de tu propia gente viva una existencia miserable mientras tienes el poder para marcar la diferencia, un poder que no utilizas porque efectivamente han habido muchas formas de maldad que han escapado a tu vigilancia.
Y tras formar equipo y acabar con el malo/macguffin de turno entre rejas, un empresario corrupto que hacia la vida imposible a sus inquilinos para dejarles en la calle para poder derribar el edificio y construir un aparcamiento, haciendo presumiblemente un poco mejor las vidas de dichos inquilinos, llega ese epilogo que redefine definitivamente a Green Arrow con el discurso con el que consigue convencer a esos inflexibles Guardianes de Oa, con su cuadriculada visión de la ley y el orden, de que su visión esta equivocada, que no pueden ampararse en defender el régimen establecido cuando hay gente buena y decente sufriendo y muriendo en las calles. Un emotivo discurso en el que nos encontramos el lado mas social y combativo de dos autores que siempre lucharon por lo que era justo dentro y fuera del cómic y que no fue mas que el primer paso de una grandísima etapa que ha pasado a la historia.
Tristemente, y pese a la inmensa calidad del cómic y a las buenas criticas, las ventas no acompañaron y la serie fue cancelada dos años mas tarde en su numero 89, teniendo que rematar los cabos sueltos en historias que aparecieron de complemento en la serie de Flash. No sin que antes consiguiesen otros grandes hitos históricos como el de crear a un personaje como el Green Lantern John Stewart o el durisimo y realista retrato de la adicción a las drogas que hicieron a traves de Roy Harper, comics que merecerán ser reseñados aparte en otro momento. Por suerte el tiempo supo poner esta etapa en su sitio y hoy en día es considerada mas que merecidamente como uno de los mejores cómics de superhéroes que se han publicado, uno que supo incorporar como pocos temas del mundo real y que cincuenta años después de su publicación sigue siendo tan relevante como lo fue entonces.