Lo que vais a leer a continuación no está escrito en piedra. Mal que nos pese, los personajes van mutando a lo largo del tiempo y, igual que le pasó a Cervantes con el Quijote de Avellaneda y demás apócrifos, hay montones de versiones de Superman a cargo de distintos autores que son completamente contradictorios con la esencia del personaje original. Porque la esencia del personaje original, en su concepción es la del antiabusones, la del defensor de los oprimidos. Y que difícil es ser el defensor de los oprimidos cuando cargas con los símbolos de los opresores…
Que a ver, en todas partes cuecen habas. No nos engañemos, Superman estaba realizado por dos chavales que no llegaban a la veintena cuando lo inventaron -consiguieron publicarlo unos años más tarde, eso sí- y su visión del mundo estaba ceñida a su día a día; a los macarras de barrio, maltratadores, empresarios sin escrúpulos o gangsteres y los escándalos de corrupción que bombardeaban los titulares de los diarios ya por aquel entonces. En mitad de todo aquel panorama era normal que la mente de Jerry Siegel y Joe Shuster pensaran en un héroe que rompiera con todo aquello, aunque solo fuera para adaptar una vieja historia sobre una especie de variante de Dr Jekyll con poderes psíquicos; Superman no es una creación surgida de un día para otro, pero su esencia era un mundo injusto contra el que se rebelaba, ya fuera para hacer el mal o hacer justicia. Y sí el Superman malvado original no tuvo éxito, el que terminaría por funcionar era uno que usaba sus poderes desinteresadamente, por el bien de los demás, por no tolerar la injusticia. Superman era una fuerza de la naturaleza que no rendía cuentas a nadie pero a la vez era infalible, un ciclón de justicia que pasaba por encima de unas leyes que no estaban a la altura de sus ideales. Y entonces llegó National, entonces llegó DC…
No, no vamos a echarle la culpa a DC de todos los cambios que no nos gusten entre la versión original de Superman y la actual. De entrada, DC no ha tenido la voz cantante en todo momento -el cine, los seriales radiofónicos, las series de animación y la TV ha tenido mucho que ver- pero creo que a su vez son responsables de muchos cambios la mar de interesantes para el personaje que lo han enriquecido tremendamente. Por mucho que ponga a caer de un burro la administración Weisinger, es bajo su tutela en la que se inventan muchísimos de los elementos de ciencia ficción del personaje que, aunque separaron casi por completo al personaje de sus motivaciones «realistas», lo enriquecieron tremendamente. Que no nos engañemos, si hubiera sido por Jerry Siegel Superman le habría contado su identidad secreta a Lois Lane muchísimo antes, y el personaje habría terminado décadas antes de que lo pudieran tocar los Byrne, Morrison o hasta Alan Moore. Pero si estamos hablando de quién es Superman, que es lo esencial para que el personaje mantenga su identidad, tenemos que sintetizar al personaje tanto en lo bueno como en lo malo, ver lo que nos sobra y la parte en la que no se hace hincapié. Y joder, anda que no es irónico que el mayor enemigo de Superman sean los prejuicios…
Porque hasta los mayores fans del personaje que tienen la casa alicatada con la S de Superman muchas veces te sueltan lo de «es que Superman es demasiado poderoso, por eso se inventó la kryptonita, por eso se le enfrenta a villanos más poderosos que él». Y se equivocan, por supuesto. Se equivocan los que recurrieron durante años y años a esas trampas, los que cogen el atributo más característico de un personaje y lo retiran del tablero para poder colocarlo en situaciones más «mundanas», más manejables. Superman no necesita la kryptonita igual que a Lex Luthor tampoco le hace falta, porque el gran superpoder de Lex Luthor es que es amoral y la gran «debilidad» de Superman es que tiene todos los escrúpulos que le faltan a Lex. Lex es malvado, le gusta ser malvado y se regodea en ello, Superman es humilde y hasta llega a darle vergüenza quedarse a sacarse la foto. Situaciones en las que a Superman le dan las llaves de la ciudad y se ve forzado a recogerlas para él son tremendamente incómodas, mientras que para Lex son un baño y masaje para su ego por el que se desvive. A Superman no le importa lo que piensen los demás mientras se haga justicia, mientras las cosas estén «bien», y por eso el Lex Luthor empresario funciona mucho mejor que el del planeta Lexor, porque le importa tremendamente lo que opinen de él y su enfrentamiento con Superman no va de venganzas, si no de egos, de demostrar que él es mejor que Superman porque si no no vale nada.
Porque, y volviendo al tema de los abusones, Lex Luthor es como cualquier otro abusón, quiere ser fuerte y poderoso para poder abusar, para que no abusen de él, porque en el fondo tiene miedo. Y Superman, por su lado, es todo lo contrario; nació con sus poderes y podría decirse que prácticamente está hecho para abusar de ellos, porque le cuesta horrores no hacerlo ya que con solo estornudar podría derruir edificios enteros; esto provoca que tenga que tener cuidado en casi todo lo que hace y por eso acabas notando que en sus mejores caracterizaciones tiene detalles como volar más lento entre edificios porque no quiere se revienten los cristales y hieran a alguien o prefiere dialogar con los atracadores que tener que noquearlos. Superman no quiere hacer daño ni a una mosca a pesar de que físicamente podría destruir el planeta entero, conquistarlo o lo que hiciera falta, porque Superman está hecho para abusar y no lo hace; por eso cada vez que ponemos a Superman tomando la solución más fácil y dejándose llevar matando kryptonianos lo estamos devaluando.
Es más, llevamos casi treinta años leyendo historias de Supermanes «alternativos» malvados. Supermanes fascistas, Supermanes asesinos, Supermanes inhumanos… Y seguramente le gustarán a gente que no le guste o no le interese Superman, porque si quiero un tipo superpoderoso que sea malvado meto la mano en el cubo de los villanos y me salen a paladas. Que sí, que está el morbo de «¿que puede haber hecho que el parangón de la justicia se vuelva malo?» pero más allá de eso todas las historias del Superman malo se pueden contar con Mongul o cualquier matado de esos. «Voy a contar una historia en la que matan a Lois Lane y Superman pierde los nervios» o peor «Superman está triste porque la gente ya no le quiere y se monta una granja virtual en el polo norte» nos presentan un Superman que supuestamente es llevado al límite, cuando lo interesante de Superman es que no tiene límites, que no se rinde, que es imparable, que siempre encuentra una solución mejor; va a acabar con el abusón, no se va a quedar con los brazos cruzados aunque se quede sin poderes, aunque le cortes los brazos, las piernas y la cabeza. Es Superman, y la base del género de superhéroes está precisamente en ese carácter de no rendirse jamás.
Pero alguno me dirá con razón que un personaje tan poderoso, tan indomable, es complicado de escribir. Que aunque tengamos en cuenta que su «debilidad» es ese corazón tan grande que no le cabe en el pecho, Superman sigue siendo jodido de escribir. Ya, y también escribir a Sherlock Holmes era bien complicado, a pesar de que Conan Doyle se iba más por las historias de aventuras que por las de misterio. Quieras que no, Superman es el paquete entero, puedes debilitarlo, hacerlo menos poderoso o sacarle enemigos más fuertes que él que lo maten a puñetazos en las calles de Metropolis, pero lo que va a hacer que tu historia sea memorable es el apelar a la esencia del personaje, porque es eso lo que hace que sea una historia de Superman y no de otro personaje.
En resumen, está complicado el escribir bien a Superman. Sería más fácil tratarlo como un personaje con sus mismos poderes pero que se deja llevar por sus miedos y pasiones, con cierta ambigüedad moral -al fin y al cabo, todos somos hipócritas a nuestra manera- y que de vez en cuando cruza la línea porque eso nos da escenas tremendamente dramáticas que impactaran al lector o espectador novato. Pero si hacemos eso no solo estaríamos escribiendo una mala historia de Superman, estaríamos tomando una decisión consciente de hacer un trabajo tramposo y mediocre. Y si algo no debe ser Superman es mediocre…