Seguimos con este repaso general a lo que ha supuesto The Clone Wars y llegamos ya a su última temporada, finalizada ayer mismo.
La última temporada ha constado de tres arcos, uno sobre Rex, otro sobre Ahsoka y finalmente otro sobre los dos juntos. El primero, «Bad Batch», viene a recuperar a Rex para centrarse en el ejército clon y los sacrificios que hacen a finales de la guerra, mostrándonos su humanidad y lo muy alejados que están de la impresión de muchos espectadores, que los percibían como un ejército de autómatas. Los clones han evolucionado a lo largo de la guerra, han desarrollado cada uno su propia forma de ser y dentro de la propia historia el protagonismo de la trama pasa de manos de Anakin y Obi Wan a Rex y el pintoresco comando Bad Batch.
El siguiente arco es el protagonizado por Ahsoka y que nos viene a contar lo que estuvo haciendo tras el final de la sexta temporada y su abandono de la secta jedi, ayudando al espectador a recordar quién es Ahsoka -en ese momento de la historia no deja de ser una adolescente- y poniéndola en el estado emocional necesario para lo que está por venir. Ahsoka Tano hace algunas amigas por el camino que no dudo que Filoni recuperará en un futuro -si a estas alturas no os habéis dado cuenta de que este hombre no da puntada sin hilo es que no habéis estado muy atentos- y así es como acaba reenganchándose a la guerra justo antes de su final, con Anakin y Obi Wan dejándola sola porque tienen que irse a la batalla de Coruscant. Y sí, aquí es donde empieza la última historia de Clone Wars…
Ante todo hay que decirlo bien claro: Filoni ha querido homenajear a su maestro con estos últimos capítulos. No en vano Clone Wars es la criatura de ambos, el último trabajo de George Lucas con ella y forma parte de la historia que se está contando en ella. Por eso la presentación de los cuatro capítulos, una película de dos horas que transcurre paralelamente a La Venganza de los Sith, viene presentada por el logo original de Lucasfilm LTD, el mismo que usaba George Lucas durante la producción de American Graffitti y Star Wars en 1977. Volver al principio para contar el final, vaya.
Voy a seros sincero, nunca me gustó La Venganza de los Sith. Es cierto que cualquier cosa era mejor que El Ataque de los Clones -la peor película de la serie junto a El Ascenso de Skywalker, menudo par de esperpentos- y creo que por eso La Venganza dejó a muchos buen sabor de boca, pero siempre pensé que la tensión dramática necesaria para lo que se está contando en dicha película nunca se lleva a cabo. Lucas se queda a medio gas, y el hecho de que la revelación de Darth Vader al final de la película haya sido carne de meme no hacen más que reafirmar esa idea. Por eso me sorprende tanto que El Asedio de Mandalore, la película que se ha montado Filoni para acabar la serie, sea tan parecida a la Venganza de los Sith y que funcione tan rematadamente bien.
Porque a ver si nos aclaramos, el primer capítulo es equivalente a la batalla de Coruscant; nuestros héroes vuelven a ser los de siempre, felices y ganando batallas -ojo al guiño a Rebels en la escena de Anakin en el puente, por cierto- y tenemos el reencuentro entre Ahsoka y Anakin de la misma forma en que Anakin se reencontraba con Padmé en la película, dandonos en ambos casos la última escena de Anakin siendo «bueno». A partir ya de la segunda mitad del primer capítulo y el siguiente, tenemos las batalla de Mandalore como una más del final de la guerra igual que en La Venganza de los Sith se mostraban las batallas de Utapau y Kashyyyk, pero en todo momento se mantiene una atmósfera de tensión, de una sensación pavorosa de que algo terrible va a pasar. En la película original eso se veía a través de la trama de Anakin, en Clone Wars se ve mediante las conversaciones de Ahsoka y Maul. Y entonces sí, entonces es cuando llega el tercer episodio y la purga jedi.
Toda la salida de Mandalore y la llegada de Ahsoka al destructor mantienen esa tensión y la elevan a la máxima potencia, llegando a superar con mucho la del original. Paralelamente a las escenas de Anakin comiéndose la cabeza mientras Mace Windu va a detener al futuro Emperador, los mandalorianos empiezan a darse cuenta que han cambiado una tiranía por otra y Ahsoka y Rex se dejan claro que a estas alturas ya son mucho más que compañeros de batalla, que son familia. Y entonces sí, entonces Anakin se convierte en Darth Vader y el Emperador da la orden de aniquilar a los jedi, convirtiendo en asesinos sin mente a todos los clones que al principio de la historia han mostrado lealtad a Ahsoka y hasta han pintado sus cascos en homenaje a ella; he ahí la fuerza desgarradora de esta versión de la misma historia, Clone Wars en vez de poner el foco en Obi Wan o Anakin o siquiera en la propia Ahsoka, lo pone encima de los propios clones, de Rex. La Orden 66 que se muestró en el cine era horrible para los jedi que fueron exterminados, pero mucho más terrible lo es para todos aquellos clones que a duras penas se ganaron su humanidad y a la que un simple chip en su cabeza se la arrebata de la forma más inmisericorde.
Y sí, Ahsoka termina salvando a su amigo y recuperándolo, y los dos tratan de huir sin matar a un solo clon -cosa harto complicada, porque son un montón de ellos- y seguramente éste sea el moomento en el que las dos películas se separan la una de la otra, con La Venganza derivando en la pelea entre Obi Wan y Anakin y la «muerte» de este último y Ahsoka peleándose con Rex hasta que consigue salvarlo. El último tramo refleja el principio de La Venganza, con otro destructor cayendo a un planeta y los héroes tratando de salvarse como pueden, pero para entonces ya está todo el pescado vendido y todo lo demás es más o menos previsible, porque quieras que no ya hemos visto Rebels y nos han contado lo que fue de estos personajes.
Y sí, luego está el epílogo en el que años mas tarde Darth Vader hace una visita a los restos del destructor y descubre el sable que Anakin le entregó a Ahsoka antes de la batalla de Coruscant. Sencillo, directo, conservador, otro plano de pies, cenital desde arriba, se fija en un detalle, levanta la cabeza y otra vez cenital desde arriba… A estas alturas ya casi es un tópico del audiovisual, pero lo bueno de los tópicos es que bien usados siguen siendo igual de poderosos. Vader mira el sable de Ahsoka y se lo lleva, dejando de lado el casco del soldado clon. Porque al final Clone Wars iba sobre los clones, esos a los que crearon para la guerra, formaron para la guerra, murieron en la guerra y fueron descartados inmisericordemente; para Vader, para el Emperador, para los propios Jedis, los clones no eran nada ni nadie, y al final de la historia a la única persona a la que le importaron se llamaba Ahsoka Tano. Bravo.
Después de ver el final de Clone Wars, creo que no voy a volver a ver las precuelas. Porque lo que han conseguido George Lucas, Dave Filoni y su equipo es darle sentido a todos los desbarajustes de aquellas películas, y aunque Clone Wars no se entienda sin las precuelas, si que hace que te parezcan muchísimo mejores de lo que son. Clone Wars funcionan hasta tal punto que si volviera a ver esas películas la serie me parecería peor, así que prefiero quedarme con la sensación de que La Venganza de los Sith funciona -heh- y esperar a lo que esté por venir. Que, visto lo visto, lo esperaremos ansiosos cual M’Rabo al catálogo de la Venca.