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Star Wars – The Rise of Skywalker (I): Se acabó la farsa

Voy a intentar escribir un post sin spoilers para todos los que tenéis interés en ver la película, pero me va a costar. Y es que si hay algo en lo que más o menos todo el mundo estuvo de acuerdo sobre El Despertar de la Fuerza fue que la película no era muy original que digamos. Que lo intentaba muy fuerte y a ratos no llegaba, a pesar de contar con personajes como Leia, Han o Chewie. Muchos decidieron ya en aquel momento mandarla al cuerno, a pesar de que la propia película era autoconsciente de que era un quiero y no puedo, y precisamente mostraba de villanos a la Primera Orden, un grupo de villanos que trataba de ser el Imperio y no podía, no llegaban a serlo.

Se que a estas alturas es difícil no hacerlo y hasta duele decirlo, pero… No la veáis.

Locos por ser lo que no eran, habrían tratado de construir su propia Estrella de la Muerte, Kylo Ren trenía un sable láser que no funcionaba bien, sus naves capitales tenían un hueco dentro de ellas. Era un Imperio Galáctico fallido, y todos sus líderes mostraban un complejo de inferioridad tremendo, Líder Supremo Snoke incluído. La gracia de la película es que era autoconsciente de ello, y permitía dejar un camino abierto hacia dónde podían perder la cabeza esos locos; al fin y al cabo, se estaba estableciendo una analogía entre los régimenes totalitarios del siglo XX y los que estaban surgiendo en el siglo XXI; creados por líderes que seguían a la sombra de genocidas. Es más, se llegaba a prometer un desarrollo de esas ideas en las continuaciones, se creaba un misterio sobre los orígenes de los villanos y, aunque se habían cargado a Han Solo demasiado pronto, nos quedaba la promesa de volver a ver a Luke Skywalker en acción.

La mayor queja de El Despertar de la Fuerza era tremendamente lógica; ¿Por qué no nos daban un reencuentro de Han y Luke? ¿Tanto miedo tenían de que eclipsaran a Rey?

Sin embargo Rian Johnson en Los Últimos Jedi fue en otra dirección, tratando de subvertir las expectativas del personal y haciendo que Kylo Ren, el perro de presa de los neonazis, mordiera a su propio amo y se decidiera por buscar su propio camino. Esto no era una «traición» al original desde el momento en que, quieras que no, el personaje se había basado siempre en la rebeldía, primero hacia sus padres, luego hacia su maestro y finalmente hacia su propio corruptor. Su conclusión para el final de la película era la de que debía destruir lo viejo para dejar paso a lo nuevo, mientras los buenos, la resistencia, mutaba a lo largo de la película hasta convertirse en lo viejo, en los «rebeldes». Sin embargo, un sector amplio del público se quejó hasta la enajenación de las ideas que sugería la película para «abrir» más el universo, al dejar claro que la Fuerza no era patrimonio exclusivo de los Jedi y mostrando a un Luke Skywalker decidido a dejar que la Orden Jedi desapareciera por el bien de la galaxia. Se montaron peticiones de firmas para rehacer la película y hasta un aguililla aprovechó para recaudar fondos para una hipotética versión alternativa del Episodio VIII, de por medio tuvimos el despido de Colin Trevorrow -el que iba a ser director del Episodio IX- y el primer gran batacazo del sello Star Wars en taquilla, la película de Han Solo. La situación parecía completamente fuera de control y entonces… Volvió JJ Abrams.

JJ Abrams es conocido por dos cosas: su segunda película de una franquicia es bastante peor que la anterior y sus finales decepcionan bastante. Ambas cosas se cumplen a rajatabla con Rise of Skywalker.

Vamso a ver una cosa, el guión de El Despertar de la Fuerza lo empezó a escribir Michael Arndt -que es uno de los mejores guionistas que te puedas echar a la cara, todo hay que decirlo- y lo terminaron el propio Abrams y Lawrence Kasdan, un tipo que no necesita presentación porque además de ser un director estupendo, es el responsable de guiones como los de la trilogía original de Indiana Jones, El Retorno del Jedi o la que está considerada como la mejor película de Star Wars, El Imperio Contraataca. Kasdan dotó al Episodio VII de diálogos eléctricos, estableciendo una relación entre los personajes que no existió en el Episodio VIII y ni mucho menos se ve por ningún lado en el IX. Hay una pálida imitación, de chascarrillos que se repiten, y no me refiero con ello al soniquete machacón de frases de la saga -casi da la impresión de que se podría hacer una película entera solo con repetir «tengo un mal presentimiento», «tú eres la última esperanza» y demás frases típicas de la serie- si no a chistes vacios que son una fotocopia de sus originales. Pero ojalá ésto fuera su mayor problema…

Sí, hay cosas que os sonarán un poco.

Toda el guión de Abrams y Chris Terrio (el de Argo, sí, pero también el de Batman v Superman) parece querer viajar ligera de equipaje, las situaciones se crean y resuelven a una velocidad tan vertiginosa que parece que cada línea de diálogo está escrita solo para poder llevarnos a la siguiente escena; es como la versión retorcida y maligna de la vieja máxima de los escritores, aquello de que cada línea debe avanzar en la caracterización o en la trama. Aquí la mayor parte del tiempo se limita a que avance la trama, sí, haciendo que si un personaje va a un sitio A, se encuentre algo que le llevará a un sitio B, pero en ese sitio A no pasará absolutamente nada más, no habrá un segundo para dedicarlo a caracterizar, a dejarte «disfrutar» del paisaje. Ésto, que a priori podría darnos igual porque al final «es lo que buscas en una película de acción», no es así porque la trama se mete en camisas de once varas que lastran los diálogos con una confusa exposición muy poco convincente; síntoma claro de que al guión de esta película le faltaban tres o cuatro borradores más. Y claro, siendo esta como es la última película de la trilogía resulta especialmente preocupante, porque al fin y al cabo se supone que ésta era la entrega de consolidación de los personajes, en la que Rey, Finn y Poe iban a ser Han, Leia y Luke, y sin embargo sus pocas líneas de diálogo se las pasan explicándose entre ellos que es lo que están haciendo, con lo que la dinámica entre personajes se acaba reduciendo a cosas como que Finn y Poe ya no se llevan tan bien, noticiones como que Finn sí tiene la fuerza no se les hace ni la mitad de caso del que se debiera (y suenan más a una autojustificación de Abrams) y Rey… Rey solo está pensando en Kylo y nada más. Van asomando personajes como los de Keri Russell o Naomi Ackie pero la película tiene demasiada prisa para hablar de ellas, deja apuntados un par de datos sobre ellas y a otra cosa. Otros personajes de películas anteriores como Rose Tico son prácticamente una nota al pie de página, mientras que Lando Calrissian y otros pues están, sí, pero como si no estuvieran.

«-Tu confianza es tu debilidad. -Tu fe en tus amigos la tuya.»

Más de uno puede pensar que esto es una especie de venganza personal de Abrams contra Johnson, tratar de deshacer todo lo que hizo el segundo para volver al rollo del primero, pero no, porque realmente Abrams traiciona lo que formulaba en su primera película; el planteamiento original de Kylo Ren y la Primera Orden son prácticamente borrados del mapa, personajes del propio Abrams como el General Hux son moscas aplastadas en el parabrisas de una película demasiado preocupada no solo de estar a la altura de Star Wars si no también de Avengers Endgame. Da la sensación de que Abrams hizo El Despertar de la Fuerza pisando huevos, pero en este caso perdió todo su miedo a cagarla y ni se le ha pasado por la cabeza tener en cuenta nada de la sutileza del guión original. Abrams y Terrio pasan por encima de lo que haga falta, rellenan los huecos mediante fanservice y lamentablemente ni eso último son capaces de hacer; supuestos accidentes de trenes como Rogue One muestran batallas espaciales que le dan mil vueltas a cualquier cosa que se vea en esta película, y si quieres ver las peores peleas de sables láser de toda la saga, Rise of Skywalker es tu película, ¡y os lo dice alguien al que le aburren tremendamente todas las de las precuelas!

¡ME ABUUUUUUUUUUUUURROOOOOOOOO!

Para añadir más leña al fuego y dejar peor está película tenemos que darnos cuenta de que ahora mismo se está emitiendo en Disney+ El Mandaloriano, serie que le da mil vueltas a Rise of Skywalker. Mejores personajes, con unas motivaciones más definidas y coherentes consigo mismos, con planes que a priori no parecen ser tan absurdos, un desarrollo más tranquilo pero nunca aburrido, consciente de de dónde viene a dónde va, un Baby Yoda que se come con patatas a Babu Frik… ¿Por qué tengo la sensación de que si no existiera The Mandalorian ahora mismo estaríamos quemando nuestras zapatillas de andar por casa de Star Wars? ¿Por qué tenemos la misma sensación de pena y decepción que tuvimos con el Dark Knight Rises de Nolan? Igual es que esto de las películas y la palabra «rise» no acaba de funcionar, porque siempre que la usan la cagan…

Lo único bueno es que George Lucas se va a sentir tremendamente reivindicado, que al fin y al cabo sus precuelas no fueron gran cosa y ahora ya tienen compañía…

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