Hoy toca alejarnos de la actualidad televisiva y comiquera de estados unidos para dedicar este espacio a un cómic que aunque si que es cierto que se publico originalmente allí, no podría ser mas nuestros, Las Brujas de Westwood. Esta se trata de otra de las incursiones con las que nuestro paisano el Torres lleva una buena temporada abriéndose camino con éxito en el mercado estadounidense a través de su editorial Amigo Cómics (Y que en este caso concreto de hoy su edición en español corre a cargo d ella editorial Dibbuks) y que en esta ocasión y junto con Abel García y Angel Hernández nos ofrecen una historia de brujas de las que ponen los pelos de punta y en la que nada es exactamente lo que parece…
Tras el fulgurante e inesperado éxito de su novela “Walpurgis Passion”, Jack Kurtzberg se encuentra atascado en un bloqueo creativo al que no ayuda en nada las presiones de su agente, la editorial, la productora de la adaptación cinematográfica y su esposa de que termine de una vez su secuela. Pero todo eso queda a un lado cuando Jack recibe la trágica noticia de que su hermano Jim ha fallecido en un accidente, lo que provocara que Jack se replantee muchas cosas y decida abandonar Los Ángeles para regresar a su ciudad natal y tratar así de recuperar la inspiración perdida. Pero las cosas han cambiado mucho en Westwood desde que el se marcho de allí hace tantos años y un oscuro secreto que atenaza el pueblo acabara poniendo su vida patas arriba.
Llevaba queriendo reseñar este cómic desde que pude conocer en persona al Torres y a Angel Hernández en el pasado Salou del Cómic de Tenerife, pero por unas cosas o por otras se ha ido retrasando, pero como se suele decir la espera ha valido la pena (aunque quizás leerlo de madrugada no fue la mejor de mis ideas) Y lo que me he encontrado es con una historia de terror/horror con un sabor muy clásico en la que se juega con los estereotipos del genero, subvirtiéndolos cuando es necesario, y que te atrapa desde esa primera escena que ya marca el terrorífico tono del cómic y que hace que uno no pueda soltarlo hasta acabarlo con el corazón en un puño. Una historia en la que ademas El Torres demuestra su arte manejándose en esto del terror haciendo que la historia no vaya por donde uno se espera, evitando que Las Brujas de Westwood se convierta en un simple refrito de lugares comunes y sea algo mas grande y aterrador. (y genialisimo y muy apropiado el detalle del nombre de su protagonista)
En el apartado gráfico se complica la reseña ya que aunque técnicamente han sido tres los dibujantes que han trabajado en este cómic, mas el trabajo de Esther Sanz como colorista, en la edición en español de Las Brujas de Westwood solo podemos disfrutar del trabajo de dos de ellos, Abel García y Angel Hernández. Originalmente Abel García fue el dibujante del cómic y se encargo de los dos primeros números de la miniserie, pero problemas de agenda le impidieron continuar con su trabajo y el tercer numero acabo siendo dibujado por Roger Bonet, quien tampoco tenia la agenda mas despejada del mundo y para evitar mayores retrasos fue Angel Hernández quien se encargo de dibujar el cuarto y ultimo numero de la serie. Pero para mantener cierta coherencia visual en su edición en recopilatorio para España el Torres decidió (y no debió ser una decisión fácil precisamente), que ya que la historia se dividía en dos capítulos diferenciados, que Angel Hernández dibujase de nuevo el numero tres de la miniserie para que ese segundo capitulo (números 3 y 4) mantuviese la misma estética.
Sin haber podido leer ese numero dibujado por Roger Bonet es difícil saber como de acertada fue la decisión, pero lo que si tengo claro es que el resultado final editado en tomo funciona muy bien y que los estilos de Abel García y Angel Hernández aunque son diferentes se complementan de miedo. Ambos a su manera consiguen crear a la perfección una atmósfera de desasosiego y mal rollo incluso en los momentos aparentemente mas cotidianos y que no nos abandona a lo largo de toda la historia, sin hacerle ascos a un gore que casi provoca mas horror con lo que nos insinúa que con lo que nos muestran. Y eso sin olvidar el gran trabajo de Esther Sanz coloreando los dos últimos capítulos de Angel Hernández, quien aumenta la ya de por si gran sensación de angustia y terror y que maneja que da gusto el claroscuro y las escenas nocturnas.
En resumen, que estamos ante un gran cómic que no dejara indiferente a los amantes del genero de terror (y que con las navidades a la vuelta de la esquina esto es un regalo perfecto aunque sea poco festivo) y que es una buena muestra no solo del talento que seguimos exportando en esto del cómic, sino de los huevos que hay que tener para montar una editorial aquí que edita en Estados Unidos, trabajar desde aquí como guionista en un mercado como el estadounidense que a veces parece que de fuera solo valora a los dibujantes, y encima tener éxito con ello. Así que desde aquí todos nuestro animo y agradecimiento a Amigo Cómics, al Torres y a todos sus compañeros de aventuras por cómics como este y que sigan así mucho tiempo.