Para terminar la semana toca avisar de que ha vuelto una serie a la que aun le tengo mucho cariño pese a que hace tiempo que paso su mejor época, Archer. Una serie que ha sufrido una evolución bastante curiosa y pese a que ha conservado su humor irreverente y grosero su ambientación ha idos friendo unos cambios bastante drásticos. Y aunque soy el primero en reconocer que la serie ha perdido la frescura y el descaro de sus primeras temporadas, el giro que le han dado a su actual temporada, lanzando a sus personajes de lleno a la ciencia ficción mas retro, ha conseguido despertar de nuevo mi interés y reavivar mi esperanza de que quizás esta vez si sea la temporada en la que Archer vuelva a ser lo que fue. Así que este articulo mas que una reseña en si (solo se ha emitido su primer episodio, eso que tanto le gusta a Diógenes) es una especie de anuncio de que la serie ha vuelto y que quizás valga la pena darle una ultima oportunidad.
Año 1999, en las cercanías de Altair Beta la nave de rescate M/V Seamus co-capitaneada por el Capitán Archer y la Capitana Lana se ha encontrado con los restos de una nave que parece haber sido atacada por piratas. Y lo que parecía una sencilla misión de rescate en la que el Capitán Archer no se había molestado en sacar de hibernación a sus compañeros para poder quedarse con todo aquello de valor que quedase a borde de dicha nave, se convierte en una pesadilla para toda su tripulación…
Como decía mas arriba la evolución de Archer ha sido un tanto pintoresca. Lo que comenzó siendo una parodia del genero de espías poco a poco se fue transformando de una forma a ratos un tanto esperpentica. Primero llego el abandono de la agencia de espionaje I.S.I.S. (por motivos tristemente obvios) y los personajes fueron sufriendo una crisis tras otra en la que en una temporada trabajaban para la C.I.A. en otra trataban de convertirse en traficantes de cocaína o montaban una agencia de detectives. Un abandono progresivo de sus señas de identidad originales que coincidieron bastante con la perdida de calidad de las historias, casi como si Adam Reed, creador de la serie, hubiese ido perdiendo la inspiración a medida que se le agotaban los referentes de espionaje que parodiar. (y curiosamente la calidad técnica mejoraba espectacularmente)
Dicha evolución llegó aun extremo absurdo cuando en lugar de introducir a los personajes en situaciones y escenarios cada vez mas absurdos, directamente nos presentaron a versiones alternativas de estos pero viviendo en distintas épocas y llevando diferentes vidas, el Hollywood de los años 40, aventuras exóticas en el pacifico de los años 30 (homenajeando descaradamente la serie Los Cuentos del Mono de Oro, una de mis favoritas de los 80) y finalmente el “lejano” futuro de ciencia ficción de 1999.
Esta nueva temporada, como todas las anteriores, parte de multitud de referentes y homenajes, desde el titulo que es un claro homenaje a Space 1999, la serie de Martin Landau de los 70, a uniformes y tripulación que recuerdan mucho a la Nostromo de Alien (con forma de vida sintética a bordo incluida) a elementos que parecen salidos de Firefly, el pulp mas clásico, cómics de ciencia ficción, etc. Y esto es algo que hay que reconocerle a Adam Reed, que quizás sus guiones hayan perdido esa mordacidad que les caracterizaba, pero su habilidad para combinar guiños, homenajes y parodias en un todo coherente se mantiene intacta, lo que esta por ver es si ahora ha recuperado ademas la chispa que tuvo en su día la serie.
Dicho todo esto tengo que añadir que el primer episodio aunque ha sido entretenido y me ha encantado la ambientación (una de las principales razones por las que aparte de la nostalgia, el clavo ardiendo de la esperanza y quizás una “lealtad” mal entendida, he decidido seguir viendo la serie) tampoco ha sido un estreno para tirar cohetes, pese a que como en las temporadas anteriores la historia promete, pero habrá que cruzar los dedos para que a lo largo de las próximas ocho semanas Archer demuestre que puede volver a ser la gran serie que fue. Y si no es así siempre nos quedara revisionar sus primeras cinco (quizás seis) primeras temporadas y volver a disfrutar como entonces.