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Arreglando los 4 Fantásticos (I): No, no son una familia

«Los 4 Fantásticos son una familia.» Hemos oido esto un millón de veces y lo vamos a oir mucho más ahora que Marvel Studios parece que va a introducir al cuarteto en el MCU. Normalmente, los que sueltan esta afirmación, sentencian con total convencimiento, con la desfachatez de pretender que se les de la razón y que esto es el alfa y el omega de la definición de los 4 Fantásticos: «Ya existe una buena película de Los 4 Fantásticos, y se llama Los Increíbles». Y otra vez la misma mirada onanista, el mismo sentimiento de finalización, cuánta razón tengo a pesar de no tener ni puñetera idea, de no saber por dónde ando ni por dónde me da el viento. Porque no, porque Los 4 Fantásticos no son una familia.

¡Que no guionista zutano, que no tienes que venir a esta serie a contarnos lo mucho que quieres a tus hijos y a tu abuela!

Bueno, de una forma literal si son familia, claro, pero eso sería tan reduccionista como decir que Superman es un granjero o Spiderman es de Queens. De hecho, es mucho más acertado decir que Superman es un granjero que el decir que Los 4 Fantásticos son una familia, porque al final esa reducción abarca muchas más características del personaje que las que pueda abarcar la «familiar» sobre Los 4 Fantásticos; los atributos «idílicos» de un granjero implican un amor a la tierra y al trabajo bien hecho, ser hospitalario y ayudar a los demás -nada que ver con las guerras de lindes- mientras que una familia implica el cuidarse a unos a otros, el pelearse pero arreglar los conflictos comunes y realizar actividades todos juntos, pero ni por asomo indica que el padre sea un supergenio, ni el cuñado un bala perdida, ni el tío Ben un monstruo naranja superfuerte. Los 4 Fantásticos son una familia, sí, y son una familia con superpoderes, pero ahí es donde acaba la semejanza con los Increíbles, una película que tenía más puntos en común con la JSA de Thomas o sobre todo con Watchmen que con los 4 Fantásticos. Así que si queremos «arreglar» los 4 Fantásticos y recuperar la magia de Stan Lee y Jack Kirby, vamos a tener que buscar por otro lado…

Por el creador de Sherlock Holmes, nada menos.

Hay varios referentes del grupo que forman entre todos ellos los cimientos del grupo, desde los Challengers of the Unknown de Kirby hasta los cómics de monstruos que el mismo Kirby y Lee estuvieron realizando durante los años anteriores a 1961, el nacimiento del Los 4 Fantásticos. Alguna que otra vez también hemos comentado que los referentes literarios de Stan Lee y demás autores de su generación venían más del pulp de ciencia ficción y serie negra que del propio género de superhéroes que ellos mismos estaban creando; así Batman es La Sombra, mientras que los clónicos de Doc Savage, John Carter o el mismísimo Alan Quatermain de Rider Haggard pueblan las tiras de prensa de la primera mitad de siglo, eso sin olvidar a Julio Verne o héroes de Conan Doyle como Sherlock Holmes o el Profesor Challenger de El Mundo Perdido. Y son precisamente Challenger y la estructura de muchas de las novelas de Verne las que influencian tremendamente en Los 4 Fantásticos; si tomamos la primera historia del grupo contra el Hombre Topo, podríamos pensar que los protagonistas de El Mundo Perdido (El Profesor Challenger como loco por confirmar sus teorías, su rival el Profesor Summerlee, el periodista y narradow Edward Malone y el músculo aventurero Lord Roxton) o los protagonistas de Viaje al Centro de la Tierra de Julio Verne (el Profesor Otto Lindenbrock, su sobrino Axel y el guía Hans Bjelke) no son tan distintos de Reed, Sue, Ben y Johnny, un grupo de personalidades contrastadas y con habilidades completamente distintas y no del todo adecuadas para la aventura en la que se encuentran.

Challenger era un tipo tremendamente peculiar y aspecto desequilibrado, con tendencia a la violencia.

Por otro lado, muchos de los personajes de Verne eran científicos que lo arriesgaban todo para probar sus teorías, aventureros que en otro contexto serían los villanos de la historia; así, el Capitán Nemo no deja de ser un científico apasionado por el mundo submarino y con un pasado trágico que le empuja a odiar a los gobiernos de la Tierra, al igual que Robur era el único que conocía los secretos del vuelo y rapta a sus rivales científicos para que reconozcan su superioridad; y de esta forma no nos cuesta reconocerlos como una de tantas inspiraciones que tuvieron los posteriores Ultrahumanita, Sivana, el Mago Sin Alas o el mismísimo Doctor Muerte.

Probablemente uno de los eslabones entre los científicos locos de la Novela Científica y los supervillanos más convencionales es Fu Manchu, que combinaba ciencia, magia y racismo rancio en un concentrado de pura maldad.

Visto que probablemente estas son las lecturas de infancia tanto de Kirby como de Lee, no nos cuesta mucho ver a lo largo de toda la etapa Lee y Kirby la repetición de temas, estructuras narrativas y demás de estas obras, totalmente alejadas de lo que en muchos casos luego sería el grupo, con la diferencia de que normalmente en estos grupos la novia del protagonista no solía salir a cazar dinosaurios o a enfrentarse con científicos locos, y que hasta bien entrado el cine en la creación de nuevas ficciones para el imaginario colectivo, la mujer no dejaba de tener un papel más como trofeo a conquistar y catalizador de las grandes hazañas de los protagonistas -el Malone de El Mundo Perdido se mete en la expedición para impresionar a su novia y que así acepte casarse con el- o de otro tesoro de tantos a conseguir, una belleza exótica de un lugar lejano a lo Dejah Thoris que acaba convertida en esposa del protagonista y en rehén profesional. Como digo, esto cambia con el cine y la estructura Hollywoodiense que obliga a que cada historia cuente un romance, con lo que el interés romántico empieza a aparecer al principio de la historia y se sustituye a uno de los miembros del grupo de aventureros por «la chica», que va pasando de rehén a tener cada vez un papel más proactivo como la Ann Darrow de King Kong, que durante gran parte de la película se limita a ser un rehén y que acaba siendo «su belleza» lo que derrota al monstruo -y una buena dosis de munición, para que negarlo-.

Reed Richards, Susan Storm y Ben Grimm, ¿hace falta decir más?

Mañana seguiremos hablando de como encaja la figura femenina en los 4 Fantásticos, y de como Susan Richards pasó de chica rehén a tener un papel más proactivo en una serie cuyo leitmotiv nunca debió ser el de constituirse como la familia real de Marvel.

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