Ya que ayer especulábamos por aquí sobre lo que puede que nos encontremos en la próxima serie de The Mandalorian, es el momento perfecto para echar la vista atrás y recordar los tiempos en los que parecía que solo existía un Mandaloriano, Boba Fett. Un personaje que nunca me importo demasiado y del que nunca entendí las pasiones que levantaba entre muchos fans de la famosa saga. Pero he encontrado un pequeño cómic que publicó la Wizard entre sus paginas a finales de los noventa y que si bien no me ha reconciliado con el personaje si que me ha hecho pasar un buen rato, que ya es algo. Y que esa historia este escrita por John Wagner y dibujada por Carlos Ezquerra es simplemente una coincidencia…
En ruta hacia Coruscant para entregar a unos prisioneros la Slave I de Boba Fett se encuentra con lo que parece ser un tesoro esperando a que alguien lo recoja. Una fragata a la deriva que no responde a sus llamadas ni parece albergar vida y cuya venta puede proporcionarle al caza recompensas un gran botín. Pero Boba Fett no ha llegado hasta donde esta por ser alguien descuidado, por lo que con la “ayuda” de uno de sus prisioneros para que le sirva de conejillo de indias ante cualquier peligro que pueda albergar su presa, aborda la desconocida nave sin tener ni idea de lo que le espera en su interior…
Boba Fett:Salvage no deja de ser una simple anécdota, una historia autoconclusiva que no nos presenta aspectos desconocidos del personaje ni nos ofrece nada novedoso en el terreno narrativo, es sencillamente un pequeño cómic que traslada al espacio esas historias de barcos a la deriva con un peligro indefinido a bordo y en el que su protagonista tiene que enfrentarse al peligro que le amenaza de la forma menos heroica posible. Y tratándose de una historia de ciencia ficción corta en la que se subvierten algunas claves del genero nadie mejor para llevarla a cabo que dos autores que por aquel entonces ya tenían a sus espaldas unas cuantas décadas de experiencia desenvolviéndose como querían en ese terreno, John Wagner y Carlos Ezquerra.
De esta historia se podría decir que son Wagner y Ezquerra llevandose a Boba Fett a su terreno, ya que si uno cambia a Fett por Johnny Alpha, Dredd o cualquier otro personaje de 2000 A.D. la historia funcionaria igual (y no me cabe duda de que mas de una vez habrán utilizado un esquema similar en muchas de sus historias) pero no puedo culparles de ello, ya que pese a esas legiones de fans Boba Fett no deja de ser un personaje tremendamente plano fácilmente intercambiable. Pero pese a ello ambos autores consiguieron que la historia, pese a su simplicidad funcionase, y ademas se las arreglaron para mostrarnos a un Boba Fett que solo busca salvar su pellejo a toda costa y si eso implica huir con el rabo entre las piernas que así sea.
Y gran merito de que todo funcione en esta historia se lo debemos a Carlos Ezquerra, un autor que como indicaba antes, a finales de los noventa estaba ya tan curtido en el terreno de la ciencia ficción que se manejaba como quería en el. Y aunque no me atrevería a decir que este sea uno de sus mejores trabajos, si que es uno en el que hacia gala de todo su talento a la hora de crear entornos fantásticos y criaturas extrañas y que nos dejó alguna pagina de esas en las que vale la pena recrearse la vista.
Mentiría si dijese que tras leerme esta historia ha crecido en mi un interés desmedido por el personaje y que deseo fervientemente que sea el quien se esconde detrás de la cara de Pedro Pascal en The Mandalorian. Lo que si que puedo decir es que el leer esta historia me ha reafirmado en mi admiración por el talento y el oficio de John Wagner y Carlos Ezquerra, dos autores para quienes no parecía haber trabajo pequeño y que sabían respetar al lector ya estuviesen haciendo una de sus grandes sagas en 2000 A.D. o como en este caso un mini cómic para promocionar la Wizard. Una pareja artística que lo fue todo y que aunque por desgracia ya no contamos con Ezquerra entre nosotros, nos queda el consuelo de que aun podemos encontrar historias como esta, que al menos yo desconocía por completo, y que son capaces de hacernos pasar un buen rato.