El pasado miércoles nos despertamos con la triste noticia del fallecimiento del guionista James Hudnall a los 61 años de edad. Un guionista del que no puedo decir que fuese un admirador ardiente o que siguiese con atención toda su carrera, pero del que si que puedo decir que fue autor de un par de cómics que me encantaron. El primero fue The Psycho, una delirante deconstruccion del genero superheroico junto con el ilustrador Dan Brereton y del que ya hablare otro día. Pero de lo que hoy quiero hablar es de una novela gráfica que Hudnall realizó en 1989 junto con el dibujante Eduardo Barreto, la Biografía no Autorizada de Lex Luthor. Un cómic en el que se nos mostró un retrato mas brutal y despiadado que nunca del famoso villano y que hoy, en memoria de James Hudnall, vamos a recordar.
Todo el mundo conoce a Lex Luthor, el famoso empresario, multimillonario, filantropo y (segundo) hombre mas poderoso de Metrópolis. Un hombre con una reputación intachable del que nadie dice una mala palabra… y vive para contarlo. Porque detrás de esas luces que deslumbran a la sociedad se esconden multitud de sombras a las que muy pocos se han atrevido a acercar. Y uno de esos pocos es Peter Sands, un periodista en horas bajas que con tal de recuperar su prestigio perdido se embarca en una tarea que pondrá su vida en el filo de la navaja, escribir la biografía no autorizada de Lex Luthor.
Durante décadas Lex Luthor, pese a ser uno de los villanos mas importantes de DC, no fue mas que el clásico científico loco que ponía al héroe en apuros con sus inventos. Pero a mediados de los 80, coincidiendo con el reseteo provocado por Crisis en Tierras Infinitas John Byrne (aunque hay quien adjudica el merito de la idea a Marv Wolfman) rediseño la personaje por completo, basándolo en empresarios como Ted Turner y el tristemente muy de actualidad Donald Trump, convirtiéndole en un todopoderoso empresario que nunca se manchaba las manos. Una versión que se parecía mas de la cuenta al Kingpin de Marvel pero que funcionaba muy bien como contraste con Superman y que se mantuvo así durante décadas. Luthor pasó a ser alguien intocable por la ley, que estaba dispuesto a hacer lo que fuese necesario con tal de conseguir sus objetivos y que odiaba a Superman por haberle arrebatado su posición como el hombre mas poderoso de Metrópolis. Pero pese a que en las series del hombre de acero nos habían mostrado lo malvado que seguía siendo esta nueva versión del personaje, fue en la novela gráfica de Hudnall y Barreto donde descubrimos hasta que punto Luthor era un autentico monstruo.
Y aunque ya Byrne nos había dejado mas que claro hasta que extremo era malvado su nuevo Luthor, el mejor ejemplo el secuestro y tortura de Lana Lang para tratar de averiguar la identidad secreta de Superman, Hudnall fue un poco mas allá para mostrarnos el lado mas diabólico y mezquino del villano. Durante toda la novela gráfica vamos “sintiendo” la presencia casi omnipresente de Luthor, descubriendo poco a poco que es lo que le hace ser como es y un James Hudnall que va haciendo crecer la tensión pagina a pagina, provocando que aunque sepamos de que forma inevitable va a terminar todo seamos incapaces de apartar la mirada de las paginas. Y todo esto culmina en una muy particular entrevista a corazón abierto en la que un Luthor sin tapujos ni disimulos se permite el mostrar su verdadero y repulsivo rostro y no es nada agradable.
Pero esta novela gráfica no hubiese sido lo mismo sin el trabajo del gran, y tristemente también fallecido, Eduardo Barreto. El trabajo del veterano autor uruguayo en este cómic fue de esos de quitarse el sombrero. Su manejo de la anatomía y la expresividad de los personajes es envidiable, consiguiendo no solo que sus personajes parezcan muy naturales (y no un puñado de clones con distinto pelo) y que transmitan toda clase de emociones sin necesidad de leer los diálogos. Pero para mi lo mas destacable es el magistral empleo que hizo aquí del claroscuro, remitiéndonos de inmediato con su uso al cine negro al que tanto debe este cómic. Y eso sin olvidar el lujo de contar con un por aquel entonces novato como Adam Kubert de colorista haciendo un trabajo mas que bueno.
El paso de los años dejo atrás esta versión de Luthor y hoy en día. tenemos una que busca combinar lo mas destacado de todas sus versiones, aunque primando la del científico loco que vuela por ahí con con su armadura de combate. Pero esta novela gráfica sirve no solo de testimonio como uno de los mejores ejemplos de esta versión del personaje, sino como un recordatorio de dos grandes autores que ya no están entre nosotros pero que nos han dejado como legado cómics como este.