Como hoy es viernes y tengo todo el fin de semana para convencer a Diógenes de que esta sera la ultima vez y que no volveré a escribir sobre cómics británicos raros en una larga temporada, me voy a permitir el hablar de un cómic británico raro. Aunque después de todo tampoco es tan raro, ya que creo que ese tal Alan Moore que escribió los primeros episodios de este peculiar cómic es famosillo y me suena que el propio Diógenes me había pedido que hablase de cómics suyos. Y este junto con Steve Parkhouse, quien mas tarde continuo en solitario con la saga, fueron los responsables de dar vida a una de las familias mas grotescas, pintorescas, desagradables y extremadamente británicos que haya visto en el mundo del cómic. Así que vamos a ver que tenia de especial los miembros de The Bojeffries Saga.
Durante mas de un siglo la familia Bojeffries ha llevado una vida apacible en su residencia en los suburbios de Northampton, o todo lo apacible que puede ser la vida de una familia formada por vampiros, hombres lobo, científicos locos, mutantes niños eternos y monstruos primordiales que escapan a toda comprensión humana. Pero pese a esas diferencias superficiales los Bojeffries son sobre todo una familia normal y corriente que solo quiere continuar con su existencia en paz, encontrar el amor, disfrutar del fruto de su trabajo y salir por ahí con sus amigos a tomar unas copas, en definitiva gente como cualquiera de nosotros…
Creado por Alan Moore y Steve Parkhouse en 1983 para la revista Warrior, hogar entre otros de series como Marvelman o V de Vendetta, y continuado mas tarde por Parkhouse en solitario, la vida editorial de The Bojeffries Saga ha sido tan peculiar como la de la propia familia protagonista. De la revista británica los Bojeffries pasaron a continuar en la revista Dalgoda de Fantagraphics en 1986, de allí a A1 de Atomeka Press en el 89, mas tarde todo ese material, con alguna historia extra de por medio, fue reeditado en 1992 en un tomo por Tundra Press, la editorial fundada por Kevin Eastman (el de las Tortugas Ninja) y que curiosamente tenia su sede en Northampton, pero el de Massachusetts, no el de Alan Moore, y finalmente un segundo recopilatorio publicado en 2014 incluyo el que hasta ahora es el ultimo capitulo de la saga que llevo a la familia al siglo 21. Unos saltos editoriales y en el tiempo que sin duda no han contribuido demasiado a la popularidad de un cómic que debo confesar del que hasta hace no demasiado tiempo desconocía su existencia pero que me ha dejado encantado.
Un cómic que en esencia sigue el esquema de la Familia Monster o la Familia Adams (parecido que Parkhouse afirma no es intencionado) el satirizar la vida familiar y los usos y costumbres de, al menos en el caso de los Bojeffries, una familia de clase obrera en las décadas en las que se desarrolla la historia. Y es que Parkhouse ha afirmado en alguna que otra ocasión que una de las principales fuentes de inspiración de este cómic fueron sus propias experiencias en el sur de Londres cuando era niño y que fuesen lo mas británicos posibles. Y así debajo de esa capa de monstruosidad y esas personalidades que hacen que no quisiéramos estar ni remotamente cerca de gente así, es difícil no reconocer en estos desagradables personajes a personas que no son tan distintos de nosotros como nos gustaría creer.
Pero por encima de todo estamos ante un cómic tremendamente divertido que con su visión satírica cargada de muchísima mala leche nos ofrece un retrato de la sociedad británica de los ochenta y noventa que no solo se nos pueden aplicar a cualquiera de nosotros en casi cualquier parte del mundo, si no que nos recuerda que tristemente hay cosas en las que la sociedad no ha evolucionado lo suficiente, o nada en absoluto, en las ultimas décadas. Un trabajo que aunque tenga como cabeza visible al mas mediático Alan Moore, buen aparte del merito se lo debemos en este caso a Steve Parkhouse, no solo por estar en buena medida inspirado en sus vivencias, sino por haber sido el continuador en solitario de la saga y por haber aportado ademas a este cómic ese trazo caricaturesco suyo bastante deudor del cómic underground que tan bien encaja con el ambiente urbano y obrero por el que discurre la saga de los Bojeffries.
En definitiva que estamos ante otro de esos cómics británicos raros que tanta urticaria le provocan a Diógenes y que tan buenos ratos me están haciendo pasar en los últimos años. Un descubrimiento tardío que se suma a una lista cada vez mayor de recomendaciones que no se si acabaran conmigo en el agujero mas profundo de Villa Pantarujez alimentándome a base del agua de la condensación de las paredes y carne de rata, pero que pienso continuar pese a quien le pese hasta que no me quede nada que reseñar.