En el panorama de esto de los videojuegos la gente tiende a fliparse mucho, y anunciaban un arranque de año apoteósico, el copón, algo tremendo. Que salía Resident Evil 2, Anthem, Kingdom Hearts nosecuantos, Crackdawn, Metro Exodus, Jump Force, Far Cry New Dawn, Ace Combat 7 y… Y al final la cosa no ha sido tan impresionante como pintaban -que sorpresa- y todos han acabado dándole toda la importancia del mundo a Apex Legends, uno de esos multijugadores de matarse que tanto gustan a la chavalería. De Ace Combat ya hemos hablado y de Metro Exodus/Far Cry puede que hablemos un día de estos si saco un hueco, pero hoy me gustaría hablar del remake de Resident Evil 2, un juego de esos que marcó a la llamada «generación Playstation»…
Vale, para el que no lo sepa: Allá por 1996 el equipo de Shinji Mikami en Capcom desarrolló un videojuego en el que un grupo de fuerzas especiales de la policía de la ficticia ciudad de Raccoon City -y luego tenían reparos en Arrow con decir «Star City»- se quedaba encerrado en la mansión Spencer, un edificio enorme repleto de zombies y aberraciones genéticas de todo tipo. El jugador encarnaba a Chris Redfield o Jill Valentine, los cuales se movian por el mapa al más puro estilo Alone in the Dark resolviendo puzzles y tratando de racionar la munición y los botiquines como bien podían, bautizando así al género como «survival horror». Para muchos supuso su primer contacto con el género de terror en un videojuego -otro día me pongo en plan moñas/M’Rabo y os cuento mi primer contacto con Ecstatica, eso si que era sufrir- y fue uno de los primeros grandes éxitos de Playstation que contribuyeron a consolidar la consola en el mercado. Dos años después y ya con la dirección de Hideki Kamiya aparecería Resident Evil 2, cuyo remake es el juego que salió a principios de este año.
El remake toma el diseño original de Hideki Kamiya con sus dos protagonistas, Leon Kennedy y Claire Redfield e introduce una cámara libre, con lo que muchos de los momentos de tensión del original -que dependían de la cámara fija- se vuelven bastante más complicados de reproducir, pero parece que se ha solventado la papeleta con un magistral uso del sonido, cuyo diseño cobra muchísimo más peso y que recomendaría no sustituir por las pistas musicales del juego original, a pesar de que la mayor parte del personal venga aquí por la nostalgia y quiera seguir oyendo como sea el tema de la sala de guardado. Creedme, estáis mejor sin el dlc de 5 euros con las músicas originales, no merece la pena.
Respecto a los cambios milimétricos de jugabilidad respecto al original no puedo deciros gran cosa porque lo jugué hace veinte años, pero hay npcs cuya historia se amplía un poco más, otros aparecen antes o después de lo esperado, puzzles que son aquí más complicados que el original simplemente porque aquí no se pueden hacer los mismos trucos con la cámara fija… En general se ha tenido bastante cuidado en respetar la idea que teníamos del juego de los 90 y trasladarla a los estándares de hoy en día, con lo que todos los que contamos con veinte años más nos sentiremos en parte como si este fuera el juego que jugamos tal y como lo recordamos y no como es, un juego que supuestamente empieza con tensión y terror y que para cuando llega la mitad de su desarrollo casi parece una aventura gráfica con elementos de acción. Pero claro, ésa es mi experiencia personal, que cada uno lo vive como quiere.
Porque tu lees a la chavalería, y parece que es un juego terrible, que te provoca pánico y estados de ansiedad, algo cercano a la primera media hora de Resident Evil 7 en VR y, honestamente, yo os aviso de que este remake no es eso ni de lejos. Está hecho con el mismo motor y el mismo equipo humano, pero el juego no se va a pasar el rato dándote sustos más de lo necesario, y ni siquiera el archifamoso Mr X -un zombie inmortal que en ciertos puntos del desarrollo del juego se dedica a perseguirnos como si fuera el Alien de Alien Isolation- consigue que nos aterroricemos. Lo que pasa es que claro, a youtubers y reviewers les conviene decir que da auténtico pavor y así tienen videos de gameplays llenos de gente con taquicardias y esas cosas, yo que sé.
El género de terror -que yo soy más bien de la rama miedica, así que sé de lo que hablo- suele funcionar mejor cuando nos enfrenta a algo que se escapa de nuestra comprensión, a algo invencible y desconocido. Así, el problema que tiene Resident Evil 2 de base es que ya sabemos quién está detrás de este apocalipsis zombie y los bicharracos que más o menos nos vamos a encontrar, con lo que recurre a darle más protagonismo a Mister X -esas pisadas a tu espalda- y hasta cierto punto consigue ponernos de los nervios, pero aun así pronto empiezas a notar patrones y a cabrearte porque el muy cabrón se teleporta, y eso ya entra dentro de lo que alguno llamaría «disonancia ludonarrativa», o lo que es lo mismo, te saca del juego porque es injusto. Y si algo que está mal te saca del juego, ya no tienes miedo, lo que tienes es un cabreo notable. Con esto no quiero decir que esto haga que el remake no sea recomendable, al contrario, lo recomiendaría por encima del original; es todo lo que un remake debería ser, con añadidos a la historia con cutscenes, textos y demás que enriquecen la trama del original y ponen la tecnología de los últimos veinte años en hacer un mejor Resident Evil 2.