Kieron Gillen es uno de esos autores que para mi son sinónimo de calidad, aunque ocasionalmente haga algún cómic que otro con el que me resulta imposible conectar (yo quería que me gustase The Wicked and The Divine) Así que cuando me entere de que Gillen iba a relanzar a un personaje tan olvidado por un lado, y tan importante por otro por lo que había inspirado como Peter Cannon/Thunderbolt no me lo pensé dos veces y me lance de cabeza a por el sin tener ninguna idea de lo que iba a encontrarme. Y sinceramente, si este primer numero es un buen ejemplo de lo que Gillen tiene pensado para el resto de la serie, a mi ya me ha conquistado.
Cuando una invasión alienigena cae por sorpresa sobre la tierra y aniquila una ciudad los gobiernos y héroes del mundo se vuelven hacia Peter Cannon, mas conocido como Thunderbolt y considerado el hombre mas inteligente del planeta para que les guie en este momento de necesidad. Y pese a su desprecio por la sociedad en la que vive, bajo el liderazgo de Cannon los invasores son derrotados y esto es el inicio de una nueva era de colaboración entre bloques enfrentados… Pero Peter Cannon sabe que todo esto no es mas que el principio y que solo hay una mente que puede haber planificado los acontecimientos que se han desarrollado ante el…
Peter Cannon/Thunderbolt fue otro de aquellos “Action Heroes” que creo la Charlton en los 60, uno que recurría al viejo tópico de “huérfano criado en oriente que aprende todos los secretos de su hogar adoptivo y los utiliza para ser un héroe” que tanto odia cierto sector de las redes sociales hoy en día. Pero como supongo que le sucede a la mayoría, yo solo conocía al personaje por su brevivisima aparición en Crisis en Tierras Infinitas junto con el resto de sus compañeros de la Charlton en Tierra-4 y por haber sido el personaje que sirvió de inspiración a Alan Moore y Dave Gibbons para crear al Ozymandias de Watchmen. Pero a diferencia del resto de los personajes de la Charlton, los derechos de Peter Cannon pertenecen a los herederos de su creador, Pete Morisi, por lo que tras unas cuantas apariciones en DC cómics el personaje acabo en Dynamite, donde hace seis años ya disfruto de su propia serie hace seis años y que es relanzado ahora de nuevo en su tercer hogar editorial de la mano de Kieron Gillen y Caspar Wijngaard.
Y Gillen, perfectamente consciente de que el personaje es muchísimo mas conocido por haber servido de plantilla a otro personaje que por si mismo, juega con esa idea planteándonos un primer numero con un argumento que nos va resultando tremendamente familiar a medida que avanza la trama, convenciéndonos de que va a suceder lo que creemos que va a suceder… Hasta que Gillen nos recuerda que es un guionista demasiado inteligente para tirar por el camino obvio y nos sorprende dándonos un punto de partida para su historia que promete mucho. Una labor en la que colabora con el dibujante Caspar Wijngaard, cuyo trabajo no conocía (aunque ya había colaborado con Gillen en el pasado dibujando alguna portada variante que otra para su Doctor Aphra) y que aunque lo encuentro algo “verde”, se le ven bastantes posibilidades.
Así que aunque de momento solo haya salido el primer numero (ya debe andar Diógenes afilando sus cuchillos), yo de momento me fio bastante de Kieron Gillen (entre esta serie y su Die con Stephanie Hans parece estar de nuevo en una racha que se alinea con mis gustos) y voy a seguir con muchísimo interés esta serie aunque solo sea por ver hasta donde es capaz de llegar Gillen con este “meta-juego” suyo sobre la existencia editorial del personaje.