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Dragon Ball Super Broly: La curva de la felicidad

Dragon Ball Super: Broly es una película de Dragon Ball. Y sí, parece que me he quedado calvo pensando esta frase, pero es que si miramos atrás todas las películas de Dragon Ball de los últimos tiempos, veíamos que tenían una factura inferior a las películas de animación que se nos presentaban en los cines. Que el guión en sí no estaba tan cuidado, que no se pensaba tanto en hacer una película como un «episodio largo», un especial de televisión. Y sin embargo tampoco recomendaría al personal empezar con esto de Dragon Ball a través de esta película, porque la serie original -el manga- le sigue dando cien vueltas.

¡VUELVE EL PALO! ¡EL PALO! (SPOILER: El palo no aparece en la película.)

La historia ante la que nos encontramos -escrita por el propio Akira Toriyama, aunque como siempre no sabemos hasta que punto lo ha hecho- es a priori bastante sencilla y nos mostrará una pelea contra Broly que ocupará casi la mitad de la película, mal necesario porque al fin y al cabo parece que la mayoría de los fans de la serie parecen más interesados en ver hostias que en ver historia. Sin embargo, en este caso tenemos unos veinte minutos de introducción sobre los orígenes de los protagonistas y el villano -yo diría antagonista- que nos dan la que es probablemente la mejor versión de la destrucción del Krypton de Dragon Ball, el planeta Vegeta, a manos de Freezer y como Son Goku, Vegeta y Broly sobreviven a su destrucción. Se revisan así las versiones anteriores y casi que se cae en algún error de concordancia, ya que originalmente se solía mostrar a Son Goku en un estado casi de lactancia a su llegada a la Tierra y en este caso le ponen una armadura de combate y parece contar con dos o tres años. En fin, no es que sea algo muy importante pero sirve para dejar claro una vez más que desde la cuna fue considerado un idiota sin la menor importancia.

¡Bronca! ¡Bronca! ¡No entre Son Goku y Broly, si no entre la gente de los comentarios de Youtube preguntándose que doblaje es mejor!

Tras otros veinte minutos explorando la situación actual de los protagonistas y el estado actual de las fuerzas del ejército de Freezer y el susodicho Broly, empieza ya la bronca pero con una diferencia fundamental; el foco de la pelea ya no es tanto en los mamporros en sí si no en explorar a través de la misma al personaje de Broly y su entorno, con lo que ganamos mucho dramáticamente respecto a películas anteriores; probablemente el mejor personaje de toda la cinta sea el propio Freezer, protagonizando alguna de las escenas más perversas y siendo el verdadero motor de toda la trama, a pesar de que en un principio uno pudiera pensar que en el centro de la trama está Broly y la relación con su padre o los mamporros que se da con Goku y Vegeta. Y es que en último término todas las transformaciones, puñetazos y bolas de energía finalmente no sirven de nada y el conflicto se resuelve de una forma más «cerebral», aproximando así la historia un poco más -no mucho- a lo que veíamos en los primeros capítulos de la serie original de Dragon Ball con Bulma y no a lo que veíamos en Z, contando con más humor y menos gruñidos. Aun así tampoco os esperéis una maravilla, es una buena mejora sobre lo visto hasta ahora, pero lo que seguramente más destaque sea el sutil rediseño de personajes y por extensión lo que contribuye a mejorar la animación.

¡Mira mamá, fluyo!

Y es que este rediseño de Naohiro Shintani parece más aproximado a los orígenes del manga -no en vano el dibujante cita como referencia al Toriyama de los primeros años y el diseño de la serie original de Minoru Maeda en los cinco primeros años del anime- y menos basado en las líneas rectas, contribuyendo a aumentar la fluidez de la animación y dándoles a los personajes un aspecto más natural y menos robótico. Porque el uso de «la curva» se va a aplicar no solo a los personajes, si no a las líneas cinéticas y demás recursos visuales habituales en el anime y que desde hace décadas se han basado en las líneas rectas y angulares en la animación de Dragon Ball, a pesar de que en los últimos tiempos de Super ya empezamos a ver un cambio hacia esta nueva tendencia. Sin embargo, esto tampoco es Spiderverse y no reinventa el cine de animación, con lo que en ocasiones se combinarán escenas perfectamente animadas con otras más deficientes, más chapuceras, sobre todo cuando hablamos de personajes más alejados de la cámara. Supongo que si tienes un presupuesto determinado y no te llega para hacer una animación y un dibujo estupendo a todos los niveles, son sacrificios que toca hacer, lo cual es una verdadera pena.
Veníamos del low cost más arrastrado, así que esto es toda una mejora y aproxima los valores de producción a los de una película.

En fin, que Dragon Ball Super Broly es una producción exitosa que servirá para saciar nuestra nostalgia y hacernos pasar un buen rato a todos los que entramos en las coordenadas Dragon Ball, pero tampoco nos volvamos locos y consideremos que esto vale para todo el mundo, que a pesar de que parece dar un paso decidido en el camino hacia ello esto no es precisamente una película de Miyazaki o Shinkai. Una cosa tengo muy clara, yo me lo he pasado la mar de bien viéndola y digo yo que eso ya es más que bastante.

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