M’Rabo se sentía estupendamente después de haber puesto la realidad patas arriba, a pesar de que en un principio eso de tener el cuerpo de Terry Crews y vivir en el piso más alto de su propio rascacielos se le había hecho algo raro. Pero a medida que sus viejos recuerdos desaparecían y eran sustituidos por la nueva realidad sin Diógenes, todo empezaba a encajar y ni siquiera echaba de menos el que la barriga le colgara por debajo de la bolsa escrotal.
-La vida es maravillosa y Diógenes que se joda.
Volvía a ser 2018 -casi 2019, que esta noche ya cambiamos de año- pero M’Rabo sabía que estaba en el 2018 bueno, ése en el que la gente no lleva perilla, el reguetón está prohíbido por ley y Justice League Unlimited jamás fue cancelada. Y mientras se metía en la ducha y empezaba a lavarse los restos de la montaña de cocaína sobre la que se había dormido anoche, se encontró a si mismo incapaz de recordar quién había sido el presidente de Hasbro de la realidad anterior y si él también había sido capaz de comprar Marvel, DC y Mattel tal y como él mismo si había conseguido. Seguramente sólo habría sido capaz de comprar Marvel, porque anda que no había sido fácil comprar Marvel en su día, sólo un idiota no habría aprovechado a comprar Marvel después de toda la bancarrota.
Y mientras su asistente holográfico virtual le recordaba que esta noche tenía entradas para la quinta gira de despedida de Queen, se encontró a si mismo mirando el poster de ROM IV: Más allá de Thanagar y suspirando, ¿cuando la vida se había vuelto tan maravillosa? ¿Qué podía haber hecho para merecer tanta felicidad, para haber nacido en Wakanda y ser su presidente vitalicio? Se metió en el ascensor con la gracilidad de un modelo de pasarela y se miró al espejo: Perfecto, como siempre. Una holopantalla se activó para amenizarle el descenso hasta el garaje, comunicándole las últimas noticias sobre la expedición Stewart al centro de la galaxia, la finalización de los trabajos de terraformación de Alfa Centauri y los resultados de las últimas pruebas del motor cuántico que pronto haría posible la creación de una batería de poder en Júpiter y la creación de sus Green Lantern Corps, el cuerpo de policía espacial homónimo.
-Hace un tiempo estupendo majestad, calculo que llegaremos a la presentación en treinta minutos.
-Que sean veinte.
Y fueron quince, porque todos los semáforos y transeuntes le dejaron paso al ver llegar su flamante limusina encabezada por la cabeza dorada de una pantera negra wakandiana.
Cualquiera habría considerado egocéntrico el coronar un palacio de congresos con una estatua gigante de su persona en pose mesiánica con las palmas abiertas, pero en el caso de M’Rabo aquello era perfectamente lógico, después de todo él era el hombre que había hecho que volvieran los cardados, los walkman y hasta que Espinete volviera a la televisión. Y precisamente sobre eso iba la conferencia de hoy, «Yo fuí a EGB y a partir de ahora todos los demás también», en la cual se presentaba el proyecto de ley de invalidar todos los planes posteriores al mismo y obligar a todos a sacarse un graduado en Educación General Básica para homologar sus títulos de estudios medios o superiores, porque todo el mundo sabe que sólo los que han estudiado EGB han tenido una educación decente.
Su discurso -que no tenía ni que aprenderselo, siempre improvisaba- discurrió sin mucha novedad, con M’Rabo contando su rutina diaria, el público riendo y llorando según fue necesario y en general, todo iba de maravilla hasta que llegó un terrorista del frente de liberación latveriano:
-¡ES UNA TOSTADORA DE MIERDA!
Pues viva, pero viva en la cárcel que es donde tiene que estar gentuza como esa. Y mientras estaba todo el mundo felicitándolo efusivamente por lo bien que había derrotado al terrorista con un preciso golpe digno del mismísimo Shang Chi, el tiempo se detuvo.
-Puta vida me cago en diez, ya sabía yo que esto no podía durar.
No podía durar, no, porque el Universo tiene sus Cosas, y si le tocas sus Cosas el Universo se cabrea. Es por eso que no puedes cargarte lo de Peter y MJ sin que llegue Nick Spencer y los vuelva a arrejuntar -a pesar de que Mefisto ha vuelto a aparecer como si nada en el evento ese de Defensores que salió este mismo mes, otro día hablamos de ello-, no puedes matar a los Vengadores al final de su película sin que vuelvan en la siguiente y tampoco puedes ser M’Rabo Mhulargo y a la vez ser feliz:
-¡Te has cargado el reguetón, hijueputa!
Sí, en realidad el causante de que el universo de M’Rabo se tambaleara no iba a ser Kyle Rayner, Dan DiDio o Diógenes Pantarújez, iba a ser el puto reguetón, algo que él prohibió sin el menor miramiento porque joder, eso no es música ni es nada, es una puta mierda. M’Rabo se había asegurado de que a ningún músico del mundo se le ocurriera mezclar los elementos que darían lugar a dicho género -que digo género por llamarlo algo-, al igual que se había encargado de mandar a Ron Marz a recoger alcachofas en Siberia mientras volvía a poner a Steve Englehart en Green Lantern. Y al final su universo era mejor que el anterior, porque no había ni reguetón ni Nightman aunque tal vez si que hubiera un pequeño exceso de alcachofas, pero por una o por otra cosa alguien siempre acababa encontrándose un resquicio del universo anterior, un pequeño video perdido en youtube o un mp3 de la gasolina olvidado en un ipod cochambroso. Y claro, eso había provocado que montones de mozas empezaran a mover el culo de forma absurda, que la gente empezara a vestirse como jubilados hawaianos raperos y al final con eso tienes que de la misma forma en que tu haces un pacto con Mefisto, el vecino también puede hacer lo mismo:
-No más 80s.
Y había borrado los 80 de un plumazo, con lo que la ola de antimateria que iba modificando la realidad le alcanzó casi sin enterarse, inundando su cerebro de unos nuevos recuerdos en los que el 31 de diciembre de 1979 dió paso al 1 de enero de 1990 y todo lo que pasó entre medias nadie lo recordaba ni había registro de ello:
-Una mierda voy yo a olvidarme de los 80, antes me vuelvo adicto al Secreto de Puente Viejo.
Claro, Mefisto no tardó en encontrarse de nuevo con M’Rabo, que no se había cortado un pelo a la hora de suicidarse para cagarse en él. Que podía haberlo invocado con una ouija o algo, pero no, M’Rabo es de ideas fijas y volvió a meterse en el mismo contenedor de basura y volvió a morir triturado y de forma espantosamente dolorosa:
-¿Tú otra vez?
-Sí.
-La que me has liado, hijolagranputa.
A Mefisto se le veía un poco desmejorado, algo ojeroso y con ese aura especial que M’Rabo conocía tan bien que invitaba a la depresión y el suicidio. Aunque, a decir verdad, M’Rabo tenía mucho peor aspecto, porque ya no era Terry Crews y volvía a ser el despojo humano embadurnado en mierda de antaño:
-Yo no te he liado nada, ha sido que has hecho el cambio mal y alguien se ha acordado de que existe el reguetón.
-¿El reguetón? ¿Y que tenía todo esto que ver con el reguetón? ¿Ves por qué hay que tener cuidado con estas cosas?
-¡A mí que me cuentas, eres tú el que mató a Diógenes!
-¡PERO TENÍAS QUE HACERLO TÚ, TÚ ERAS LA MARIPOSA QUE ALETEA Y ESAS MIERDAS! ¡Cualquier cambio que haga una entidad cósmica como yo se va a notar mucho más, yo soy como Galactus comiéndose el Muro de la Fuente, sé por dónde empiezo pero no por donde acabo!
-No entiendo absolutamente nada de lo que has dicho, y mira que soy tela de friki.
-Yo me entiendo, el caso es que tienes que volver al pasado y matar tú a Diógenes.
-¿Y por qué tengo que hacerlo yo? ¿No puedes volver a hacerlo tú?
-Porque tu puto mundo alternativo era tan maravilloso que todo el mundo era feliz, buena persona y el Infierno estaba vacío, así que ahora lo haces tú y el cambio se notará menos.
-¿No podrías intentarlo otra vez pero suavecito?
-¡No pienso hacerlo yo, lo tendrás que hacer tú!
-¿Pues sabes que te me estás pareciendo a Diógenes? ¡Porque en el fondo eres otro marimandón de mierda!
-¿Pues sabes otra cosa? Tú estás muerto, puedo torturarte hasta que ni te acuerdes de que era no sentir dolor y obligarte a hacerlo o puedes ahorrarte todo el sufrimiento y obedecer sin tanta pega.
-Hombre, si te vas a poner así…
Cuando M’Rabo volvió a ponerse de pie sobre la nieve y a felicitarse porque había vuelto a viajar en el tiempo conservando toda la ropa puesta, recibió tal patada en la espalda que acabó con la boca llena de nieve:
-¡Mira la que se ha montado! -no, no era Diógenes. Era algo mucho peor- ¡Debería darte vergüenza!
-¿Pero quién es usted? ¿Pero por qué me pega?
-¡Ni por qué ni por ca! ¡Te has puesto a jugar con la realidad como un idiota y claro, eso ha hecho que otros idiotas te tengan envidia y hala, no han tardado en salir miles de idiotas en progresión logarítmica a jugar con el continuo espaciotiempo hasta romperlo! ¡Llevo trescientos años metida en un día de la marmota continuo, y te aseguro que lo que se hace en ese tiempo no es aprender a tocar el piano ni tirarle los tejos a Andie McDowell! ¡Si se ha colgado la realidad lo que hay que hacer es aprender física hasta saber cómo arreglarla!
-Si es que para eso venía yo, que había que resetear el pasado para que el presente… -pero la señora de peculiar parecido a Diógenes ni caso, se había metido dentro de un contenedor de basura que era más grande en el interior y estaba apretando botones como una loca:
-¿Quieres hacer el favor de entrar y cerrar la puerta? ¡Que hay corriente! -el cacharro empezó a hacer un ruido de mil demonios- Mira, lo que hay que hacer es que la próxima vez que venga un mamarracho y diga que quiere que la gente se case, envejezca y tenga hijos, es decirle que no son personajes de verdad y de paso mandarlo al cuerno.
-Yo creo que eso no tiene mucho que ver con lo que está pasando…
-¡Claro que tiene que ver, por supuesto que tiene que ver! -M’Rabo contempló horrorizado como el contenedor despegaba y se perdía su posibilidad de recuperar su cuerpazo de Terry Crews- A uno no le gusta lo que hay, así que busca una solución mágica que acaba jodiendo a todos los demás, ¿resultado? ¡Nos jodemos todos y la cabra al río!
-Creo que la expresión no era así…
-La expresión es como a mí me dé la gana. ¡Y baja los pies del salpicadero!
A Mefisto le saltó a la cara la sopa de sangre, sudor y lágrimas cuando M’Rabo y “Sarah Connor” o como se llamara esa señora aparecieron con su basurero del tiempo justo encima de la mesa del comedor:
-A ver, ¿qué pacto de mierda has hecho con este idiota?
-Oiga señora, que aquí en el infierno todos los pactos son confidenciales y… -la viajera del tiempo autodidacta sacó una recortada de la nada y le voló la cabeza al Príncipe de las Mentiras, que sólo pudo responder con un hilillo de voz salido de los restos de su esófago- Vale, ya veo que tiene ganas de dialogar.
-Contigo, nada. Que en mi pueblo estamos todos hasta el moño de tus tratitos y tus mierdas, ¡deja a la gente decente en paz! ¡No más tratitos, no más soluciones mágicas ni tentaciones ni mierdas! ¡Si nos queremos matar ya nos mataremos nosotros, no hace falta que vengas tu a robar almas ni mierdas!
-Señora, creo que no es consciente de con quién está hablando…
-Hombre señor Mefisto, ella no deja de tener razón en que si no hubiera hecho caso a Diógenes en lo de separar a Peter y Mary Jane todo esto no habría empezado.
-Euh…
-Mi hijo es un idiota con el desarrollo emocional de un rábano, ¿cómo puñetas pudiste creer que merecía la pena joder el universo solo para conseguir su alma?
Cuando Peter y Mary Jane volvieron a estar casados y el universo volvió a su ser original, Diógenes se encontró mucho mejor. M’Rabo seguía lloriqueando por su montaña de cocaína perdida, pero a medida que los cambios se asentaron y empezó a olvidarse del shock que suponía el haber conocido a la madre de Diógenes, algo dentro de él le hizo apreciar más la vida, ser mejor persona. Un espíritu navideño no ligado exclusivamente a la gula y los polvorones empezó a embriagarlo, y hasta empezó a sentir cierto amor fraternal hacia Diógenes, hasta el punto de que cuando este le pegó un guantazo con la mano abierta por acercarse demasiado ni siquiera reaccionó violentamente, si no que suspiró y se quedó mirándolo un rato mientras se quitaba la blancura mediante la aplicación de lodos naturales.
-Nunca me había fijado en que tienes un tatuaje de amor de madre.
Diógenes bufó irritado, como si cuestionara lo más normal del mundo:
-Las madres son como Alan Moore, puede que no estemos siempre de acuerdo con ellas, pero tienen que poder contar contigo y tú con ellas -empezó a taparse con cartones- Si respetas a tu madre, no leerás Doomsday Clock. Buenas noches.