Al final mi proyectado viaje a tierras canarias se ha adelantado un poco (cuando Diógenes se entero de que su zulo de billetes de 500€ había sido desenterrado del jardín me persiguió por la casa con una sartén en la mano) y para matar el tiempo hasta que sea el Salón del Comic me he escondido en un cine en el que el el momento de escribir esto se esta celebrando un festival de cine fantástico y de terror (y yo pensaba que allí de actos culturales estaban escasos) Un festival en el que he conseguido colarme en un par de las proyecciones y comentar por aquí lo que vaya viendo, que con algo hay que entretenerse. Y el primer día no podría haber comenzado mejor con la proyección de todo un clásico como el Darkman de Sam Raimi, una de esas películas que el amargado de Diógenes grita que han envejecido mal pero que tras verla de nuevo, y en pantalla grande, debo decir que sigue siendo tan divertida como la primera vez que la vi.
El Doctor Peyton Westlake esta desarrollando una piel sintética que podría cambiar las vidas de las victimas de quemaduras severas, pero un problema en su composición que no ha conseguido resolver aun hace que esta se desintegre pasadas unas horas. Pero sin esperarlo su camino se cruzara con unos mafiosos que buscan unos documentos en posesión de su novia Julie, unos documentos por los que harán lo que sea para recuperarlos, destruyendo el trabajo de Westlake y dándole por muerto. Pero este ha sobrevivido, aunque horriblemente desfigurado y armado con sus mascaras de piel sintética que le permiten hacerse pasar por quien quiera ha jurado venganza contra aquellos que trataron de acabar con el, un camino que ha dejado atrás al Dr Westlake dejando solo… a Darkman.
Cuando en aquellos lejanos comienzos de los 90 (que sigo creyendo que fueron hace diez años) sufríamos escasez de cine de superhéroes Darkman fue mas que bienvenido. Una historia con un antiheroe creado para la ocasión por Sam Raimi, quien quería hacer una película de superhéroes pero no pudo conseguir los derechos de Batman o The Shadow y sin duda no soñaba con hacer Spiderman, y que bebiendo tanto del cómic superheroico como de personajes tan clásicos como el Fantasma de la Opera creo a un personaje singular. Un héroe que pese al éxito que tuvo en su momento y al estatus de película de culto que ha adquirido con el paso de las décadas tiene algún problemilla que otro que evitan que sea la gran película que podría haber sido.
Donde la película funciona muy bien es en su retrato del protagonista, un antiheroe de lo mas clásico que busca vengarse de sus enemigos y cuyo origen y motivaciones son puro cómic de superhéroes , aunque aplicándole al protagonista características que suelen ser mas propias de los villanos. Un retrato que gana mucho gracias al buen hacer de Liam Neeson (y como me dijo Diógenes al recordarle la película, el cabrón esta igual que entonces) quien supo dotar a su personaje de ese aire de exceso y teatralidad que Darkman requería.
También resulta todo un placer ver el trabajo de un Sam Raimi que por aquella época aun conservaba todos sus tics y recursos visuales de sus orígenes, dando como resultado que esta película sea un curioso paso intermedio entre su saga de Evil Dead y su posterior trabajo en Spiderman. Los bruscos movimientos de cámara, esta siguiendo todo tipo de proyectiles, la imaginería surrealista que acompaña a muchos momentos dramáticos de la película, como cuando Westlake pierde el control…Multitud de elementos que hacen que nos resulte imposible olvidar que estamos ante una película de Sam Raimi (con cameo de su hermano Ted y de Bruce Campbell incluidos)
Y todo envuelto en una magnifica banda sonora compuesta por Danny Elfman en la que fue la primera de sus varias colaboraciones, y que le da a Darkman ese toque de, no se si llamarlo épica gótica, que tan bien le queda al personaje. Y eso pese a que en algunos momentos esta recuerde mas de la cuenta a su trabajo en Batman, aunque quizás eso fuese completamente intencionado.
Danny Elfman es muy grande incluso cuando se copia a si mismo
Pero la película tristemente no llega a ser todo lo que podría haber sido por culpa de un elemento crucial. Se suele decir en la ficción que todo gran héroe necesita un gran villano, y lamentablemente eso aquí no llegó a suceder. Durante buena parte de la cinta el unico villano real que conocemos es Robert Durant, a quien la presencia física y actoral de Larry Drake (aunque para mi siempre sera Benny de la Ley de los Ángeles) para haber sido un buen villano (pese a no ser mas que un mafioso). Pero la revelación anticlimatica del autentico villano y sus motivaciones acaban siendo tan vulgares y mundanas que no acaban de encajar bien con un personaje como Darkman que pedía a gritos un villano tan excesivo y grotesco como el. Un detalle que acaba perjudicando lo que podría haber sido una película mejor.
Pero pese a todo el balance de Darkman, visto con la perspectiva que dan los veintiocho años (gulps) que han pasado desde su estreno y las incontables películas de superhéroes que se han estrenado desde entonces, principalmente positivo. Una película que si uno consigue obviar ese punto débil que son los villanos puede disfrutar de una divertida cinta de acción y aventuras con un antiheroe trágico que quizás hoy en día podría tener incluso mas éxito (y que viendo como Liam Neeson se apunta a hacer lo que sea no me sorprendería que aceptase rodar una autentica secuela de Darkman).