Pese a que hoy en día es inmensamente popular gracias a su saga de Canción de Hielo y Fuego, (que muchos conocerán mejor gracias a la serie de televisión de Juego de Tronos), George R. R. Martin ya llevaba décadas siendo un escritor de fantasía y ciencia ficción de cierto éxito aparte de un gran aficionado al cómic de superhéroes. Una combinación que dio pie, de una forma de lo mas pintoresca, a que un día el y un grupo de amigos decidiesen crear un universo de ficción poblado por héroes, villanos y civiles con poderes que bebiendo de todas las eras del cómic superheroico dio pie a una novela que me ha enganchado de principio a fin y que necesito recomendar antes de seguir sumergiéndome en esta saga.
1946, la Segunda Guerra Mundial ha terminado, la Guerra Fría aun no ha comenzado oficialmente y el mundo entero cree que se ha ganado un poco de paz. Pero no podrían estar todos mas equivocados, ya que ese fue el mismo año en el que unos agentes alienigenas han decidido utilizar la Tierra como campo de pruebas para un arma genética, y ni siquiera el desesperado intento de un traidor a su mundo de avisar a las autoridades terrestres o la intervención de héroes de la guerra podrán evitar que la bomba acabe detonando sobre Nueva York alterando para siempre la historia de la humanidad…
Decía al principio que la historia del origen de este libro es algo pintoresca, y es que tuvo como origen una larga campaña de dos años al juego de rol “Superworld” (estos roleros…) a la que George R.R Martin y varios amigos escritores habían estado jugando. Y fue tanto tiempo y esfuerzo el que pusieron en la creación de sus personajes y el mundo en el que vivían, que Martin pensó en escribir una novela sobre su personaje. Pero como le parecía un desperdicio el descartar al resto de personajes propuso a sus compañeros (también escritores) el escribir una antología conjunta e invito ademas a otros colegas de profesión a sumarse a la misma. Una propuesta que acabo reuniendo a autores como Carrie Vaughn, David D. Levine, Edward Bryant, Howard Waldrop, John J. Miller, Leanne C. Harper, Lewis Shiner, Melinda M. Snodgrass, Michael Cassutt, Roger Zelazny, Stephen Leigh, Victor Milán y Walter Jon Williams.
Curiosamente hubo un joven escritor que pese a no estar invitado a participar quiso colaborar en la obra e introducir a un héroe que vivía en el mundo de los sueños, pero su falta de experiencia en aquella época hizo que el propio Martin le rechazase, por lo que aquel autor, un tal Neil Gaiman, acabo reciclando su idea unos pocos años después para crear un cómic del que quizás alguno haya oído hablar…
Pero aparte de tener su origen en un juego de Rol y en el cariño de Martin y sus amigos por los cómics de superhéroes, Wild Cards también nació de la idea de aproximarse a ese genero de una forma mas adulta (eran los 80, la era de Watchmen y Dark Knight) y de corregir lo que ellos consideraban errores dentro del genero. Y pese a que en un principio consideraron ambientar la historia en su presente, mediados de los 80, finalmente decidieron hacerlo justo después de la Segunda Guerra Mundial, lo que les obligo a tocar temas propios de cada época que de otra forma se hubiesen saltado.
Y con una primera historia que le metía un par de pullas al lado editorial del cómic y que venia a simbolizar el final de la Edad de Oro, dio comienzo una saga poblada por multitud de personajes cuyas vidas se ven alteradas para siempre al exponerse al virus alienigena. Un virus que mato a buen aparte de los que se vieron expuestos, otros resultaron inmunes y el resto se vio alterado de forma radicalmente diferentes. Los afortunados se convirtieron en “Ases”, sin ninguna mutación física visible y dotados de grandes poderes, y los menos afortunados se convirtieron en “Jokers”, personas que sufrieron horribles mutaciones físicas que en muchos casos ni siquiera venían acompañadas de ninguna habilidad especial, solo del rechazo de la sociedad.
Aunque lo mejor es que con una premisa tan básica que los lectores de cómics de superhéroes ya hemos visto de una forma u otra en multitud de ocasiones, Martin y sus amigos construyeron un relato fascinante a través del cual se van tocando importantes temas sociales de cada era combinados con historias de cómics clásicos inspirados en esos mismos temas. Y es que no hay que haber leído demasiado para ver en esos ataques a los “Wild Cards” por parte del Comité de Actividades Antiamericanas del Senador McCarthy un guiño a la disolución de la JSA o ver esa acta de Registro de Poderes y acordarse enseguida del Senador Kelly y su Acta de Registro Mutante.
Pero la cosa no se queda en los guiños al cómic y así vamos viendo como este mundo ahora poblado pro superseres se enfrenta a los problemas de racismo (exacerbado pro la existencia de los Jokers), la Guerra Fría o las protestas contra Vietnam en unas historias cuyo tono va desde el cómic de superhéroes mas clásico, la serie negra, el thriller político o incluso el cine de acción ochentero mas enajenado (para entendernos, como el de los clásicos de la Canon) En una serie de relatos que pese a ir alternando “voces” (no olvidemos el numero de personajes implicadas en su escritora) de personajes y épocas, a mi personalmente me ha agarrado desde el primer momento y no me ha soltado hasta el final.
Yo por mi parte creo que no puedo añadir nada mas a esta recomendación mas allá de decir que cualquiera al que le guste el cómic de superhéroes sin duda disfrutara con Wild Cards, y que nadie se deje asustar por eso de que Martin y sus amigos querían hacer algo mas “adulto” ya que se trata de una adultez bastante mejor entendida que esa que nos quieren vender muchos autores de cómic actuales. Y tras esta recomendación yo me voy a lanzar a por el siguiente libro de la saga para reencontrarme con ese mundo que tanto me ha enganchado y a cruzar los dedos para que el nivel de calidad no decaiga