Alguno me dirá «Diógenes, deberías haber cogido un número en mitad de una saga, con una bronca gorda y tal». Y yo le diré que esos suelen ser hasta mejores para engancharse, porque empiezan con todos los personajes de uniforme y usando sus poderes, con lo que el guionista tiene más sencillo el presentar personajes e introducir situaciones que atraigan al lector. Porque al final estos artículos en parte también van sobre cómo ha ido cambiando el género a lo largo de los años, presentándose al lector de una forma distinta, y a finales de los 70 lo más de lo más era esto:
Antes que nada me gustaría destacar que en los 70 Marvel empezó a orientar a los nuevos lectores con una cajetilla de texto que servía como introducción de todos sus cómics y que se acabó convirtiendo en parte de su imagen de marca durante las dos décadas posteriores y prácticamente hasta bien entrada la era Quesada. Dichas introducciones acabaron siendo aprendidas de memoria por muchos fans, y en el caso de la Patrulla X nos contaba los nombres de todos los miembros del grupo y que eran «niños del átomo», estudiantes mutantes de un tal Charles Xavier temidos y odiados por un mundo que han jurado proteger. Y todo ello venía presentado por Stan Lee, porque desde Cadence estaban convencidos de que el hombre era el nuevo Walt Disney y su nombre tenía que estar en cada cómic de la editorial.
Estas cajetillas eran amor, y con la tontería ya te habían dado más información sobre el grupo que Gary Friedrich en las primeras cinco páginas de X-Men #46. Y puede que alguno se pregunte por qué se menciona a Cíclope, Tormenta, Banshee, Rondador, Lobezno y Coloso como miembros y no a Jean Grey, pero es que hay que tener en cuenta que por aquellos tiempos Jean no era miembro oficial del grupo a pesar de que Claremont insistiera en meterla cada dos por tres en la serie. Pero se supone que no sabemos nada de esto, así que me voy a callar y vamos directos al cómic, que ya es hora:
Al ver viñetas como esta me cuesta horrores no ponerme a hablar sobre lo bueno que es John Byrne y la forma lamentable en la que se le trata hoy en día, así que me voy a morder la lengua y decir que sí, que esto es un cómic de Claremont/Byrne/Austin con Archie Goodwin como editor -todo un jodido dream team- y que, dejando de lado la cajetilla introductoria, en ella nos cuentan que el tipo azul antes era humano, que se llama Hank McCoy, que es un fundador de la Patrulla X que ahora está en los Vengadores -sea lo que sean esos, que somos lectores novatos de 1978 y todavía no hay una franquicia cinematográfica petándolo todo- y que ha llegado hasta un poblacho de Texas buscando a la Patrulla X (me he cansado de llamarlos equismenes todo el rato, dejadme en paz).
En esta doble página se identifica a Banshee, Tormenta, Rondador y Lobezno, con lo que por eliminación el «hombre de acero» que menciona Banshee debería ser Coloso y luego tenemos el misterio del último poster de la mujer con el pelo en llamas, que no sabemos quién es. El misterio pica el interés de un lector que, a pesar de no saber quienes son estos personajes, es consciente de que algo no va bien y desconoce cómo han llegado a esta situación. Las siguiente página es exposición, con Hank contando como una tal Lorna andaba asustada por el rapto de un tal Havok, y que por lo visto había pedido ayuda a los susodichos X-Men y no había nadie en casa. Hank llega a la Mansión y se la encontró abandonada como si todo el mundo se hubiera largado de repente, y usando una computadora llamada Cerebro los encontró allí, no sin antes aprovechar para mencionarnos que en la serie de Vengadores también tenían en aquel momento un misterio parecido.
Tras ver a una trapecista llamada «Miz Destiny» e identificarla como Jean Grey/Marvel Girl, Hank entra en su camerino y la interroga, pero ella no lo reconoce y hasta pide a un matón llamado Slim -al cual Hank reconoce como Scott- que lo eche. Tras una leve pelea en la que el tal Slim sale volando del carromato, el matón pide ayuda al resto del personal del circo que acude a reducir al intruso, que huye proclamando su pertenencia a los Vengadores y rechazando ser un gorila. La persecución acaba con Hank convencido de que alguien ha debido hacer algo a las cabezas de sus amigos y con Coloso noqueando al pobre vengador justo delante del pobre Lobezno encadenado.
Los matones del circo llevan al derrotado Hank hasta su jefe, que resulta ser nada más y nada menos que un viejo enemigo de la Patrulla X llamado Mésmero. Y así es como en una sola viñeta de la página 10 queda desvelado el misterio, contándonos que el poder del villano consiste en esclavizar a la gente con la mirada. Mientras tanto Lobezno, que parece que nunca estuvo del todo controlado por Mésmero y por eso tenía que estar encadenado, consigue romper sus ataduras y sale a buscar respuestas, interrogando a uno de los currantes del circo. Y tras esto se produce una elipsis -hay un cuadro de texto especificando que pasan unos minutos- en la que aparece Lobezno atacando la caravana de Mz Destiny con sus garras y su traje puesto; claro está, no sabemos que pinta tiene Lobezno con el traje y ni siquiera le hemos visto sacar sus garras -aunque las menciona en una viñeta anterior- con lo que esto puede resultar algo confuso. Pero teniendo en cuenta que es el miembro del grupo que se acaba de liberar, digo yo que esto ya es buscarle tres pies al gato. Pero es que me vais a perdonar, ¡pero el cómic es tan bueno y presenta todo tan bien que algo habrá que decir!
Jean se libera y saca sus poderes de lanzar rayos y tirar a Lobezno por los aires, con lo que los dos se ponen a liberar al resto del grupo mientras Mésmero es incapaz de controlar a Hank y que tiene toda la pinta de que si no fuera por la intervención de un misterioso desconocido habría acabado con el culo pateado por el vengador peludo. Y entonces llega la página 15 y podemos ver una viñeta con casi toda la Patrulla X liberada y cargando lista para la acción, con Rondador usando su teleportación para noquear matones, Scott dando órdenes y usando sus rayos ópticos para reventar pistolas, Tormenta tirando rayos, Banshee volando con la boca abierta…
Las dos últimas páginas nos vienen a contar como La Patrulla X corren al carromato de Mésmero y se lo encuentran ante un Hank noqueado, pero justo cuando le iban a leer los derechos el malvado cae al suelo también inconscientes y se encuentran que el misterioso desconocido -que identifica a Scott como Cíclope- no es otro que Magneto, que se la tiene muy jurada y que nos invita a un enfrentamiento en el próximo número para el que Cíclope está convencido de que no están preparados. Y para rematar te cuentan que el título del próximo número es «¡Magneto Triunfante!». Que pedazo de tebeo.
Si el cómic de la semana pasada nos planteaba como misterio por qué se iba a disolver la Patrulla X y terminaba con un anticlimático «porque lo dice un señor del FBI», el número que tenemos entre las manos esta semana es todo lo contrario. Va de menos a más, el misterio sobre cómo han acabado los miembros del grupo convertidos en atracciones de circo domina la mayor parte del cómic, pero para cuando termina ese misterio es sustituido por la identidad del que ataca a Mésmero, que acaba revelándose como Magneto y anunciando que se va a liar parda en el próximo número. La Patrulla X empezó a ser el superventas que sería años después gracias a historias como esta, la carrera de Claremont y Byrne se forjó gracias a cliffhangers como éste. Ésto es un punto de entrada y lo demás tonterías, y el único defecto que se le podría buscar es el que use como personaje brújula a un personaje que no es miembro activo del grupo, pero eso sería una gilipollez tremenda porque la Bestia no solo es miembro fundador de la Patrulla X, si no que se va a pasar unos cuantos números más con ellos.
La semana que viene nos toca viajar a una época en la que se daba ya por hecho que La Patrulla X era una serie confusa, enmarañada y complicada de leer por tener muchos crossovers y spinoffs, bienvenidos a Uncanny X-Men 231 y a Chris Claremont y Rick Leonardi tratando de explicarnos como es posible que un tipo como Coloso haya decidido fugarse a Australia y dejar que su queridísima hermana pequeña y el resto de su familia lo de por muerto…