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Ni no Kuni 2 Revenant Kingdom: Una de cal y otra de arena

Yo me puse a jugar a Niño Cani 2 porque pensé que me iba a encontrar con una historia de Ghibli, una de esas que parece superficial pero luego te agarra por las entrañas y te las retuerce hasta que duelen. Que tampoco me esperaba La Tumba de las Luciérnagas, pero joer, esperaba algo profundo. Y no lo he encontrado por ningún lado.

No, si bonito es un rato.

Y eso que la propuesta era interesante, con un presidente de EEUU llamado Roland -nunca dicen su apellido, pero estoy seguro de que es Reagan- viajando en su limusina hacia una cumbre política y encontrándose que una ciudad que parece Nueva York -o Metro City, Gotham, lo que tu quieras- es destruida por una bomba atómica, muriendo por la onda expansiva de explosión. Pero Roland no muere, porque es trasladado por La Fuerza o San Chindasvinto a un universo paralelo en el que rejuvenece unos cuarenta años y se encuentra en el dormitorio de Evan, un crío con pinta de niña y orejas de gato al que acaban de usurpar el trono y están a punto de ser asesinado por los golpistas. Roland lo ayudará a escapar de allí y se convertirá en su principal consejero de cara a un proyecto muy loco: construir su propio reino desde cero, buscar aliados y unificar el mundo bajo un pacto de «interdependencia». Vamos, que el juego va de Ronald Reagan intentando que un niño gato conquiste el mundo.
Si esto no es la versión Ghibli del sello del presidente de EEUU…

Lamentablemente esto es todo lo que la historia nos da de sí, porque sin entrar en spoilers y por muchos bonitos lugares que nos vayamos encontrando, nos encontramos ante una trama completamente infantil sin dobleces, en la que los protagonistas van desfaciendo entuertos por el mundo, coleccionando aliados y robándole ciudadanos cualificados a los demás para que curren en su propio reino. Porque esa es otra, ni Nino Cani 2 es un juego en el que no solo llevamos a la típica party que se pega con monstruos, si no que también gestionaremos nuestro propio reino -muy a lo Fable 3, oiga- y llevaremos nuestros ejércitos a la batalla. Y ya sabéis como son estas cosas, tratas de hacer tantas cosas que al final no haces ninguna bien. El juego de gestión del reino es tremendamente simplón y se basa en construir y mejorar edificios para obtener recursos y mejoras tecnológicas que nos ayudarán en nuestros combates de RPG, las broncas entre ejércitos y hasta nos ayudarán a resolver algunas misiones dándonos el item adecuado que nos pueda pedir un NPC y que de otra forma tendríamos que farmear al otro lado del mundo. Pero claro, «esa gestión» al final depende por completo de una serie de timers, de esperar tiempo de tu vida a que tu reino reuna suficiente oro para financiar una construcción al más puro estilo juego de facebook/movil, con lo que acaba siendo más un lastre para tus aventuras con tu grupo que otra cosa, porque acaban obligándote a conseguir ciertas mejoras para poder avanzar y que algunos enemigos no se te hagan imposibles.
A veces te sobra el dinero y a veces andas apuradísimo y tienes que pararte a farmear y farmear, no hay término medio.

Lo mismo pasa con la parte «Total War» del juego, con batallas entre ejércitos facilonas que se dan en ciertos momentos del desarrollo de la trama y que a partir de cierto punto pasan a ser totalmente opcionales… Hasta que llega el final del juego y vuelven a obligarte a usarlas con una dificultad infernal, con lo que tienes que volver a tu reino, construir más edificios e investigar mejoras para tus ejércitos. Entendedme, el juego es tremendamente facilón, pero es inmisericorde cuando no tienes el equipo o las tecnologías investigadas. Te obliga a parar el desarrollo de la historia y ponerte a farmear y farmear como si esto fuera un RPG de los 90, pero claro, los fans de los JRPG por lo visto disfrutan de estas mierdas y de que los diálogos con otros personajes sean automáticos y sin opciones de diálogo. Sí, soy el primero que lo admite, hay muchas mierdas del JRPG que me sacan de quicio como esa manía de ser tan condenadamente lineales y que no se les pase por la cabeza conceptos como crear un árbol de decisiones o darte distintas opciones de conversación con cada NPC, pero supongo que cuando el argumento del juego cabría en una servilleta del bar de la esquina tampoco es tanto problema.
El juego a ratos es una delicia audiovisual, y a ratos te dan ganas de comprarte una versión en físico sólo para tirarla por la ventana.

 
Por lo demás, y ya entrando en el sistema de combate de la parte «RPG» -aunque esto de RPG lo único que tiene es subir niveles y explorar mundo, GTA Online tiene más de RPG- tenemos un combate en tiempo real basado en bloqueos, esquivas y magias, algo bastante estandarizado hoy en día en el género para desesperación de muchos puristas de los combates por turnos o semtiempo real de antaño. Sin embargo, hay un componente aleatorio que me parece que los perjudica gravemente, y es el hecho de que han introducido unas criaturillas estilo pikmin que te acompañan y te van dando ventajas como ataques extra, escudos y hasta bufos estilo supersaiyan que convierten algunas peleas en triviales, con lo que te malacostumbras y acabas estando más pendiente de correr a recoger sus bufos que de pelear contra los enemigos como es debido. Que por cierto, los enemigos son tremendamente simplones y no vas a encontrar nada muy complejo en sus ataques, con lo que volvemos a encontrarnos otro caso de cumplir unos mínimos y quedarse a medio camino de hacer un gran trabajo.
Aquí tenéis el aspecto del juego durante los combates y más abajo el que tiene cuando paseas sobre el mapa «general». No hay color.

Y es que ése es el problema en general del juego, el quedarse a medias en absolutamente todos sus aspectos; si la animación de los personajes es estupenda y gráficamente es una preciosidad, cuando salimos al mapa general, «al overworld», nos encontramos unos gráficos chibi lamentables con unos paisajes a los que se les ven unos poligonacos horrendos. Y así es todo el desarrollo del juego, una de cal y otra de arena, algo frustrante hasta el final del mismo que te deja la sensación de que Level 5 podría haber hecho algo muy grande en este juego, pero da siempre la impresión de que el tiempo de desarrollo y el dinero no estuvieron a la altura de las ambiciones del proyecto en su planteamiento. Una auténtica pena.
Entiendo que estas cosas pasaran con el FFVII y demás, pero a estas alturas ya huele.

 

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