Mark Waid no fue el primer guionista en escribir a Thanos después de Starlin ni muchísimo menos, otros como Mark Gruenwald o Ron Marz (sobre todo este ultimo, que en los 90 estaba abonado a todo lo cósmico como el «Starlin de saldo») también escribieron sus aventuras, pero siempre sin sacarle demasiado de su entorno mas familiar, siempre envuelto en grandes esquemas cósmicos y para que negarlo, reciclando todo lo posible el trabajo de Starlin. Pero es que por lo que destaca el trabajo de Waid con el personaje en los 90, tan solo cuatro cómics, es que le sacó de todo eso, le planto en un escenario poco familiar y le enfrento a un héroe que tenia poco o nada que ver con los pasados contrincantes del villano. Y aunque el resultado fue un tanto desigual, hay que admitir que resulto curioso ver como el mayor villano cósmico de la Marvel acababa enfrentándose a un héroe tan atípico (atípico para Thanos) como Ka-Zar, el señor de la Tierra Salvaje.
Parnival Plunder se ha apoderado de las maquinas que permiten que la Tierra Salvaje se mantenga como en la prehistoria y las ha instalado en la ciudad de Nueva York, terraformando la ciudad y convirtiéndola en una jungla repleta de dinosaurios. Pero Plunder no ha hecho eso simplemente por buscar de nuevo un enfrentamiento con su hermano Ka-Zar, sino que ha seguido las ordenes de un nuevo aliado que le ha prometido poder mas allá de su alcance a cambio de que utilice esas maquinas para liberarle de su prisión dimensional, un aliado peligrosisimo que una vez mas busca una fuente de poder que le permita conquistar los objetivos que solo Thanos el Titan Loco podría imaginar…
Al comienzo del articulo señalaba como esta historia resultaba un tanto atípica en la carrera de Thanos al sacarle de forma tan completa de su entorno habitual, pero es que esta serie de Ka-Zar formaba parte de aquella nueva ola de títulos que surgieron a raíz de Heroes Reborn y de la “desaparición” de Vengadores y 4 Fantásticos del escenario, lo que provocó que se experimentase bastante y que muchos personajes secundarios pasasen a primer plano, pudiendo disfrutar de pequeñas joyas como esta serie de Ka-Zar o los Thunderbolts de Busiek y Bagley entre otros. Una pequeña ola de “experimentación” (que no nos engañemos, tampoco fue demasiado radical) en la que si el Barón Zemo podía jugar a ser el héroe, Thanos podía acabar encontrando la horma de su zapato en un héroe que no contaba con mas armas que su cuchillo y su valor.
Pero aunque la idea de sacar a Thanos un poco de su “zona de confort” no era mala, esta historia es muy divertida y esta espectacularmente dibujada (Andy Kubert es mucho Andy Kubert) el problema es el propio Thanos. Pese a que se encuentra fuera de su entorno la historia no hace mas que repetir el ciclo de siempre, Thanos busca una nueva fuente de poder, está convencido de que esta de ahora va a ser la buena de verdad y (SPOILER) acaba siendo derrotado nuevamente. Pero dejando un poco de lado lo patético que resulte que esta nueva fuente de poder (el poder de terraformar a distancia cualquier mundo del Universo) le parezca a Thanos tan impresionante tras haber poseído las Gemas del Infinito, es su caracterización. Waid es un guionista que es capaz de lo mejor y de lo peor, pero en demasiadas ocasiones su manejo de los villanos resulta un tanto “meh” (Preguntemosle a Diógenes lo que opina de su Doctor Muerte)
Y ese es el problema de Waid aquí, que si uno conoce un poco a Thanos, la versión que vemos aquí a ratos parece rozar la parodia, no solo por sus motivaciones que no son mas que una versión descafeinada de cuando obtuvo el Cubo Cósmico o el Guantelete del Infinito, sino que su forma de actuar y muchos de sus diálogos también por momentos parecen mas propios de aquella historia del Spidey Super Stories que del trabajo de Starlin. Y todo ello a mayor gloria de un Ka-Zar (después de todo es el protagonista de la serie) que consigue aquí, gracias a maltratar la caracterización. de Thanos, ponerse a la altura de héroes míticos como el Capitán Marvel, Adam Warlock o Estela Plateada, un pecadillo que cometen demasiados autores y que por desgracia es mas común de lo que nos gustaría.
Pero seria injusto no reconocer también que esta pequeña historia de cuatro números, al igual que el resto de su serie, fue tremendamente divertida y espectacular, siendo de lo mejor que surgió en la Marvel “tradicional” en aquella época en la que Lee y Liefeld se habían quedado con el control de buena parte de los personajes importantes y los pobres mutantes languidecían en manos de autores que nos hacían echar cada vez mas de menos a Claremont. Para que luego digan que de la década de los 90 solo tengo cosas horribles que decir. Así que si, no estamos ante un gran cómic de Thanos, pero si ante un gran cómic de Ka-Zar y ante un recordatorio de que son pocos los autores que con respecto al personaje han sido capaces de estar a la altura de Starlin, que recordemos que a veces ni el propio Starlin ha sido capaz de estar a su propia altura.