Hay pocas cosas que tenga que agradecerle a Diógenes, poquísimas en realidad, pero entre ellas esta el que de vez en cuando me descubre alguna película que no conocía. Y ese ha sido el caso esta semana con una curiosa co-producción hispano-británica de 1972 que rezuma serie B por los cuatro costados y cuyo mayor aliciente es su pareja protagonista, Peter Cushing y Christopher Lee. Dos leyendas del cine fantástico y de terror que con su mera presencia consiguieron darle a esta película un encanto especial y cuyo trabajo jamas me cansare de ver por muchos años que viva. Así que embarquémonos en este tren del horror con tan ilustres pasajeros y preparémonos para pasar un buen rato con algún susto que otro.
El Profesor Sir Alexander Saxton ha realizado un hallazgo increíble en unas cavernas en Manchuria, un antiguo fósil que podría revolucionar el mundo de la antropología. Con este increíble descubrimiento que sin duda pondrá su nombre en labios de toda la comunidad científica, Sir Alexander se dispone a regresar a Europa con su descubrimiento a bordo del Transiberiano acompañado por unos compañeros de viaje de lo mas diversos y peculiares. Pero lo que tendría que haber sido un tranquilo y aburrido viaje rutinario se convertirá en una autentica pesadilla cuando resulte que ese fósil que interesa a tantas personas sea mucho mas de lo que parece a simple vista…
Hay que reconocer que a primera vista Pánico en el Transiberiano/Horror Express parece una película pobre y barata, y en cierto modo lo es, que se nota que la hicieron con cuatro duros. Algo que se evidencia en esa divertida anécdota de que del interior del tren tenían un único vagón, uno que estaban reutilizando de una película sobre Pancho Villa, y que durante todo el rodaje se dedicaron a rodar de forma consecutiva todas las escenas ambientadas en un determinado interior para a su termino redecorarlo por completo y volver a empezar. Pero a pesar de esta falta de medios, o quizás gracias a ello, que cuando escasean los recursos hay que exprimir la imaginación, Pánico en el Transiberiano es una película bastante resultona.
Una película que ademas transmite la sensación de que sus responsables buscaban con ella repetir la formula que tantos grandes éxitos le había dado a Hammer Films en las décadas anteriores algo mas que evidente en sus dos estrellas protagonistas, en quienes debió irse buena parte del presupuesto, y que también se aprecia en el tono y ambientación de la historia. Y aunque esta película esta a años luz de la época dorada de la Hammer, solo por el mucho oficio de sus dos protagonistas ya vale la pena darle una oportunidad.
Porque admitamoslo, Eugenio Martín, el director de la película, se las apaña como nadie con los recursos que tiene para hacer una película bastante entretenida, la película consigue mantener el interés hasta el final y la mezcla de horror clásico con ciencia ficción no esta nada mal llevada, pero sin la presencia de Peter Cushing y Christopher Lee dudo que esta película fuese recordada hoy en día de la misma forma. Y es una presencia que a punto estuvo de no darse debido a las trágicas circunstancias personales de uno de sus protagonistas, Peter Cushing. Su esposa Helen había fallecido el año antes y su muerte fue devastadora para el, algo que es difícil no apreciar en su aspecto físico en esta película, extremadamente delgado y demacrado. Pero su estado anímico no era mucho mejor, ya que a su llegada a Madrid para el rodaje a punto estuvo de regresar a Inglaterra porque no se sentía con fuerzas para trabajar, y solo la intervención de Christopher Lee, quien le recordó los viejos tiempos trabajando juntos, le animo a seguir adelante con el proyecto.
Así que Pánico en el Transiberiano es en cierto modo mucho mas que una entretenida película de terror de serie B, es ademas el recordatorio de la entrañable y larga amistad de dos grandes del genero que durante mas de medio siglo han hecho las delicias del publico de varias generaciones, incluso después de que ya no se encuentren entre nosotros, y a los que siempre sera un placer ver trabajar. Un placer del que por muchos años que pasen dudo que me canse jamas. Por ello si alguien tiene hora y pico libre nada mejor que darse el gustazo de disfrutar del trabajo de estos dos clásicos del cine y de este ejemplo que a veces vale mas un poco de maña que el presupuesto mas grande del mundo.