El año pasado hice un repaso de todas las películas candidatas a los Oscar a mejor película, pero me temo que este año por culpa de M’Rabo -¡cómo no!- vamos a romper una tradición que iba camino de cumplir los veinte años. Como tampoco quiero dejaros sin nada sobre los Oscars de éste año, os voy a hablar un poco por encima de algunas de las películas nominadas para este año y que son peores que Blade Runner 2049, que se merecía todos los oscars; menos mal que la han nominado a mejor fotografía…
«Déjame Salir» (Get Out!) está dirigida por Jordan Peele y viene a ser un capítulo largo de Black Mirror que trata sobre el neorracismo de EEUU, ése que parecía que era exclusivo de cuatro chalados que se vestían de Semana Santa en cualquier día del año. La película nos cuenta como Chris (Daniel Kaluya) un chaval negro que vive más o menos tranquilo en una gran ciudad viaja junto a su novia Rose (Allison Williams) para conocer a sus padres, una familia de blancos potentados muy liberales y votantes de Obama. Sin meternos ya en spoilers, puedo deciros que la primera reacción de la familia es la de total aceptación y reafirmación de su compromiso con la lucha contra las desigualdades sociales, pero la película constantemente te hace notar una atmósfera de hipocresía en al ambiente que va desde que todo el servicio esté compuesto de personal de raza negra hasta ver como la familia se excusa constantemente por todo, porque en el fondo se sienten incómodos.
Y cuando uno se pensaba que toda la película iba a ser «normal», pega un giro de ciencia ficción tremendo y se convierte en un thriller terrorífico al más puro estilo Twilight Zone. Personalmente creo que la nominación ya es suficiente premio para lo que plantea Déjame Salir, porque aunque está bien rodada y no tengo ninguna queja respecto al guión y sólo puedo decir cosas buenas de los actores (Kaluya no gana para disgustos, Williams se merecía una nominación), pienso que a esta película le falta un hervor para llegar a parecerme una de las mejores del año. Ya digo, no me parece que reuna suficientes méritos como para que sea considerada la mejor película del año. Eso sí, si la intención es darle un mensaje claro a ciertos hijos de puta, lo hace mil veces mejor que Hidden Figures o Moonlight porque es mejor película. Y no tengo mucho más que decir, más que nada que tiene la pega de haber sido estrenada en Mayo y la gente igual se ha olvidado de ella, pero supongo que eso para las nominaciones porque también han metido en el saco a la última de Nolan…
Dunquerque (Dunkirk) es… Un experimento. Y como tal tiene sus cosas malas y sus buenas, aunque en el global lo que tenemos es una película rodada sin guión que sufre precisamente por no tener un guión. Mejor me explico; si Christopher Nolan es conocido por rodar con guiones milimétricos que sigue a rajatabla y eso provocaba que recibiera muchas críticas sobre la rigidez de sus películas, Dunkirk está rodada con una manga ancha tan grande que la parece que estamos viendo una realización multicámara de TV. Y tampoco exáctamente, porque entremezclan las historias de distintos personajes con una narración asincrónica, porque la historia de algunos personajes está más avanzada en el tiempo que la de otros, y para cuando se cruzan sus historias ya sabemos lo que va a hacer después fulano y mengano, sin que acaben de explicarnos muy bien la razón de ese «desorden».
Sin embargo Nolan es muy suyo y muy hábil dentro de los límites que se puso y, ha elegido bien el escenario de la película -la evacuación de los soldados aliados tras su derrotadurante la invasión de Francia por parte de los nazis- y para cuando acabas de verla tienes la sensación de que no te han contado ni el principio ni el final de la historia, a pesar de que ya las conoces por los libros de historia y un millón de películas. Pero claro, éso tiene también sus efectos secundarios; más de uno se pregunta para qué nos cuenta la historia del piloto interpretado por Tom Hardy y otros consideran que la historia de los pescadores ayudando a los soldados a cruzar el canal de la mancha tiene mucho más potencial que el que le saca Nolan. Y eso por no hablar del ritmo pesado, casi soporífero que tiene el global de la película, que se queda en un ejercicio de estilo de Nolan muy preciosista pero que pincha en el resultado final. Vamos, que de estas dos me quedo con Déjame Salir.