Si uno mira la timeline de twitter de Axel Alonso estos días, no le da la impresión de ver a un editor jefe de Marvel que ha dejado su puesto por «mutuo acuerdo». Habla de X-Men Grand Design, de Old Man Hawkeye y bromea con Gerry Duggan sobre un guión que le debe en su último tweet, con fecha dos días antes del anuncio de su salida de la editorial el día 17. Una de las respuestas a ese último tweet es la de un tipo realmente desafortunado que le pide que quite toda referencia a Marvel de su twitter, porque ya ha hecho suficiente daño a la editorial y a sus fans. Pero, ¿qué es lo que ha pasado?
Cuando llegó a Marvel, Alonso era uno de los editores más reputados del cómic norteamericano. Venía con los galones de haber consolidado la línea Vertigo de Karen Berger tras el final de Sandman, siendo responsable de Predicador, Hellblazer, 100 Balas y demás series que vinieron a relevar la obra de Gaiman durante la segunda mitad de los 90 y convirtieron a Alonso en el segundo editor más importante de la línea. Por eso, cuando con el cambio de siglo Bob Harras fue despedido por Bill Jemas y empezó la «New Marvel» de Joe Quesada, Alonso fue uno de los editores de DC que fue fichado por el nuevo régimen. Se trajo de la mano a autores como Garth Ennis y Steve Dillon (Punisher) o Peter Milligan (X-Force), y su primer trabajo fue el de limpiar Amazing Spider-Man junto a un tal JM Straczynski, que aunque ya fue contratado por el «antiguo régimen» desempeñaría la totalidad de su etapa bajo la supervisión de Alonso.
Tampoco tardaría mucho en ponerse a las riendas de la gran apuesta de Quesada por aquella época, los New X-Men de Grant Morrison que pusieron todo patas arriba para que a largo plazo todo siguiera igual. Todos estos títulos, controversias aparte, se tradujeron en éxitos de crítica y público, a pesar de que todas estas series empezaron a tener una perspectiva un tanto más relajada respecto a la caracterización de vacas sagradas como Lobezno o el propio Punisher. Los cómics eran buenos, los cómics vendían, todo iba bien y Alonso hasta empezó a trabajar en su objetivo a largo plazo, el establecer una línea Vertigo en Marvel: Marvel Max. Pero no todo iban a ser días de vino y rosas…
La presencia del controvertido Bill Jemas llevó a Alonso a firmar algunos títulos un tanto controvertidos como Rawhide Kid, que diluyeron bastante una marca Marvel Max que no podía contar con todo el mimo necesario por los compromisos cada vez mayores de Alonso para con la línea mutante. Para el final de 2004 y tras la salida de Morrison de X-Men, Alonso se encontraría editando series tan dispares como la Black Widow de Greg Rucka -otro fichaje de DC- Daredevil, experimentos olvidadísimos como Powerless, el Supreme Power de Straczynski o el Lobezno de Mark Millar y Romita Jr. Alonso se había convertido en el chico para todo, un editor al servicio de varios escritores estrella de la editorial que estaría editando series tan dispares como el Astonishing de Whedon o el Ghost Rider de Daniel Way. Y así seguirían las cosas con Alonso durante años, siempre editando al escritor estrella y llevando a los mutantes por una deriva cada vez más descendente, hasta que en 2011 Quesada fue ascendido a las alturas y Alonso se convirtió en el nuevo Editor in Chief de Marvel. La silla de Stan Lee, Jim Shooter o Bob Harras era suya.
2011 fue el año de New52, con DC rompiendo el mercado con uno de los relanzamientos más penosos de la historia; el reinicio de toda su línea editorial con números uno en septiembre de aquel año provocó un despunte de ventas de DC sobre Marvel bastante grande, pero pasada la fiebre especulativa las cifras empezaron a igualarse y para enero de 2012 Marvel volvía a estar en cabeza. Se podría decir que ésa fue la primera crisis a la que se había enfrentado el Axel Alonso Editor Jefe, y la había sobrepasado sin hacer absolutamente nada. Alguno me podría decir que realmente el que la sobrevivió fue su antecesor Joe Quesada -al fin y al cabo la estrategia editorial siempre se decide con un año de antelación- pero teniendo en cuenta que la transición entre los dos EiCs fue inusualmente dulce, creo que podemos dar por seguro que Joe y Axel trabajaron juntos en el plan editorial de Marvel para 2011.
Y es que 2011 había sido el año de la Heroic Age, el año posterior a que se cerraran todas las tramas desde House of M con Siege, el evento que trajo de vuelta a Thor, el Capitán América e Iron Man y pusieran a los Vengadores al frente del universo marvel; era algo así como Marvel Legacy pero sin sonar tan forzado. Sin embargo, la Heroic Age no duraría mucho y pronto tendríamos que soportar el evento de aquel año con Fear Itself, uno de los peores crossovers que se recuerdan, sobre todo teniendo en cuenta lo forzadísimo de su planteamiento, que se notaba que aquello era una historia pensada para la serie de Thor que se salió completamente de madre. Es también la época de los 4 Fantásticos/Fantastic Foundation de Hickman, el Caballero Luna de Bendis, Capitán América de Brubaker o el Journey into Mystery de Kieron Gillen, que ya por aquel entonces se haría cargo de X-Men junto a Jason Aaron tras Schism, uno de los pocos eventos mutantes que trajo algo relevante a la serie.
El segundo año de Alonso vendría marcado por Avengers VS X-Men, un crossover que si bien no inventaba la pólvora, por lo menos estaba mejor escrito de lo que uno se esperaría de un planteamiento tan facilón. Y la cosa no era tan sencilla, porque aquí ya no estábamos hablando de Fraction o Bendis escribiéndolo todo, si no de una historia escrita a pachas entre Jason Aaron, Bendis, Brubaker, Fraction y Hickman; demasiados sastres para un traje que misteriosamente quedó bien. Sobrevivía así Alonso a su primer año mientras DC se iba hundiendo en las consecuencias de su propia mediocridad, inflando las cifras de ventas a golpe de renumerar una y otra vez sus series. Avengers VS X-Men iba a significar el fin de una era, porque mañana veremos como Alonso se enfrentaría tras este crossover a su primera reorganización editorial seria…