En la escena que sirve como introducción a Thor Ragnarok podemos ver a Surtur, señor del fuego de Muspelheim hablando con Thor de una forma tremendamente coloquial. Ya, ya sé de sobra que hay muchísimos enemigos de la comedia y que yo soy el primero que los ha mandado al cuerno por amargados, pero es que… No pega. Thor es un personaje que puede hacer comedia y la hace muy bien, pero necesita mantener su contexto, necesita mantener sus pies en la tierra. Escenas como la de la «¿tenéis cabras?» en la primera parte o las chochas de agua en Vengadores tienen sentido por un contexto serio, por el personaje que se toma a si mismo completamente en serio pero está fuera de su elemento. Y de repente tenemos a Thor y a Surtur hablando como si fueran dos tipos en un bar, dejándonos claro que el resto de la película va a mantener ese tono. Un tono que me pareció estupendo en What we do in the Shadows (la anterior película de su director, Taika Waititi), y que me habría parecido bien si no fuera porque Thor Ragnarok es tercera parte de una serie de películas.
Vemos a Loki haciendo la peor interpretación de Odín que haya visto en la vida, otra vez con el mismo lenguaje coloquial y diciendo «mierda» en favor de la comedia, y todo a pesar de que Waititi ya había dejado claro que podía hacernos reir sin recurrir a ello justo antes mediante una reconstrucción teatral de El Mundo Oscuro. Y al final ése es el verdadero problema de Thor, porque por lo demás tenemos una película sin el menor asomo de complejo dándonos todo el torrente de espectáculo visual que sólo puede dar el adaptar a Jack Kirby tal cual, a ponerte un planeta entero lleno de elementos Kirbyanos y decirnos a la cara que una vez más el jodido Jacob Kurtzberg tenía razón, y que sus viñetas eran los blockbusters del futuro; que sólo necesitaban a un director con el valor de Taika Waititi y a un director de fotografía tan grande como Javier Aguirresarobe (que no me cansaré de decir que es la verdadera estrella de la película y lo mejor que tiene con diferencia) para hacerles justicia en la gran pantalla. Y es que Sakaar, el planeta del Gran Maestro, es una fusión de elementos Kirby, Hela luce de forma fabulosa con su corona de pinchos y Surtur… Vamos a decirlo claramente, el Surtur de esta película no es el de Kirby, pero como es el de Simonson pues nos hemos quedado encantados. Es cierto que la mayor parte de estas golosinas visuales ya las habíamos visto en el trailer, pero al final cada uno es muy libre de tragarse el trailer o no según le apetezca. Digo yo.
Personajes nuevos como la Valquiria o el Gran Maestro funcionan bastante bien y tienen un buen desarrollo, mientras que Hela roba todas las escenas que tiene a pesar de que el personaje apenas está desarrollado. Es una lástima, porque Cate Blanchett hace y podría hacer maravillas con el personaje; sin embargo lo que tenemos es escaso, con una Hela que va por ahi destrozando todo lo que toca, levantando muertos y haciendo una revelación que apenas tiene consecuencias en la película, la de que Odín en su día era un dios vikingo sanguinario y conquistador que llegado a cierto punto de su vida se cansó del ruido y la furia para querer dedicarse a la paz, cosa que a su principal general e hija Hela no acabó de gustarle y provocaría el enfrentamiento entre ambos que terminaría con ella condenada al exilio hasta la muerte de Odín. Tanto Thor como Loki hacen pequeñas referencias al asunto y la película quiere darnos a entender que es lo que hace que Loki se una a Thor y se reconcilie con su hermano, pero en el fondo sabemos que la situación no ha cambiado casi nada, y que ese oscuro secreto apenas cambia el desarrollo de la película. Se le podía haber dado muchísimo más juego, vaya.
Que alguno me dirá «igual Hela aparece en Infinity War» y todo eso, pero hasta nueva orden la serie de películas de Thor se ha acabado con esta tercera parte y todo lo demás son pajas mentales. Para cuando llegamos al final de la película Thor ya ha pasado a un «estado superior» -es el rey de los refugiados asgardianos- y por lo que vemos en la escena postcréditos, lo que nos viene ya es una pelea contra Thanos en Infinity War, con lo que a menos que nos sustituyan a la Muerte por Hela -yo encantado- la historia de Ragnarok ya ha terminado. Ya digo, no es que con esto la historia esté mal hecha, sólo que apenas rasca la superficie y es una auténtica pena que no vaya a ir más allá.
Por lo demás, creo que la película se gusta demasiado a si misma y se recrea demasiado en ello, con lo que si el espectador no entra a saco con ello no va a disfrutarla. Que yo lo he hecho porque soy quien soy y vengo de donde vengo, pero no por ello dejo de darme cuenta de que tiene sus problemas y que no va a gustarle a todo el mundo. Eso sí, no me cansaré de repetir que la gran contribución de Ragnarok está precisamente en haberse atrevido a volcar directamente a Kirby en la gran pantalla, con lo que espero que en el futuro las películas de superhéroes sean bastante más atrevidas y empiecen a tener más una identidad visual que no esté basada en las tendencias personales de cada director o las que estén de moda en el cine de acción en cada momento. Thor Ragnarok podría haber sido mucho más y camina de puntillas por algunas viñetas que recrea y que podrían haberla hecho mucho más grande -ese Skurge- pero tal cual está la cosa y a pesar de todos sus defectos, en el otro lado de la balanza sus virtudes y su audacia no nos dejan hacer otra cosa que alegrarnos de que esta película exista.