Tratando de ser fiel a mi propósito de mantener viva la categoría de libros de blog hoy hablo de otro de mis libros favoritos, y siendo fiel también a mis “vicios” no solo se trata de nuevo de un libro de ciencia ficción, sino que en esta ocasión también se trata de otro libro de Frederik Pohl. Pero es que no lo puedo evitar, pese a que descubrí bastante tarde su obra desde entonces soy incapaz de despegarme de su trabajo, descubriendo en cada libro a un escritor grandísimo que supo enfocar temas que ya en su época empezaban a estar algo vistos desde un punto de vista fresco y original. Y eso fue exactamente lo que consiguió con Pórtico/Gateway, mostrarnos un primer contacto con una civilización alienigena que se alejaba bastante de lo que solemos ver dentro del genero. Y para variar voy a hacer todo lo que pueda para desvelar lo menos posible de la trama, que este es uno de esos libros que es mejor descubrir leyéndolos. (que casi preferiría que todo el mundo dejase de leer aquí y se fuese a conseguir una copia del libro y volviese otro día)
En un lejano futuro la humanidad ha descubierto por accidente que no están solos en el universo. Los Heechee, como les llaman los humanos, son una misteriosa raza que que apenas ha dejado rastro de su existencia, pero entre esos rastros se encuentra Pórtico, una gigantesca estación espacial abandonada hace milenios repleta de misterios y de pequeñas naves espaciales preprogramadas con destinos inciertos. Unas naves en torno a las que se ha creado una suerte de industria en la que pilotos voluntarios se prestan a viajar en ellas sin saber que encontraran en su destino o si serán capaces de regresar, todo con la esperanza de traer de vuelta algún artefacto o tecnología que les haga ricos. Y esa esperanza es lo que ha llevado a Robinette Broadhead a gastar todo su dinero en un billete de ida a Pórtico, la ilusión de hacerse millonario, para lo cual solo tendrá que superar un pequeño obstáculo, el pánico que le da la idea de embarcarse en uno de esos viajes…
Una de las cosas que mas me ha fascinado de la literatura de ciencia ficción desde que me metí en ella con unos diez añitos y el 2001 de Arthur C. Clarke (que mejor que empezar por uno de los mas grandes) fue la diversidad de alienigenas que allí me encontré. Yo estaba acostumbrado a que en el cómic, el cine y la televisión los alienigenas, salvo notables excepciones, se dividían entre monstruos inhumanos (Alien, Depredador, El Nido, etc) grandes imperios que solo se diferenciaban de la humanidad en lo avanzado de su tecnología y a veces en lo cosmético (Star Wars, Star Trek, Los Shi’ar, Kryptonianos, etc) o seres inocentes que se hacían amigos de la humanidad (E.T, Starman, etc) Pero en los libros me encontré. con alienigenas que de verdad parecían algo completamente ajeno a la humanidad, seres tan diferentes a nosotros que la idea de ser capaz de entenderlos sonaba a la de una hormiga tratando de entender a un humano.
2001 ya trataba ese tema con esa raza que detrás solo había dejado el misterioso monolito negro, un tema que Clark volvió a tocar en Cita Con Rama y aquella gigantesca nave de cuyos contenidos los astronautas que la visitaron no eran capaces de encontrar ningún sentido, algo ligeramente similar al Mundo Anillo de Larry Niven y tantos otros ejemplos. Y eso es uno de los temas de Pórtico que mas me fascinó cuando lo descubrí, los Heechee, al menos en este primer libro, son una completa incógnita, solo se puede especular y muy superficialmente sobre como eran físicamente de acuerdo a la construcción de las naves, detrás apenas dejaron artefactos que den una idea de como era su cultura y como se descubre en algunas de las secuelas los humanos habían estado profundamente equivocados en su catalogación de dichos artefactos. Algo que obliga a que cada lector tenga que formarse su propia imagen de como debieron ser esos seres, una mística que de nuevo las secuelas se cargan un poco.
Pero el otro gran punto fuerte de Pohl en Pórtico (y en toda su obra) es en el retrato psicológico de unos personajes que en sus manos son “personas”. Demasiado a menudo muchos escritores del genero han pecado de frialdad, de convertir a sus personajes en poco mas que herramientas al servicio de la historia, personajes de los que sabemos su nombre, su profesión y que están ahí solo para hacer avanzar la trama. En cambio Pohl se preocupaba por que sus personajes tuviesen profundidad, que fuesen complejos, Con Robbie nos encontramos que sufre profundos traumas, que es egoísta, un cobarde y que también puede ser increíblemente valiente y capaz de amar, en definitiva, es humano. Y aunque a veces funciona bien el que los personajes estén en un segundo plano con respecto a la historia, se agradece que se pueda empatizar con ellos.
Todo esto hizo que Pórtico fuese de nuevo otra fuente de premios para Pohl como le había sucedido dos años antes con Man-Plus. En total se llevo el Nebula a la mejor novela en 1977 y los Hugo, Locus y John W. Campbell Memorial en 1978, todos un récord al alcance de pocos, pero por algo Pohl era uno de los grandes. Este éxito le llevo a continuar la saga en numerosas secuelas: Tras el Incierto Horizonte (Beyond the Blue Event Horizon, 1980), El Encuentro (Heechee Rendezvous, 1984), Los anales de los Heechee (Annals of the Heechee, 1987) y Los exploradores de Pórtico (The Gateway Trip, 1990). Secuelas que aunque no están a la altura de la novela original y su calidad disminuye ligeramente con cada una, son otra lectura de lo mas recomendable, pese a que para mi gusto se desvelan demasiados de los misterios de la historia.
Un éxito el de Pórtico que podría reavivarse si aquellas noticias que se publicaron hace dos años de que SyFy quería realizar una adaptación de Pórtico a televisión, y pese a que desde entonces no se ha sabido mucho mas, tras ver lo que ha sido capaz de hacer la cadena con las adaptaciones de Childhood’s End y The Expanse, solo espero que este proyecto siga en marcha y no tardemos mucho en poder disfrutar también de Pórtico, porque tiene material para empequeñecerlas a ambas. Pero tanto si da el salto a la televisión como si no, siempre sera uno de esos libros imprescindibles para todo amante de la ciencia ficción.
P.D: En el momento de programar este articulo me he dado cuenta de que ya había hablado de este libro hace dos años, buena prueba de que trabajar para Diógenes es malo para la salud mental y de que Pórtico es un libro tan bueno que vale la pena hablar de el mas de una vez.