Mientras Jack Kirby había estado en Europa jugándose el pellejo contra la locura de unos pocos, el panorama editorial de EEUU había sufrido una transformación. Los superhéroes, aquella moda que había empezado con Siegel y Shuster, perdían todo su fuelle y empezaban un lento fundido en negro, mientras las editoriales empezaban a buscar otro tipo de contenidos. Una de ellas, Crestwood Publications, había aprovechado el auge de las películas de terror de la Universal para lanzar un cómic de terror llamado «Frankenstein», el primer cómic dedicado en exclusiva al género. El éxito del cómic iba a marcar la historia del medio durante los siguientes años, aunque la cosa no acabaría precisamente bien…
Joe Simon y Jack Kirby no debieron de quedar muy contentos con el trato final que tuvieron con DC, que explotó de mala manera el éxito de Boy Commandos y seguía publicando historias de los personajes bajo su firma sin pagarles un centavo. No había tan mala sangre con ellos como tuvieron con Marvel y el Capitán América, pero los dos autores habían acabado un poco quemados y Crestwood les ofrecía más libertad, ya que hasta contaban con su propio sello dentro de la editorial: Prize Group, el cual englobaba series como la antología de terror Black Magic, una serie regular del detective Charlie Chan o el mayor éxito del sello y del duo Simon/Kirby: Young Romance, el verdadero pistoletazo de salida del género romántico en 1949 y verdadera gallina de los huevos de oro de su colaboración con Crestwood.
Mientras tanto y fieles a su política de no tener todos los huevos en la misma cesta, Simon y Kirby seguían trabajando para otras editoriales. Y es que Simon había contraido matrimonio con la secretaria de uno de los hermanos Harvey, los propietarios de Harvey Publications, con lo que el duo trabajó para ellos en series como el western Boys’ Ranch -la Newsboy Legion aplicada al género de vaqueros- o Green Hornet. Es una época interesante para Kirby, porque su estilo se va definiendo cada vez más y es en estos géneros tan dispares donde empieza a adquirir ese barroquismo tan característico que lo convertiría en el Rey, imprimiendo un dinamismo a la narración y la figura humana inédito en un medio que vivía entre el hieratismo de una escuela naturalista y el dinamismo del «cartoon».
Ya para mediados de los años 50 y con las mamarrachadas del Doctor Wertham de fondo, Simon y Kirby vuelven al género de superhéroes por una mezcla de orgullo y venganza. Y es que la futura Marvel, que había seguido publicando sin pena ni gloria Captain America Comics y había cerrado la serie por las bajas ventas -¿quién iba a pensar que convertir la serie en «Captain America’s Weird Tales» no iba a funcionar?- habían decidido volver a publicar una serie del personaje, poniéndolo a cazar comunistas y al servicio del mismo maccarthysmo que estaba hundiendo la industria dle cómic. Joe y Jack no podían permitir eso, con lo que pronto sacarían para Prize una serie de corta duración llamada «Fighting American», que en si misma acaba siendo una sátira del género de superhéroes y la caza de brujas en general, al mostrar los villanos más estrafalarios y dar rienda suelta al Kirby más loco que conoceríamos en Marvel y DC.
Pero daba igual lo que hiciera el Fighting American o el propio Capitán América, porque el verdadero enemigo de los cómics estaba en la caza de brujas. El doctor Fredric Wertham y sus teorías de que los cómics convertían a los niños en psicópatas habían calado hondo en el público en general y la investigación del senado de EEUU sobre el tema se había convertido en uno de los temas estrella del nuevo medio de comunicación del momento: La televisión. Las editoriales, conscientes de que esto de los cómics en muchos casos era sólo una parte de su negocio, empezaron a centrarse en otro tipo de publicaciones, con lo que los impresores de repente se daban cuenta de que parte de su maquinaria empezaba a quedarse sin material, lo cual era completamente nefasto porque las imprentas industriales necesitan mantenerse en marcha en todo momento. Conscientes en Crestwood de que esto podía significar un aumento sustancial de los precios de impresión, animaron a Joe Simon y Jack Kirby a hacer lo que habían hecho toda su vida -luchar- y crear su propia editorial, que trabajaría como una subcontrata de Crestwood y operaría con el nombre de Mainline Publications.
Mainline usaría la misma distribuidora que la revilecida por Wertham EC Comics y publicaría un romántico -Love-, un western -Bullseye-, un cómic bélico «escrito y dibujado por auténticos veteranos de guerra» -Foxhole- y otro policiaco «basado en hechos reales», Police Trap. Ninguno de estos comics llegaría al número 10, ya que el mismísimo Wertham veía a Mainline como un cómic EC más -usaban la misma distribuidora- y Crestwood se asustaría, acabando de muy malas maneras su relación con Mainline y forzando a Simon y Kirby a vender la editorial más o menos por la misma época en la que Archie, Marvel y DC se juntaron con Disney/Gold Key para crear una aberración llamada «Comics Code Authority», que venía a ser un sello de autocensura que dejaba fuera del negocio a EC y otras editoriales más pequeñas. Los rumores dicen que la relación entre Simon y Kirby se vería enturbiada por el fracaso de Mainline, pero el propio Simon afirma que él ya no tenía ganas de seguir en el negocio de los cómics y que ganaba mucha tranquilidad dedicándose a la publicidad, con lo que Jack Kirby empezó a volar solo de nuevo y los vientos le arrastraron de vuelta a National, la futura DC…