The Button, esa saga en la que Batman y Flash investigan el misterio de la chapa del Comediante de Watchmen (aun no me creo estar escribiendo esa frase…sigh) sigue adelante, y tras el análisis la semana pasada por parte de Diógenes del comienzo de la saga, hoy me toca a mi repasar el segundo episodio de esta peculiar saga aparecido en el numero 21 de Flash. Un segundo numero que desvela algunos elementos mas de lo que ha sucedido en DC desde que comenzó el New52 y que apunta a un inesperado regreso que se esta haciendo esperar mas de la cuenta y que, sacrilegio, ha conseguido que me interese esta saga… Así que abrochémonos los cinturones porque el Universo DC se vuelve mas complicado de seguir a cada mes que pasa. Y a partir de aquí cuidado que esta todo lleno de SPOILERS.
Que la chapa parezca un pegote en la portada dice mucho de lo que es todo este experimento raro…
Tengo que admitir que no me esperaba que este cómic. se abriese con un nonagenario Johnny Thunder tratando de invocar a su rayo mágico Thunderbolt y con su ayuda traer de regreso a la… JUSTICE SOCIETY OF AMERICA!!! Desde el especial de Rebirth poco se había sabido del viejo héroe y yo casi pensaba que se habían olvidado de esta trama hasta que las ventas bajasen de nuevo y necesitasen un revulsivo, pero aquí esta de nuevo y mi esperanza en recuperar a la JSA (Esa que Diógenes siempre trata de apagar) se ha encendido de nuevo. Así que aunque igual es aventurarme demasiado, quien sabe si esta saga de la que no esperaba demasiado se convertirá al final en el regreso sorpresa del primer supergrupo de la historia del cómic.
¡Pues claro que la hemos perdido! ¡Y sabemos muy bien quienes son los culpables!
Tras este comienzo que en principio parece no tener nada que ver con la saga en curso, regresamos a donde nos quedamos en el episodio anterior, con el cadáver de Eobard Thawne, el Flash Reverso, en la Batcueva. Una muerte que provoca dos reacciones en Flash, la primera, muy humana, es la de alivio ante la muerte del asesino de su madre. Pero la segunda es de preocupación, ya que el cadáver de Thawne esta cubierto por la radiación de la Speed Force de Barry, lo que le hace temer que quizás el mismo sea el responsable de esta misteriosa muerte en el futuro.
Esto es tan retorcido que casi parece un argumento de la serie de televisión
Pero aparte de las pruebas forenses, Flash cuenta con un testigo, el propio Batman. Pero este no puede aportar mucho mas a la investigación aparte de sugerir que no saben cuanto tiempo transcurrió para Thawne entre su desaparición al tocar la chapa del Comediante y su regreso moribundo afirmando haber visto a Dios. Eso y ya en un terreno menos científico, Batman confiese haber visto el “fantasma” de su padre, o mas bien una visión de la versión de su padre que Flash conoció en Flashpoint y que se había convertido en Batman (porque parece que jamas podremos librarnos de aquella saga)
¡No pongas en duda la palabra de Batman!
Y ya entrando en el terreno de las confesiones, Barry hace lo propio y le cuenta a Batman como la ultima vez que se reunió con Wally el mismo tuvo una visión, aunque una muy diferente a la de Batman y de la que ya hablamos aquí en su momento. Barry le cuenta como vio el casco de Mercurio (¡ES EL CASCO DE JAY GARRICK!) y como la visión de este le lleno de calma y esperanza aunque no sabe porque. UN detalle importante ya que no solo es la segunda mención a la JSA en este numero, sino que implica que de alguna forma, a pesar de lo enrevesada que ha acabado la continuidad en DC, Barry aun recuerda a Jay (como hacemos todos)
No, si a mi también me llena de esperanza ver ese casco…
Sin nada mas que poder hacer en la Batcueva, Barry asegura a Batman que le mantendrá informado de lo que averigüe y se marcha… Directamente a la Watchtower para buscar algo en un almacén en el que la Liga de la Justicia ha ido almacenando a lo largo de los años todos aquellos objetos demasiado peligrosos para dejarlos al alcance de cualquiera. Un almacén en el que curiosamente, y entre muchas otras cosas, podemos ver el traje y turbante de Sargon el Mago, el casco del Doctor Fate, una vara que se parece mucho al Cosmic Rod del Starman original y el mismísimo barco temporal de Matthew Tyler, el Hourman del futuro. Un almacen del que podemos ver otro vistazo en otra viñeta y alli aparecen los uniformes del Hourman original y de Star-Spangled Kid (aparte de un Kirby Dot guardado en un recipiente). Demasiados “easter eggs” relacionados con los héroes de la Golden Age como para no ser una señal.
Que tendrá de peligroso el traje original de J’onn J’onzz para que lo tengan guardado ahí…
Pero no es ninguno de esos objetos lo que busca Barry, sino algo mas personal, su “Cosmic Treadmill” que utilizaba para viajar en el tiempo. Y es que el plan de Barry es rastrear la radiación que impregnaba la chapa del Comediante hasta su origen, una misión tan peligrosa que no quiere poner a nadie mas en peligro y por ello decide ir solo. Pero Batman no seria Batman si no se lo hubiese imaginado y estuviese ya esperándole allí para no dejarle emprender ese viaje a lo desconocido sin su ayuda.
Barry fue muy ingenuo si pensó que podría largarse sin que Batman se enterase
Así que los dos héroes emprenden ese viaje a través del tiempo y el espacio preparados para encontrarse cualquier cosa… excepto lo que se encuentran. Entre las turbulencias temporales que parecen querer impedirles llegar a su destino presencian nuevas visiones, nuevas para ellos pero tremendamente familiares para los lectores veteranos. La fundación de la JLA tal y como fue realmente, con los héroes vistiendo sus trajes clásicos (calzoncillos incluidos) y J’onn de miembro fundador, la traición de la Liga contra Batman que desemboco en su lavado de cerebro por parte de Zatanna e incluso aquella visión de Barry moribundo que Batman vio durante las Crisis. Unas visiones que pese a resultarles completamente ajenas Barry siente que no son de una realidad alternativa, sino que son de su propio universo y que pertenecen a esos años que les quitaron de los que hablaba Wally en su regreso.
¡Hal con el diseño original de Gil Kane! ¡Superman y Batman con calzoncillos! ¡Flash sin rayitas! ¡El Detective Marciano!
Pero las turbulencias resultan ser demasiado fuertes y su viaje termina de forma brusca dejándoles en un lugar que a primera vista resulta muy familiar y en el que empezó todo, la Batcueva. Pero esta no parece la Batcueva llena de maravillas tecnológicas de Bruce Wayne, es tosca y primitiva y pese a que Batman cree que están en el pasado, en sus primeros años como vigilante, Flash sabe exactamente donde están. Algo que se confirma cuando vemos aparecer al propio Thomas Wayne, Batman, ya que su viaje les ha llevado de vuelta… a Flashpoint.
Pero que falta hacia recuperar Flashpoint otra vez…
Yo no las tenia todas conmigo con esta saga, soy de los que siguen pensando que meter en continuidad el Universo de Watchmen es innecesario y una chapuza, pero tengo que reconocer que este segundo capitulo de la saga ha conseguido despertar mi interés por las constantes referencias a la Golden Age (y mi deseo de que esto signifique que la JSA va a regresar YA) y a esos apuntes a que la vieja continuidad sigue siendo real solo que no lo recuerda, vamos, que el New52 sigue siendo una “Era de Apocalipsis” estirada. Y si, se que no debería tener esperanzas, que me van a decepcionar y que lo mas probable es que jamas recuperen la vieja continuidad, sino que harán como con Superman y pondrán un parche tras otro quedándose con lo que mas les guste de cada encarnación, pero hasta el final me agarrare a cada clavo ardiendo que encuentre como me ha pasado con este cómic.