Cuando me entere de que este año se celebraba el 30ºaniversario de la Liga de la Justicia Internacional (eso debe estar mal, no han podido pasar tantos años…) esperaba que DC Comics lo celebrase de alguna forma. Lo que no se me paso por la cabeza es que en lugar de un homenaje en condiciones lo que acabaríamos teniendo sería un remake/homenaje poco disimulado en el especial Rebirth de la nueva Justice League of America, una nueva y pintoresca encarnación del grupo que, al menos en esta primera toma de contacto, parece querer rescatar el espíritu del grupo de los ochenta. Pero esta ha sido una recuperación vacía en la que da la impresión que se han quedado en lo superficial para tratar de apelar a la nostalgia pero habiendo perdido por el camino toda la gracia que tuvo el genial trabajo de Keith Giffen, J.M. DeMatteis y Kevin Maguire. Y quizás me esté adelantando y todo esto mejore con el paso de los meses, pero como primera toma de contacto ha sido cualquier cosa menos buena.
Al menos hay que agradecerles el devolver al autentico Lobo al primer plano de la actualidad
Tras lo sucedido tras el enfrentamiento y posterior alianza a la fuerza entre la Liga de la Justicia y el Escuadrón Suicida Batman ha decidido reformar su grupo a su manera. Quiere un grupo más manejable y pequeño, uno que no esté ya compuesto por dioses, sino por mortales con los que los civiles puedan identificarse y hacerles sentir que ellos también pueden ser héroes. Para ello ha reclutado a un peculiar conjunto de héroes veteranos, novatos, villanos reformados y seres de difícil clasificación que no vivirán por encima de la humanidad en un inaccesible satélite en el espacio exterior, sino en la propia tierra. Pero este grupo tendrá que enfrentarse a muchos desafíos entre los cuales uno será sin duda el de ganarse la confianza del público…
Como no se anden con cuidado esta encarnación del grupo puede acabar siendo tan aceptada como la Liga de la Justicia de Detroit
La idea de Batman agarrando el toro por los cuernos y fundando o refundando un grupo de héroes a su medida no es algo nuevo. A comienzo de la década de los ochenta lo vimos en las páginas de Batman y los Outsiders y apenas media década más tarde la historia se repitió en cierto modo con la Liga de la Justicia Internacional. Dos comics a los que esta JLA de Rebirth les debe mucho. De los Outsiders tenemos la idea de Batman encontrándose ante la necesidad de formar un grupo más manejable que solo responda ante él, uno formado casi a partes iguales por novatos y veteranos. Pero el parecido con la añorada JLI es mucho más directo y al mismo tiempo mucho más triste, ya que pese a que aquí Steve Orlando parece querer repetir la fórmula de aquel gran comic, lo que no ha sido capaz de copiar ha sido su “espíritu”.
Batman es la clase de persona que se lleva el Scartegories para construirse su propio modulo lunar con casino…
Ya en la primera página nos encontramos con una señal bastante evidente de ello al ver a Batman mostrarle a Killer Frost lo que será la nueva base del grupo, un bunker en el interior de una montaña en Happy Harbor y que Batman muy acertadamente describe como reliquia de una era pasada, ya que se trata de la misma cueva que en la continuidad previa a Flashpoint fue el primer cuartel general tanto de la Liga de la Justicia de América como de la Liga de la Justicia Internacional. Un envoltorio nostálgico que se queda en eso, envoltorio.
Esa cueva ha vivido tiempos mejores
Otro canto a la nostalgia de la JLI es la inclusión en el grupo de Canario Negro, quien al igual que sucedió entonces aquí le toca de nuevo ser la voz de la razón, la que no se va a dejar intimidar por Batman y le va a decir en todo momento lo que necesite oír le guste a él o no. Un papel que se agradece más por seguir dándole al personaje la relevancia que se merece y sobre todo por, al igual que está haciendo Benjamin Percy en Green Arrow, caracterizarla como es debido.
Y de nuevo a Canario Negro le toca ser la niñera del grupo
Más descarado resulta el papel del que a priori parecía el miembro que menos encajaba en el grupo, Lobo. Desde su primera interacción con Canario Negro ya empezamos a sospechar cual va a ser el lugar que ocupara Lobo en “esto-no-es-la-JLI” Unas sospechas que se confirman de forma nada sutil cuando en un calco de una clásica escena (aunque no la más clásica) vemos como durante la primera reunión del grupo Batman tiene que hacerle frente y mandarle a callar. Porque si, en el siglo 21 Lobo es el nuevo Guy Gardner.
Lo único medio divertido de esta nueva situación es recordar la relación que existía entre ambos personajes en los 80
Y si hablamos de personajes ocupando el lugar de otros es inevitable hablar del nuevo/viejo Atom/Ryan Choi y de la reinterpretación de The Ray/Ray Terrill. Dos personajes que en principio no parecen tener nada en común más allá de ser ambos herederos de un legado superheroico (Aunque en el caso de The Ray no está claro si en la nueva continuidad su padre también fue el superhéroe del mismo nombre o si tiene alguna relación con el otro The Ray/Lucien Gates introducido en el New52) Pero cuando en su primera interacción nos damos cuenta de que se trata de un tipo vestido de dorado que vuela y de un científico deseoso de ser un héroe, y viendo todo lo anterior, mucho me temo que estos dos personajes van a tratar de llenar el vacío irremplazable dejado por Booster Gold y Blue Beetle.
Si, tristemente todos estamos pensando lo mismo…
Un escenario similar al que me temo que nos vamos a encontrar con Killer Frost y Vixen. Por un lado nos encontramos con que Killer Frost/Caitlin Snow (ahora de actualidad gracias a la serie de televisión de Flash) pese a su escaso pasado como villana y su membresía en el Escuadrón Suicida es un personaje relativamente inocente que quiere ayudar a los demás. Por otro lado Vixen es una mujer fuerte e independiente cuya personalidad contrasta fuertemente con la de Killer Frost, casi como si fuesen opuestas, como Hielo y Fuego… Si, pese a que en principio Vixen parece que va a ocupar el lugar que en la JLI ocupaba J’onn J’onzz (porque por alguna estúpida razón en DC parecen creer que su lugar no es la Liga) como los cimientos que mantienen al grupo unido y sin quien este no existiría (O al menos eso le dice Batman sin que ello tenga mucho sentido ya que en esta nueva continuidad Vixen jamás ha sido miembro de la Liga) viendo todo lo anterior estoy absolutamente convencido de que estamos ante lo que pretenderán que sean las nuevas Tora y Bea.
Al menos no les ha dado por meter en el grupo a una versión moderna de Firebrand en lugar de Vixen…
Y todo esto se lo “debemos” a Steve Orlando, un guionista por el que DC está apostando muy fuerte al que en los últimos dos años hemos podido ver en Batman & Robin: Eternal, Night of the Monster Men, y Supergirl, pero del que hasta ahora no he visto nada que me haga sentir que esa confianza por parte de la editorial es merecida. De lo que he leído suyo hasta ahora, básicamente todo lo que ha publicado en DC, no me he encontrado nada que pase de lo correcto sin más, del aprobado raspado, de comics que no se puede decir que estén mal escritos pero que no aportan nada que les haga ser algo más que una lectura de leer y olvidar.
Si me dicen que este tipo es amigo de toda la vida de Dan Didio o Jim Lee me lo creo
Posdata de ultimisima hora: En el primer numero de su serie regular publicado ayer mismo y que continua lo visto en el especial de Rebirth , hacen acto de presencia los primeros villanos a los que se enfrenta esta nueva encarnación del grupo, unos viejos conocidos de los lectores mas veteranos, Los Extremistas. Por si no había quedado claro a que etapa del grupo quiere homenajear Steve Orlando a su peculiar manera…
¿Que sera lo próximo? ¿Enfrentarse a ¡¡LORD MANGA KHAN!!?
Y eso es lo que ha sido este primer número de la Liga de la Justicia bajo la “bandera” de Rebirth, una lectura sosa e insípida que parece que ha querido utilizar la nostalgia como gancho de la forma más torpe que me he encontrado en muchísimo tiempo. Los nuevos lectores no van a tener ni idea de a que pretende homenajear aquí Orlando (aunque se agradece el intento) y los más veteranos que disfrutamos en su día con la JLI nos encontramos con una fotocopia sin alma que se queda en lo superficial y que mucho tendría que mejorar para convertirse en un digno heredero. Lo triste es saber que de esta absurda combinación de personajes otros equipos creativos podrían haber sacado oro (¿Cómo es que a Giffen, DeMatteis y Maguire no les han encargado hacer nada juntos?) pero que de este comic lo único bueno que soy capaz de decir es que Ivan Reiss es un dibujante cojonudo.