La semana pasada reseñábamos Snotgirl y hacíamos un poco de coña sobre los bloggers, pero supongo que a veces también merece la pena hacer hincapié en esos que también van un paso más allá de ser bloggers porque ellos se autodenominan «periodistas» «articulistas» o, simplemente, papanatas. Hoy voy a hablar de los papanatas que comentan a los tipos esos, y que son capaces de defenderlos hasta cuando saben que les mienten a la cara.
Si ya lo sabemos, que el personal esta dispuestísimo a ponerse detrás del que sea para que piense por el…
Porque vamos a ver, para mí el periodismo es una profesión muy seria; si la gente se tiene que sacar una carrera para ejercerlo supongo que será por algo… O eso parecía hasta que de repente todo el mundo es periodista y hace periodismo pese a no tener ni puta idea ni de escribir ni de lo que es una fuente periodística, contrastar o algo tan básico como la ética no ya profesional, si no la personal. Porque la ética personal (y profesional) de muchos periodistas hoy en día parece ser que es la de Eduardo Inda «mientras esto me de dinero, ensucio que algo queda y me queda», en el mundo del cómic la cosa parece que es aún peor. Porque aquí en Brainstomping solemos reírnos cuando el personal nos pregunta por nuestras fuentes para hablar de la historia de tal o cual personaje -las fuentes suelen ser los propios cómics, que nosotros si nos los leemos- y cualquier artículo que hagamos suele tener una carga de opinión bastante grande, con lo que no nos consideramos ni periodistas ni historiadores del cómic. Y aun así, cuando hablamos de personajes de la industria como Shooter o Harras, solemos tratar de asegurarnos de que los hechos que relatamos vienen de más de una fuente, porque todos sabemos como es el ego de Shooter y como el resto de la humanidad que trabajó con el parece odiarlo.
Comprobar las fuentes y contrastar la información es la forma en la que un ser racional busca sacar a la luz los hechos, o por lo menos la versión más aproximada a la realidad. De este tipo de trabajo puede salir la verdad o algo muy distorsionado -somos humanos y nos equivocamos, vaya- pero a la hora de la verdad en Brainstomping somos gentuza y nos escudamos en que no somos periodistas, en que hacemos esto por puro vicio pese que siempre pedimos jamones (y se siguen aceptando) y tralarí tralará. No somos un medio serio ni queremos serlo, pese a que hay una gran diferencia entre el cachondeo y mentir o difamar a gente concreta (Scott Lobdell sigue siendo el peor guionista de los últimos treinta años, vaya). Por eso me jode profundamente cuando veo que el autor de un post, de una noticia o de un ensayo pone sus cojones por delante del artículo y dice «eh, con todo el curro que me ha llevado esto, paso de cambiar una puta coma por el hecho de que me haya equivocado». Joder, ¿para qué cojones has escrito el post, para peinarte el vello púbico? ¿De que vale tu post si tiene información errónea? ¿A que viene ese ego perturbado de decir aquello de que «no dejes que la realidad te estropee una buena noticia»?
Hace poco en un artículo sobre el «Robin: Año Uno» pasaba algo parecido a esto, con la diferencia de que el articulista (Gustavo Higuero) tuvo el buen criterio de que cuando uno de los autores -Javier Pulido- le hizo una corrección, el hombre tuvo a bien corregir el post y aquí tan amigos. Sin embargo, en los comentarios la confederación de cuñados de Glorious Godfrey se salió de madre y los egos del personal empezaron a asomar porque «no les gustaba la forma en la que el autor se había expresado». Joder, ¿me lo parece o están diciendo en serio que tienes que pedir permiso para que te acrediten el trabajo de meses? ¡Acreditar a un profesional de forma correcta es algo obligatorio, no una cortesía! Pero parece que a los palmeros no les gusta que corrijan en lo más mínimo a un gurú que, nobleza obliga, ni pidió que le «defendieran» y hasta corrió a corregir su error sin poner pega alguna. Pero vaya, parece que a la gente no le gusta que si ponemos a parir a Rob Liefeld, Rob se presente en los comentarios y se cague en nuestras muelas con todo el derecho del mundo, vaya. Yo lo siento mucho, pero las webs para pontificar me sobran, y los acólitos aún más.
Lo peor es que esta clase de «gregarismo» internetero lo estoy viendo cada vez más, el articulista escribe lo que le da la gana y da igual lo que diga, sus lectores le van a defender. Da igual que sea un calvo gilipollas o un calvo gilipollas con gorro para disimular su calvicie, sus exabruptos siempre serán verdades como puños porque su público en youtube prefiere sus soplapolleces a la verdad (y sí, estoy hablando de Sasel y Jino, pero no les deis ni una visita). Y esto no debería ser así, porque los lectores no le deben nada al blogger o al periodista, si no más bien al revés. Cuando leemos un artículo y nos da una información falsa nos estan perjudicando, porque nos vuelven más tontos, más ignorantes. De nada vale el «esto es gratis, no nos toques los cojones»; ya, es gratis, pero si me engañas me estás perjudicando, ¿cómo cuernos no me voy a quejar?
Últimamente nos hablan mucho de los «medios de desinformación», como si fuera algo nuevo que los periódicos se inventen la realidad cuando gentuza como Hearst ya provocaba guerras hace más de cien años a base de publicar verdades a medias en sus periódicos. Si ya de por sí los bloggers son escoria a la que no hay que tomar en serio, los cuñados de los comentarios son peores todavía, porque en muchos casos no son conscientes de que no estan en la barra del bar y lo que digan tiene consecuencias. Que pensar antes de hablar igual merece un poco la pena, y del mismo modo que estoy un pelín harto de ver a «estrellas» de internet quejarse porque la gente les pone a caldo -si te comportas como un gilipollas la gente te va a llamar gilipollas, apechuga y aprende para la próxima vez que llorar no te va a servir de nada-, también estoy hasta las narices que se les defienda a muerte hasta cuando se equivocan; flaco favor le haces al autor para que mejore y corrija sus errores cuando le das la impresión de que toda critica que le hagan viene por parte de «los malos, la gente chunga de internet, los trolls, los haters». Y es que en esto de internet todos empezamos tan amigos y ahora ya nos ves, todos polarizadísimos y con media red de redes odiando a la otra…