Pues The Strain ha llegado ya a la tercera temporada y más de uno se sigue preguntando como eso ha sido posible. Porque si en las temporadas anteriores nos sorprendíamos de como segía en antena una serie con tantos despropósitos juntos, con una Nueva York que se veía invadida por vampiros y aquí ni el tato hacía nada, en la tercera temporada la cosa ha alcanzado ya todos los límites.
Vamos a ver, ahora mismo la cosa esta tal que así: El gobierno de EEUU sabe que hay vampiros en Nueva York, sabe que son muy contagiosos y hasta sabe que tienen una especie de inteligencia en plan colmena que se mueve detrás de todo esto. Pero en vez de mandar a SHIELD, a la Liga de la Justicia y a los GI JOE, lo que hacen es mandar equipitos de marines que hacen tímidas aproximaciones a los nidos de los vampiros en las alcantarillas de la ciudad, incursiones que fracasan horriblemente al principio de la temporada, por lo que el gobierno decide cargarse el proyecto y dejar que Nueva York siga muriendose de vampirismo. Lo más lógico habría sido evacuar a toda la población y dejar que los vampiros (que no pueden cruzar ellos solos grandes masas de agua) se quedaran en la isla encerrados, porque si son tan idiotas de montar su epidemia en una isla en vez de hacerlo en pleno Washington DC o cualquier ciudad del centro del país que les permita extenderse a lo alto y ancho del continente, se merecen morirse de hambre por flipaos y por creerse lo que dice el cine de que todas las invasiones tienen que empezar por Nueva York.
Mientras tanto, todos esos personajes de los que no entendíamos a santo de qué nos hablaban de ellos en la primera temporada han ido muriéndose sin mucha trascendencia o directamente siguen sin cruzarse con Setrakian y su banda de alegres no-tan-seguidores, como es el caso de Gus, que sigue con su amigo el de la lucha libre mejicana y que se dedica a alimentar a su madre con su propia sangre. Sigo sin saber a santo de qué me han contado la temporada anterior su relación amorosa con la chica hindú aquella o como se le murieron sus amigos en la primera temporada, pero este año supongo que por fín hará algo. Aunque sea morirse.
Por su lado el supuesto protagonista, el Doctor Goodweather, sigue siendo un grano en el culo para el resto del reparto, un borracho que no hace más que liarlo todo y que sólo responde a sus propios intereses. La tercera temporada la ha empezado aliándose con Blade (un Blade muy desmejorado, pero eso es lo que es Quinlan en The Strain) para robar el libro mágico que estaba estudiando Setrakian y que supuestamente era la forma de acabar con todos los vampiros. El problema es que el imbécil de Goodweather lo roba para cambiarlo por su aún más imbécil hijo, ocasión de la que Blade se aprovecha para tenderle a una trampa al lider de los Vampiros malos que, a falta de un nombre molón como Drácula o Deacon Frost, sigue llamando «El Maestro».
Y como podríamos olvidarnos de Dutch, la hacker que en la primera temporada ralentizó internet ella solita hasta dejarla a la velocidad de 1996 y que, tras convertirse en una asesina ninja y liarse con Fett el cazarratas, ahora se ha vuelto con sus amigos gilipollas y se dedica a asaltar pisos. La cosa no es que no haya acabado bien, la cosa es que ha acabado de culo y Dutch ha descubierto una vez más que sus amigos (y ella) son gilipollas, y ahora supongo que le tocará volver a pedirle sopitas a Fett, el cual no ha perdido el tiempo y ya se ha liado con otra tipa que gasta menos dinero en maquillaje para estar guapa.
The Strain es una de esas series tan jodidamente malas, que ha conseguido rizar el rizo y conseguir convertirse en una serie divertidísima en la que lo más divertido es ver a David Bradley interpretando a Setrakian como si fuera el Tío Gilito. Me importa un bledo la trama, el suspense y si el mundo se salvará o acabará lleno de zombies con una lengua de dos metros, lo divertido es ver a Setrakian quejándose de lo imbéciles que son los demás y ver hasta donde llega la estupidez de cada uno de los personajes.