A estas alturas todo el mundo ha debido leer por ahí el rumor de que al actriz Zendaya va interpretar a Mary Jane Watson en Spider-Man: Homecoming, un rumor que para variar ha sido recibido de forma ruidosa por los que no están nada contentos con el casting y con los que lo consideran lo mejor que ha sucedido jamás (porque fanáticos los hay en todos los bandos aunque algunos no lo quieran creer). Una “no-noticia” y polémica que de nuevo ha provocado que defensores de posiciones opuestas se hayan lanzado enajenados al cuello de los otros, una situación que en ocasiones da vergüenza ajena y que me ha llevado a poner por escrito una idea a la que llevaba dándole vueltas bastante tiempo, la de reivindicar el derecho a quejarse sin ser tachado de todo.
Si quejarse es de lo mas sano cuando se hace bien
Quizás primero convendría recordar antes de entrar en materia como todo esto no es más que otro rumor con poca sustancia y al que otras fuentes igualmente “fiables” (o sea nada) desmienten. Otro rumor que se sumaría al extendido hace unos pocos meses y que decía que el joven actor Michael Barbieri iba a interpretar a una versión “blanca” de Ganke (el amigo de Miles Morales) algo que desato las iras de medio Internet hasta que el propio director de la película tuvo que salir a desmentirlo, resultando que ese actor interpreta a un tal Jason que a saber si tendrá siquiera frase en la película o si será solo un personaje de fondo para hacer bulto. Que eso daría para otro artículo, lo fácilmente que se esparcen, y se creen casi religiosamente, cada rumor que se publica en Internet. Pero dejando a un lado la credibilidad del rumor, asumamos por un momento que es cierto ¿Qué puñetas hay de malo en quejarse de ello?
Y durante semanas esto fue una «verdad» incontestable… sigh
Porque algo que leí la semana pasada fue ya la proverbial gota que colmó mi vaso, leer en un foro a alguien afirmando que TODOS los que criticaban este presunto casting lo hacían lisa y llanamente porque eran unos racistas, ya que era mucha casualidad que la gente SOLO se quejase de los castings cuando el actor/actriz en cuestión era no blanco (Antorcha Humana, Heimdall, Nick Furia…). Y no es que yo quiera meterme en la estupidez congénita o la ceguera selectiva de los personajillos que hacen afirmaciones como estas y se quedan tan anchos, pero decir que las quejas se limitan a estos casos es como poco tener graves problemas de memoria o ser un demagogo sin ganas de argumentar.
Porque no se los demás, pero yo soy lo bastante mayor como para recordar como a finales de los 80 había mucha gente que consideraba que Jack Nicholson era demasiado gordo para ser el Joker y Michael Keaton demasiado canijo para ser Batman. He visto a gente poner a parir a Bryan Singer por darles uniformes negros a toda la Patrulla-X y por no teñirle el pelo de negro oscuro a Brandon Routh en Superman Returns o por oscurecer su uniforme, criticar a Hugh Jackman por ser demasiado alto y joven para ser Lobezno y atacar a Snyder por (entre otras cosas) la falta de calzoncillos del uniforme de Superman. Tampoco se han librado de quejas la falta de perilla de Stephen Amell en Arrow, el uniforme de Grant Gustin y su poco rubio pelo, la poca fidelidad de muchísimos de los uniformes de los superhéroes al dar el salto al cine o la televisión o de sus personalidades… Quejas que han existido desde hace décadas y que reducir a quienes las expresan a simples estereotipos dice muy poco a favor de quienes se quejan de estos.
Y sí, es cierto que en algunos casos habrá gente que de verdad sea racista, pero también habrá otros tantos o puede que más, que tengan razones perfectamente válidas. Porque pese a que a muchos parece que no les entra en la cabeza, los cómics han sido siempre un medio visual, uno en el que sus seguidores suelen ser muy fieles a sus personajes favoritos y lo son durante mucho tiempo, por lo que cualquier cosa que se desvíe de la imagen que el personaje de turno haya ha tenido durante décadas va a ser recibido con críticas, sea el color de la piel, el del pelo o el uniforme. Porque a mí que me expliquen cómo es que SIEMPRE es racismo cuando hemos tenido casos como el del Mandarin en Iron Man 3, que fue ampliamente criticado por no ser como en el comic y casos como el de Hugo Strange en Gotham, un personaje que es blanco en el comic y que en televisión fue interpretado por el actor de ascendencia china B. D. Wong y que ha sido aceptadísimo en su papel sencillamente porque sí que se parece al personaje del comic.
Tomemos otro famoso y reciente ejemplo, el remake de Cazafantasmas. Esta película ha sido ampliamente criticada y de nuevo TODOS los que la criticaban lo hacían única y exclusivamente por ser machistas. De nuevo nos encontramos con una ceguera y memoria selectiva que parece olvidar lo bien recibidos que suelen ser los remakes. Recordemos si no las amplias críticas que recibió el remake de Robocop hace un par de años, lo espantosamente mal que han sido recibidos los primeros trailers de los remakes televisivos de Arma Letal y MacGyver, o el cabreo generalizado que recibió el rumor de realizar un remake de Rescate en Nueva York sin contar con Kurt Russell. Curiosamente en todos estos casos nos encontramos con series y películas que en todos los casos conservaban el género y color de piel de los protagonistas de las versiones originales. ¿Aquí también hay racismo y machismo? Porque esto más bien suena a que el público en general no recibe muy bien los remakes de obras populares vengan en el envoltorio que vengan. Pero claro, es más fácil generalizar y quedarse tan ancho.
Una postura que también se da, aunque quizás en menor medida, contra los que en lugar de criticar algo lo defienden. Ahí tenemos de nuevo el tema de Cazafantasmas, donde cualquiera que defendiese la película era considerado feminazi o social justice warrior. Aunque también es cierto que esta era la clase de película que suele atraer a esos «defensores del honor» que de forma fanática y condescendiente defienden todo aquello que ellos consideran que no puede defenderse por si mismo como si estuviesen protegiendo la vida de un ser querido y a quienes parece encantarles enfrentarse contra lo que consideran los males de la sociedad. Porque fanatismos los hay en todas partes y son todos malos.
Pero dejando a un lado lo ridículamente patético de que la inmensa mayoría de defensores y detractores fanáticos manifestaron su postura meses antes del estreno de la película cuando nadie la había visto (un tema que daría para otro artículo, sobre la gente que cree que su opinión sobre algo que aún no han visto/leído vale algo), recordemos que esta postura idiota se dio exactamente igual con películas como Mad Max: Fury Road o Star Wars: El Despertar de la Fuerza. Ambas películas contaron con defensas y ataques que rozaban, y a veces se metían de lleno en ello, en el fanatismo mas absoluto donde incontables personas se dedicaron a etiquetar alegremente al contrario con tal de no tener que escuchar sus argumentos. Una situación que de nuevo demuestra que la generalización es el camino fácil y que ya nadie parece saber tomarse las cosas con algo de calma.
Y ahí está precisamente el problema, en que es fácil, demasiado fácil. Si tú te encuentras en internet (admitámoslo, en el cara a cara estas broncas no suceden tanto) con una opinión contraria a la tuya y aceptas que es una persona con el mismo derecho que tú a tener una opinión, tienes dos opciones, ignorarle (que suele ser lo más sano) o discutir con él y tratar de hacer valer tu punto de vista, pero eso requiere trabajo y esfuerzo. En cambio sí reduces a la otra persona a un estereotipo/etiqueta ya no tienes que esforzarte, esa otra persona es “lo que sea” y su opinión es mierda y no vale nada.
Así nos encontramos con algo que hasta no hace mucho yo solo solía ver en el mundo de la política/deporte, el “hooliganismo”. La gente ya no es gente, si tienes la mala suerte de encontrarte con alguien que opina diferente a ti, y sin ganas o habilidad de argumentar, eres un friki gordo que se ceba a ganchitos de queso, un marvelzombie, dcadicto, machista, feminazi, SJW, racista, homófobo, gamergater, facha, rojo… O por resumirlo con una palabra que cada vez se está utilizando más, eres un “Hater”.
Esta reducción del contrario a una etiqueta, una moda que cada vez se está extendiendo más, está matando el debate en Internet, ya que con esta postura tan radical que roza el fanatismo los “etiquetados” se están dividiendo en dos bandos con pocas ganas de debatir. Por un lado tenemos a los que prefieren abstenerse de dar su opinión en público sobre cualquier tema que pueda resultar polémico, o al menos no darla cuando esta es negativa, por miedo a ser estigmatizados y/o lapidados públicamente. Recordemos si no lo que le paso a todo el que se atrevió a defender públicamente el trabajo de Nick Spencer con Steve Rogers, que automáticamente se convertía en un defensor del nazismo, o como cualquiera que se atreviese a decir que era lógico que Marvel/Netflix hubiese contratado a un actor blanco y rubio para interpretar a Puño de Hierro era un racista.
Pero por otro lado tenemos a los que reaccionan de una forma más visceral y al ver como cualquier intento de defender una postura contraria a la del interlocutor de turno solo obtiene por respuesta un nuevo etiquetado en la línea de “tu opinión no vale nada porque eres XXXXX” reaccionan a la defensiva intentando soltar un exabrupto más gordo del que le han lanzado a ellos (algo que no puedo justificar del todo pero que comprendo perfectamente), desembocando en una escalada de insultos que entierra cualquier opinión legitima que alguien pudiese tener. Todo ello ha conseguido que debatir sobre casi cualquier tema sea como pasear por un campo de minas y que cada vez que salta una nueva polémica, artificial o no, den ganas de cerrar el navegador y dedicarse a otra cosa.
Y lo más paradójico de todo esto es que en demasiadas ocasiones la gente que se queja de algo que no le gusta pasarían prácticamente desapercibidos de no ser por… la gente que se queja de ellos. Esto es algo que también todos hemos visto en demasiadas ocasiones y que de nuevo se ha repetido con el caso que dio pie a este artículo, el presunto casting de la actriz Zendaya como Mary Jane. Un caso con el que me he encontrado innumerables artículos de opinión, mensajes en redes sociales y en foros de gente quejándose de quienes criticaban el casting o peor, quejándose de los que seguramente pronto empezarían a quejarse del mismo, mientras que gente quejándose del casting encontré poquitos, exactamente lo mismo que sucedió con el tan polémico caso de Cazafantasmas, donde los defensores de la película se convirtieron en el principal altavoz de los detractores. Una situación que por una mezcla de oportunismo (demasiados blogs viven de exacerbar polémicas a ver si con eso sube el contador de visitas) y de fanatismo a la hora de defender la postura propia consiguen que lo que podría haber sido una situación minoritaria parezca desproporcionada por la relevancia que ellos mismos le dan y a los que les convendría relejarse un poco con tanta crítica hacia los críticos.
Por ello desde aquí queremos reivindicar el derecho a quejarse, el derecho a decir lo que opinas y a defender tu postura (siempre que esta sea razonada) sin convertirte en el blanco de las iras de toda esa gente que no quiere tomarse la molestia en argumentar y prefieren marcar al contrario con una suerte de “letra escarlata virtual” que les evite la “molestia” de defender su postura con argumentos o aceptar que hay gente que tiene una opinión diferente y tan válida como la suya. Por ello -y convirtiéndome en un hipócrita por un momento- yo también voy a generalizar para afirmar que cualquiera que rebata los argumentos de otro reduciéndole a una etiqueta es un gilipollas.