Pues sí que deberían ilegalizarla cual grupo terrorista, porque a estas alturas de la película la feria del videojuego que antaño servía para presentar las novedades del mundillo ahora sólo sirve para mentir y engañar al consumidor. ¿Y que hay peor que jugar con las ilusiones de los niños, o de los que todavía se ilusionan como tales? ¿El ébola, la malaria, el dengue y el zika? No, ¡el puto E3 es peor que el SIDA y el cáncer!
El E3 empezo como las otras ferias del entretenimiento electrónico de las que no se acuerda nadie, como el ECTS o el CES de Las Vegas (aunque ese se sigue celebrando para presentar coches y teles), pretendiendo romper con todo lo anterior y contar las novedades más modernas para el próximo año. Para entendernos, tenía una aproximación muy parecida a las pasarelas de moda, enseñando lo que se iba a llevar el año que viene y lo que te tenía que gustar. Para ello se hacía hincapié en las consolas y los juegos, porque al fín y al cabo era un chiringuito montado principalmente por Sega y otros fabricantes de consolas que creían necesitar una plataforma más centrada en las consolas y menos en los reproductores de LaserDisc del CES. El primer E3 se llevaría a cabo en 1995 para arropar el lanzamiento de la Saturn, pero Nintendo decidió sacar un engendro electrónico llamado VirtualBoy para robar la atención de los medios y Sony presentó un trasto inútil llamado Playstation; queda claro que desde su concepción los E3 ya han venido acompañados de polémicas y de brindis a la galería como el de Nintendo al presentar su peor consola de la historia solo para figurar en la feria. Y espera que aquí no acaba la cosa…
Porque Sega va decidida a petarlo en el E3 y decide lanzar por sorpresa la Saturn en EEUU, una consola que apenas tiene juegos en ese momentoy los que hay son sacos de bugs como fueron el primer Virtua Fighter o una demo técnica de poping como el Daytona USA. Por su parte Sony presenta juegos mediocres como Tekken (esto lo admiten hasta los fans, la serie no arrancó hasta Tekken 2/3), olvidables como D o clásicos como Ridge Racer, pero no sacaría la consola a la venta hasta meses más tarde y precisamente por eso acabaría quedándose con el mercado americano.
1996 es el año de la sobriedad, con una Nintendo que hizo las cosas bien y se limitó a presentar Nintendo 64 con el Super Mario 64, sin florituras extrañas. Por su parte Sony empieza a presentar juegos decentes como Resident Evil y un juego en el que Aeris no resucita te pongas como te pongas, mientras que Sega presenta su mando analógico y Nights into Dreams, uno de los pocos juegos decentes de Saturn que tuvo algo de publicidad. Pero lo más grande se movería en PC con las presentaciones de Starcraft, Total Annihilation, Unreal, Tomb Raider… El PC empezaba a despegar como plataforma de juegos y las primeras tarjetas aceleradoras 3D iban levantando la plataforma por encima de las nuevas consolas. Nuestros bolsillos lo iban a lamentar…
Los dos siguientes años la feria intentó disimular y parecer algo lógico y cabal, centrándose en los videojuegos y dejándose de florituras de hardware. Cierto es que por cada Legend of Zelda 64 o Jedi Knight había un Daikatana o un Superman 64, pero durante estos años el E3 empezó a parecer algo decente y no una feria de vendedores de aceite de serpiente. Para 1999 y con el dominio de la Playstation, tanto Sega como Nintendo presentaron nuevas consolas y hasta Microsoft presentaría la suya un año más tarde a la vez que Sony desvelaba la Playstation 2; son los años de la muerte de Dreamcast (2002) y el dominio absoluto de las consolas en la feria, con lo que el papel del PC iría disminuyendo en la misma hasta practicamente desaparecer.
Es una época en la que la cordura ya desaparece por completo y la presentación de los juegos se hace en las ferias de los fabricantes y no en presentaciones individuales, con lo que montones de títulos son presentados como exclusivos de una plataforma para que días más tarde se descubra que la exclusividad no es tal; cualquier golpe de efecto valía para «ganar» la feria. Las exclusividades temporales y de última hora empezaron a aflorar, y curiosamente estas se solían presentar en estas ferias. Para cuando llega 2005 y los primeros DLCs es en el E3 donde se empiezan a oir conceptos como «DLC exclusivo» o de DLCs que salen un mes antes en una plataforma y luego en las siguientes. Se convierte todo en un evento en el que se enseña músculo de cara a la galería, y por internet se empieza a extender más y más la idea de que son «eventos fanboy». El desprestigio total de la feria se lleva a cabo cuando las compañías empiezan a mostrar experimentos en hardware cada vez más extravagantes como Kinect, Move o el único que tuvo éxito, la Wii.
El año pasado la conferencia de Microsoft se diluyó entre promesas de una nube maravillosa que potenciaría todo y una megaconferencia de Sony con la que supuestamente ganó el E3 al presentar tres títulos: Shemnue 3, Final Fantasy VII Remake y The Last Guardian. El primero acabó siendo la presentación de un Kickstarter, el segundo es un juego episódico cuya primera parte no parece que vaya a salir hasta el año que viene o el siguiente y el tercero es un título que Sony lleva presentando desde 2006 y que lleva camino de tener un desarrollo más tortuoso que Duke Nukem Forever. Seamos claros, ya no se presentan apenas juegos que vayan a salir este año; los tiempos de desarrollo son los que son, y aunque Bethesda te pueda presentar un Fallout 4 seis meses antes del lanzamiento, la realidad es que la existencia del juego era un secreto a voces e internet se había llenado de filtraciones. A fecha de hoy el E3 sólo sirve para trollear al consumidor, para presentar juegos que saldrán dentro de años o que directamente no saldrán. El que los desarrollos sean tan largos hace que la presentación de las nuevas consolas en el E3 haya pasado a la historia, porque al final todas las desarrolladoras llevan ya un par de años programando juegos para el lanzamiento y algún aguililla siempre se salta la NDA.
Así que lo único para lo que sirve el E3 es para prometer cosas que en el peor de los casos no saldrán y para ver el lamentable estado de la prensa de videojuegos a nivel internacional, con supuestos periodistas gritando cual fan de Justin Bieber porque se ha presentado tal o cual juego por el que mojaban los pantalones cuando eran críos. O lo que es peor, porque Microsoft les ha regalado una consola a todos los asistentes de la feria. Y no os creáis que entre los consumidores está la cosa mejor, porque dejando de lado a los que juran fidelidad a una marca y odio eterno a la competencia, también están los que asisten con fervor religioso a las conferencias y se quejan amargamente a las webs de noticias porque consideran que anunciar tal o cual juego antes de la conferencia es «un spoiler»; es como si te pones a ver un discurso de Mariano Rajoy y te quejas a la web de El País porque adelanta que Mariano va a decir que va a subir otra vez el IVA. Es un espectáculo entre lo surrealista y lo bochornoso, pero por cosas como esta y teniendo en cuenta que a través de internet ya nos informamos más que suficiente, creo que estas ferias ya no tienen más sentido que el de darle visitas a ciertas webs de videojuegos en una época del año en la que la gente esta pensando más en las vacaciones que en a que va a jugar en navidades… O más bien, dentro de dos años. En fín, que feliz trolleo y días locos para todos, porque al fín y al cabo los que realmente disfrutan estos días como enanos son los trolls de internet, que como nada consiguen su objetivo con los irascibles «gamers»…