Ya no es Masacre, es Deadpool. Recuerdo la primera vez que me interesé por el personaje, allá por 1996 cuando Marvel sacó la serie regular del personaje con Joe Kelly. Me había perdido su primera aparición y sus series limitadas, básicamente porque en aquel momento (más o menos como hoy) todo aquello que salía de la mente enferma de Rob Liefeld era como meterse estramonio en vena. Pero el personaje fue creciendo y creciendo en éxito, y ahora por vuestra culpa un personaje creado por Rob Liefeld tiene una de las películas más taquilleras de 2016. Os odio.
Deadpool es la historia de amor de Ryan Reynolds con el personaje, al que ya interpretó en Wolverine Origins a pesar de que lo que salía en esa película se parecía más a un hijo Bastardo de Nuke con el Superadaptoide que a Masacre (perdón, Deadpool). Tras el merecidísimo fracaso de esa película, Reynolds y los guionistas de Zombieland Rhett Reese y Paul Wernick se conjuraron para sacar adelante una película que hiciera justicia al personaje. Han costado siete años y el batacazo indecente de Reynolds con Green Lantern para que la Fox -esos que saben- decidieran financiar el proyecto con menos de la mitad de lo que costó Fantastic 4 y la cuarta parte de lo que costó X-Men: Days of Future Past. Pero la pregunta es, ¿merece la pena lo que vamos a ver?
La respuesta es que sí, es una película que te hace pasar un buen rato. Se nota tremendamente lo escaso del presupuesto (los efectos especiales de Coloso son para llorar, en serio) y casi todos los planos son muy muy cerrados con la intención de gastar el menor dinero posible. Vamos, que está claro que estos son superhéroes low cost, y que para colmo de males el director es el propietario de la empresa de efectos especiales principal de la película (con lo que habrá racaneado lo más grande), el protagonista ha cobrado muy por debajo de su salario habitual y en general… ¡Es que la película está tremendamente comprimida! Que no digo que le falten planos (que no, que todo queda muy bien explicadito) pero conocer un poco mejor a los personajes y su motivación no iría mal…
Y es que Coloso es una parodia del Capitán América y demás «prototipos héroes» (es ruso y metálico, el resto de parecidos son pura coincidencia) y la Quinceañera Negasónica Cabeza Núclear la única muestra que da de su personalidad a lo largo de toda la película es un claro desprecio a todo su entorno. El resto de personajes andan más o menos igual, los malos son muy malos y son hijoputas porque sí, Vanessa es una tipa simpática que no deja de ser «la chica» a secas y en general todos los demás están ligeramente esbozados porque el personaje principal es Wade Wilson y él es el único que debe hablar, moverse y todo eso. Porque a lo largo de la película se nota el tremendo miedo al fracaso de todo este proyecto, con lo que el guión trata de machacar la cuarta pared por activa y por pasiva para recordarnos que Masacre es distinto, es especial y es Ryan Reynolds.
A estas alturas del texto alguno ya habrá bajado la vista a los comentarios para empezar a llamarme de todo porque Deadpool es el puto amo y nadie se mete con mi película favorita para los próximos cinco minutos hasta que llegue Civil War (o peor, Batman V Superman). Así que como a esos ya les he hecho rabiar diciendo lo que había que decir, tengo que reconocer que aunque haya algunos chistes que repiten demasiado, yo me he reido y me he pasado un buen rato. Que el personaje de Wade está bien retratado porque al fín y al cabo esto se enmarca más bien en las primeras series limitadas del personaje y apenas se toca siquiera la etapa de Joe Kelly, con lo que Masacre (con perdón) todavía no ha llegado a ser todo lo enajenado que nos gustaría. Todo esto por no hablar de que…
Al final hay un final feliz y Wade vuelve a reunirse con Vanessa, queriéndose como la trucha al trucho. Esto no me ha molestado (ni tampoco todo el pastelón entre ambos a lo largo de la historia, al fín y al cabo es la motivación principal de Deadpool) pero hace que tenga miedo respecto a la secuela. Que me aterrorice ante la perspectiva de que, como decía Alex de la Iglesia, casi todas las películas americanas tengan el argumento de chico conoce a chica y al final se enamoran. Pero es que en una continuación Wade tendrá un «ancla de cordura», y el personaje como mejor rinde es como un chiflado que se pasa el día haciendo el gañán, un tio patoso que la caga cuando trata de hacer lo correcto y que es la criatura del caos que se vió en la etapa de Daniel Way.
Pero supongo que sólo hay que esperar un par de años o así para ver a dónde nos lleva todo esto, porque con el exitazo que ha tenido esta película la secuela está asegurada (si es que antes no sale X-Force, también con Wade). Lo que más me duele de todo esto es que se perderá para siempre la traducción española, «Masacre», justo cuando en EEUU ha aparecido la versión mexicana de Deadpool haciéndose llamar Masacre…