Otro año más y otro Assassin’s Creed realizado por 800 personas repartidas por estudios de medio mundo. Aunque claro, igual hasta es apropiado que el juego haya sido creado de forma industrial si se ambienta en el Londres de la revolución industrial…
Chorradas aparte, Assassin’s Creed Syndicate nos cuenta la historia de Jacob e Evie Frye, los hijos de una pareja de asesinos que murieron gracias a las maquinaciones perversas de los templarios londinenses y que viajan a la capital del Imperio Británico para esclarecer las circunstancias de dicha muerte y vengarla si se presenta la oportunidad. Lo importante todo esto es que ahora podremos alternarnos entre dos personajes con sus propias ramas de talentos, con lo que podremos personalizarlos marginalmente y especializarlos en sigilo o combate según nos convenga. Lamentablemente para cuando tengamos a los dos personajes a nivel alto los dos serán prácticamente iguales, con lo que la única diferencia entre los dos serán un par de habilidades pasivas únicas de cada personaje. Vamos, que para hacer esto habermelos puesto igualitos desde un principio y en paz.
Pero el gran protagonista del juego es la ciudad, y en este tenemos una recreación del centro de Londres que es todo un portento gráfico igual que el que teníamos en el París de Unity. Algunos dicen que en este juego las calles están menos concurridas, pero también hay que tener en cuenta que en este caso tenemos calles más anchas y con carruajes, con lo que la carga poligonal sigue siendo bastante alta. Es más, sigue habiendo grandes aglomeraciones de gente en ciertos lugares aunque nunca al nivel de las de las ejecuciones de la Revolución Francesa (ni falta que hace).
A estas alturas creo que empieza a quedaros claro que Assassin’s Creed Syndicate no es la entrega de la serie que va a solucionar todos sus males, sólo una mejora marginal respecto a lo que el año pasado nos tanto nos horrorizó en AC: Unity. Ahora tenemos algo más «jugable», pero seguimos sin tener un control satisfactorio sobre nuestro personaje al nivel de lo que teníamos en las entregas de la generación anterior. Y es que el desplazamiento de nuestro personaje por los tejados de Londres en este juego sigue sin estar al nivel de lo que vimos en AC: Rogue, un juego del que deberían haber tomado mucha más nota en vez de tratar de mejorar lo que tan poco nos gustó en Unity.
Pero claro, UbiSoft se gastó una pasta en un nuevo motor de nueva generación para Unity, y conociendo como funciona esto del desarrollo de videojuegos me da que hasta dentro de dos o tres años no vamos a ver algo que se controle de forma radicalmente distinta (y satisfactoria). Eso sí, en esta entrega el combate se ha arreglado un poco a costa de simplificarlo tremendamente, con lo que a poco que subamos de nivel a nuestro personaje las cosas se pondran insultantemente fáciles; en esencia es el mismo sistema de combate de los Batman Arkham, con un botón de ataque, otro de defensa y otro de «gadgets», con la diferencia de que en este caso es más simple y se tiende a machacar el boton de ataque y de vez en cuando el de defensa, porque no hay ninguna necesidad de ejecutar complicados combos ni gaitas.
Y las misiones vuelven a ser las mismas de Unity e igual de sosas, con persecuciones «en stealth» igual de tediosas y abundantes, aunque en este caso se le añade otro «prestamo» de Batman y su grappling hook, con lo que ahora podremos ir lanzando el gancho de tejado en tejado como si esto fuera Gotham. Nunca será tan rápido como ir en carruaje, pero supongo que la idea era que el gancho nos hiciera sentir como el Batman de Gotham by Gaslight.
Una mecánica nueva para misiones es la de «secuestrar», agarrar a un NPC por la espalda y obligarlo a moverse por una zona hasta meterlo en un carruaje, una idea que en principio esta bien pero de la que el juego abusa lo más grande, con lo que acaba hartando. Y ése es precisamente el problema principal del juego, que nos hace repetir las mismas actividades una y otra vez hasta acabar hartándonos. Si sumamos a eso que la historia es tremendamente escasa y limitada y que, aunque los protagonistas han mejorado bastante respecto al episodio anterior carecen del carisma de un Ezio o un Edward Kenway, tenemos un juego que aburre y ni de lejos llega a alcanzar todo su potencial, siendo otra oportunidad desaprovechada para la serie. Y es que se te cae el alma a los pies cuando ves una ambientación tan buena tirada a la basura de esa forma, con apariciones marginales de Dickens, Darwin o la Reina Victoria y prescindiendo completamente de casi todos los personajes de la época. Que sabemos que Sherlock Holmes o Phileas Fogg son personajes de ficción, pero queremos a los personajes que «los inspiraron». Que la conspiración de templarios y asesinos nos saca siempre chismes la mar de locos, queremos un poco de steampunk desquiciado, ¡queremos el Nautilus reventando barcazas por el Támesis!
Pero como os decía, Assassin’s Creed Syndicate es un juego hecho en plan industrial, y eso se traduce en la repetición machacona de mecánicas, situaciones y un encorsetamiento que no nos lleva a ningún lado a estas alturas. Más vale que UbiSoft espabile, porque tantos patinazos seguidos no nos están llevando a nada bueno y a poco que alguien saque un sandbox «de época» con un poco más de chispa, su serie estrella se va a ir por el mismo camino por el que se fué Watchdogs…