Encontrar miniseries decentes de Secret Wars a veces parece como buscar una aguja en un pajar en el que alguien se ha cagado. Si, con paciencia es posible encontrar algo decente que leer, a veces incluso bueno, pero lo habitual es que acabes tocando mierda. Pero por difícil que sea (que le voy a decir a Diógenes, que no solo se lee la mierda sino que le toca reseñarla) de vez en cuando se encuentran cosas que valen mucho la pena leer. Ese es el caso del Weirworld de Jason Aaron y Mike Del Mundo, que nos traen no solo la que debe ser una de las historias más extrañas del evento, sino una en la que los autores están realizando una labor de arqueología encomiable recuperando personajes que ni yo recordaba que existían y haciendo con ellos una divertida y a ratos épica (si, este es el Jason Aaron bueno) historia.
Arkon el Bárbaro, señor de los señores de la guerra, el más grande de los guerreros de su mundo, líder absoluto de Polemachus… está perdido. Arkon ya no sabe si lleva meses, o incluso años, vagando sin rumbo por un extraño mundo que parece cambiar a cada paso y que esconde una amenaza en cada esquina, Weirworld. Su desesperada e infructuosa búsqueda de un camino que le lleve de regreso a su hogar le ha llevado a tal estado de desesperación que incluso se plantea rendirse y dejarse derrotar. Pero su orgullo de guerrero es demasiado grande y escapara de Weirdworld o morirá intentándolo, algo que no le pondrán fácil ni los extraños compañeros de viaje que encuentre en su camino (sacados de lo más oscuro de la historia de Marvel) o la cruel e implacable Baronesa del más extraño de los reinos de Battleworld.
¿Alguien recuerda cuando Jason Aaron escribía apasionantes historias con momentos épicos y protagonistas que no parecían caricaturas? ¡Pues ha regresado! Se ve que el estar metido en un evento en el que parece que cada autor hace lo que le da la gana y en el que se ha podido soltar sin tener que contentar a ningún sector concreto del público le ha permitido volver a ser el que era. La tragedia de este desesperado Arkon, su impotencia por ser incapaz de regresar a su reino y su frustración al enfrentarse a una situación en la que el propio mundo en el que está atrapado parece su enemigo, es palpable en cada página. Y si la situación es extraña y desesperada no lo son menos los secundarios, tanto aliados como enemigos, que Aaron ha rescatado de lo más recóndito de la historia de Marvel y retrata aquí de una forma casi desquiciante. Definitivamente da gusto verle de nuevo en forma y ayuda a tener confianza en su próximo trabajo encargándose del Doctor Extraño.
Pero si Jason Aaron está en buena forma, Mike Del Mundo es la autentica estrella de este comic. Yo ya había podido disfrutar de su trabajo, quedándome con la boca muy abierta, en la tristemente cancelada serie de Elektra, pero lo que ha hecho aquí es impresionante. Enfrentarse a la tarea de reflejar sobre el papel un mundo tan extraño y cambiante poblado por seres no menso extraordinarios y variados, es algo de lo que no todos hubiesen sido capaces de salir bien parados, pero Mike Del Mundo lo hace con una aparente facilidad pasmosa. Monstruosas criaturas, extrañas civilizaciones y un paisaje que cambia casi a cada página, nada de lo que se encuentra Arkon en su viaje parece entrañar dificultad alguna para Del Mundo, quien no solo refleja a la perfección lo extraño y grotesco de Weirdworld, sino que lo hace sin necesidad de sacrificar un ápice la expresividad de los personajes. Por entretenida que sea la historia, está claro que sin Mike Del Mundo a Bordo estaríamos hablando de un comic completamente distinto.
Weirdworld es divertida, diferente y visualmente espectacular, y tanto le ha debido gustar al público que será una de las series que continúe tras finalizar Secret Wars aunque con algunos cambios en ella. Arkon cederá el protagonismo a una adolescente de la tierra que se ve atrapada allí, y pese a que Mike Del Mundo seguirá encargándose del dibujo de la serie, Jason Aaron cederá la labor de guionizar el comic a Sam Humphries, algo que con su curriculum no me acaba de dejar demasiado tranquilo y me hace pensar que a lo mejor tenemos que acabar conformándonos solo con el dibujo…